Marcados por el Ej¨¦rcito
El presidente y su 'n¨²mero dos' sufrieron la represi¨®n militar - El l¨ªder de la oposici¨®n tuvo que exiliarse
La dictadura brasile?a (1964-1985) golpe¨® sin clemencia a decenas de miles de personas a lo largo y ancho de la geograf¨ªa brasile?a. Los historiadores llegan a la conclusi¨®n de que el golpe de Estado ejecutado la noche del 31 de marzo de 1964, que destituy¨® al presidente Jo?o Goulart, tuvo el apoyo de Estados Unidos en el marco de la Guerra Fr¨ªa y de su campa?a internacional para frenar el avance del comunismo en el mundo.
Muchos de los que padecieron el azote del r¨¦gimen castrense son hoy rostros conocidos de la vida p¨²blica brasile?a: desde el propio presidente, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, que durante sus a?os como l¨ªder sindical sufri¨® en su propia carne la maquinaria represiva, hasta los compositores e int¨¦rpretes Caetano Veloso, Gilberto Gil y Chico Buarque de Hollanda, que no tuvieron m¨¢s remedio que abandonar el pa¨ªs para evitar sumarse a la prole disidente hacinada en las prisiones. Caetano y Gil, aparte del exilio, tambi¨¦n experimentaron las inclemencias de la c¨¢rcel durante un par de meses.
"Recib¨ª descargas en los pechos, la vagina y en la boca", dice una v¨ªctima
Las dos personas que casi con toda seguridad se disputar¨¢n la Presidencia brasile?a en las elecciones que se celebrar¨¢n en octubre de 2010 tambi¨¦n estuvieron en el punto de mira de la dictadura: el socialdem¨®crata Jos¨¦ Serra y la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) y mano derecha de Lula, Dilma Rousseff.
Del primero se cuenta que se autoexili¨® junto al primer grupo de personas que abandon¨® el pa¨ªs, y que s¨®lo regres¨® a Brasil cuando se minimizaron los riesgos de ser detenido. Rousseff, sin embargo, form¨® parte del n¨²cleo duro de la disidencia y permaneci¨® en el pa¨ªs hasta las ¨²ltimas consecuencias.
El periodista brasile?o Luiz Maklouff Carvalho narra aquella ¨¦poca de la actual ministra de la Casa Civil en dos extraordinarios ensayos period¨ªsticos publicados este a?o en la revista carioca Piau¨ª. Seg¨²n Maklouff, que nutre su investigaci¨®n de una larga lista de conversaciones con las personas que formaron parte del c¨ªrculo ¨ªntimo de Rousseff, la ministra comenz¨® a militar en el grupo armado Comando de Liberaci¨®n Nacional (COLINA) poco despu¨¦s de la instauraci¨®n del r¨¦gimen militar en 1964.
Aunque Dilma Rousseff fue instruida en el uso de armas, explosivos y t¨¦cnicas de enfrentamiento con la polic¨ªa, se limit¨® al transporte de armamento, municiones y dinero, y a la participaci¨®n en las reuniones de la c¨²pula del COLINA y, posteriormente, del grupo Vanguardia Armada Revolucionaria-Palmares.
Los informes que circulaban en los cuarteles dec¨ªan que Dilma Rousseff era una "antigua militante de grupos subversivos-terroristas y uno de los cerebros de los planes revolucionarios puestos en pr¨¢ctica por las izquierdas radicales", desvela Maklouff. Al parecer, los militares de la ¨¦poca tambi¨¦n la bautizaron como la Juana de Arco de la subversi¨®n.
Tras ser detenida inesperadamente en el centro de S?o Paulo en una emboscada urdida por polic¨ªas de inc¨®gnito, Rousseff fue torturada durante d¨ªas con m¨²ltiples t¨¦cnicas, como descargas el¨¦ctricas y golpes con palos. Nunca desvel¨® lo que sab¨ªa sobre la organizaci¨®n en la que militaba. La hoy n¨²mero dos del Gobierno brasile?o pas¨® casi tres a?os en la c¨¢rcel y a finales de 1972, tras haber perdido diez quilos de peso, fue puesta en libertad. "Nadie sale de algo as¨ª sin marcas", le confes¨® al periodista. "Un a?o despu¨¦s de salir de la c¨¢rcel ten¨ªa el tiroides completamente reventado. Fue la manera en que mi cuerpo reaccion¨® a todo aquello", explic¨®.
La fundadora y actual presidenta del Grupo Tortura Nunca Mais, Cecilia Coimbra, de 68 a?os, permaneci¨® detenida junto a su marido entre agosto y noviembre de 1970. Coimbra no militaba en ning¨²n grupo armado, aunque en su apartamento de R¨ªo de Janeiro acostumbraba a recibir y dar refugio a amigos que pertenec¨ªan al Movimiento Revolucionario 8 de octubre (MR8). Durante un registro de su vivienda, la polic¨ªa encontr¨® documentos relacionados con el secuestro del embajador de Estados Unidos en Brasil.
Cecilia y su marido fueron llevados a un centro de detenci¨®n y tortura, y su estremecedor relato, narrado entre l¨¢grimas, es el siguiente: "Fuimos incomunicados. Recuerdo los gritos del coronel pregunt¨¢ndome: 'Puta, ?con cu¨¢ntos has follado?' Desnuda y con el cuerpo mojado, recib¨ª descargas el¨¦ctricas en los pechos, en la vagina y en la boca. Nunca olvidar¨¦ cuando me tumbaban en el suelo, boca arriba y amarrada, y me pasaban por todo el cuerpo una cr¨ªa de cocodrilo. Tambi¨¦n fue muy fuerte ver a mi marido desnudo y recibiendo descargas el¨¦ctricas. Lo hac¨ªan para forzarme a hablar, pero nosotros no ten¨ªamos nada que contarles. Las torturas duraron 15 d¨ªas ininterrumpidos".
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