El matadero espera a la vaca catalana
Los due?os de las ¨²ltimas 400 reses de una raza aut¨®ctona las sacrificar¨¢n si no reciben ayuda de otros ganaderos
Marc Ferret silba. El pienso est¨¢ listo. Los animales corren hacia la cancela. Pero una res no puede esperar m¨¢s y brinca. Las patas delanteras pasan limpiamente por encima de la valla, pero la panza da con la verja. En su desespero por llegar a la comida, se ha cargado un trozo del cercado. La vaca del macizo de la Albera es as¨ª, una salvaje. Y m¨¢s a¨²n si tiene hambre.
Estos animales negros y marrones, con cuernecillos en media luna, canijos y tozudos est¨¢n en grave peligro de extinci¨®n. S¨®lo quedan 400 en la finca Baussitges, en Espolla, la comarca gerundense del Alt Empord¨¤. Y sus due?os est¨¢n hasta el gorro. Se gastan cada semana 3.000 euros en ese pienso que hace correr desesperados a los bovinos. En las m¨¢s de 2.000 hect¨¢reas de la finca no hay suficiente vegetaci¨®n para alimentarlas. "En febrero tienen que estar fuera las vacas", amenaza la propietaria, Marta Carola, de 45 a?os. Si entonces otros ganaderos no aceptan llevarse al menos la mitad de las 400 reses, ir¨¢n al matadero.
La baja producci¨®n de carne y leche de la especie de la Albera no cubre el pienso
Hace ya cinco a?os que los Carola se quejan de que no pueden mantener a la vaca. El animal no produce suficiente carne (son flacas y hay que alimentarlas un 30% m¨¢s que a otra res) y no da leche, s¨®lo la justa para alimentar a los terneros, que adem¨¢s se venden baratos, a unos 200 euros. Su ¨²nica utilidad es desbrozar y evitar as¨ª incendios, lo que no quita su valor como especie aut¨®ctona.
La vaca de la Albera es una de las tres razas t¨ªpicas catalanas, datada por primera vez en 1868. La dominante es la vaca bruna del Pirineo, que desciende de la pallaresa, de la que s¨®lo quedan unas 18. La mezcla acab¨® con ella. La res alberesa est¨¢ en grave peligro de extinci¨®n, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO). El n¨²mero de ejemplares no ha dejado de descender. En 1990 quedaban seis reba?os con 900 hembras y 6 toros. Y ya entonces la FAO consideraba que la raza estaba en peligro.
Con estos datos sobre la mesa, la Diputaci¨®n de Girona se ha propuesto evitar la desaparici¨®n de la raza. Su intenci¨®n es organizar un plan de actuaci¨®n en tres fases. La primera, buscar otras explotaciones que quieran las vacas. "Ya tenemos cinco propietarios interesados", asegura Josep Maria Dilm¨¦, el ingeniero agr¨®nomo de la Diputaci¨®n que lleva el caso. Las fincas en cuesti¨®n est¨¢n en las Gavarres, la Garrotxa y el Ripoll¨¨s.
Pero Marc y Marta se muestran algo esc¨¦pticos. La Diputaci¨®n todav¨ªa no ha conseguido financiaci¨®n para el proyecto. El dinero servir¨ªa para pagar parte del vallado a los ganaderos. Es un requisito obligatorio para controlar a los animales y no es barato: un kil¨®metro de cierre cuesta entre 1.200 y 1.800 euros. Adem¨¢s, hace falta un cobertizo, una manguera de manejo y puntos de agua. Una vez con las vacas a salvo, se buscar¨¢ una forma eficiente de engordar a los terneros y se crear¨¢ una marca ecol¨®gica y de calidad.
El proyecto se llevar¨¢ a cabo bajo el paraguas de la Associaci¨® Baussitges Vaca de l'Albera. La finca se queda la propiedad de las vacas, pero cede los derechos y las subvenciones a los ganaderos. ?stos a su vez se responsabilizar¨¢n del libro geneal¨®gico de la raza, que controla su evoluci¨®n. "Nosotros no ganamos nada. Todo hasta ahora ha sido por amor a la vaca", puntualiza Marta. Marc asiente. Dilm¨¦ aporta su grano de arena: "Si alguien quiere quedarse con alguna, que me llame al 972 47 24 67".
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