Aventuras pamperas

A la sombra de sus vecinos -Argentina y Brasil- y enmarcado entre las dulces aguas del inmenso r¨ªo de la Plata y las hermosas playas de su litoral atl¨¢ntico, Uruguay y su inabarcable pampa se enmarcan entre las tierras olvidadas del cono sur americano. Una baja densidad de poblaci¨®n propicia que la mayor parte de los entornos naturales se conserven en buen estado. Su clima c¨¢lido y la diversidad biol¨®gica lo convierten en un destino perfecto para el disfrute de la naturaleza. Y la primavera austral (desde octubre y hasta diciembre) convierte los humedales, palmares y llanadas pamperas en aut¨¦nticos vergeles de vida silvestre.

01 Cisne de cuello negro

En el departamento de Rocha se encuentra uno de los espacios naturales m¨¢s fascinantes: Los Ba?ados del Este, donde habitan m¨¢s de cuatrocientas especies de aves. Aqu¨ª se hallan las lagunas y l¨¢minas de agua que dan vida a uno de los humedales mejor conservados del continente, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1976. En sus 200.000 hect¨¢reas se cobijan las lagunas de Rocha, Garz¨®n, Jos¨¦ Ignacio, de las Nutrias, de Castillos, Mer¨ªn y Negra, de las que las tres primeras dan forma a un parque nacional lacustre. Aqu¨ª se reproducen el cisne de cuello negro, que mantiene la mayor colonia del mundo, el ganso coscoroba o la garza mora, pero tambi¨¦n acoge emigrantes invernales, como el chorlo dorado, que recorre 15.000 kil¨®metros desde las latitudes ¨¢rticas donde tiene su ¨¢rea de nidificaci¨®n. En este lugar tambi¨¦n sobrevive un bosque de omb¨²es, uno de los ¨¢rboles primigenios de la Am¨¦rica austral, y llanuras pobladas de palmeras buti¨¢ que se convierten en paisajes m¨¢gicos moteados de caballos y vacas.

El r¨ªo Queguay, en el departamento de Paysand¨², es otra muestra de la calidad medioambiental del pa¨ªs, con bosques ribere?os que albergan m¨¢s de 150 especies de aves, adem¨¢s de mam¨ªferos como lobitos de r¨ªo, carpinchos y guazubir¨¢s.

02 A 12 millas del cabo

Otra propuesta ineludible para los entusiastas de la naturaleza se encuentra en la costa y agrupa los parajes de Cabo Polonio, Aguas Dulces y Punta del Diablo, aut¨¦nticos tabern¨¢culos para los ecologistas uruguayos, a los que se llega a trav¨¦s de las Dunas del Polonio, declaradas Monumento Natural de la Humanidad. Los accesos a la zona son precarios, tan s¨®lo se puede llegar por pistas de tierra, lo que no ha impedido el asentamiento de poblados de casas de vacaciones que desvirt¨²an un poco el id¨ªlico paisaje. Frente al faro del Polonio y entre sus extensos roquedales se asienta una comunidad de lobos marinos que, junto con los existentes en la Isla de Lobos a 12 millas marinas de la costa, forman una de las mayores colonias del mundo de esta especie de mam¨ªfero marino. Las visitas a la isla est¨¢n restringidas, aunque algunos pescadores se prestan a llevar curiosos por un m¨®dico precio, pero sin desembarcar. El acercamiento a los lobos marinos puede resultar peligroso durante el periodo de celo, porque los machos se vuelven muy agresivos y a pesar de sus lentos movimientos en tierra son capaces de dar un buen susto a cualquiera.

03 Vida en la llanura

El turismo rural y ecol¨®gico, aqu¨ª englobado en el denominado Turismo de Estancias, se ha convertido en la oferta m¨¢s atractiva en los territorios del interior, la pampa uruguaya. Combinar el alojamiento en antiguos cortijos ganaderos, preparados con todas las comodidades, con la vida tradicional de los gauchos y la observaci¨®n paciente de la naturaleza es uno de los mejores reclamos tur¨ªsticos de Uruguay. Tres cuartas partes de su territorio est¨¢ destinado a la ganader¨ªa extensiva, y el gaucho es el personaje principal que habita en sus llanuras.

Alojarse en una de estas fincas ganaderas permite convivir con los protagonistas vitales de la pampa. Un recorrido a caballo de un d¨ªa, por las interminables estepas de cualquier finca ganadera, da la ocasi¨®n de observar hasta 70 u 80 especies diferentes de aves, incluyendo algunas en peligro de extinci¨®n. Montar a caballo, compartir las tareas ganaderas con los gauchos, esos jinetes anclados en tiempos pasados, y practicar el birdwatching (avistamiento de aves) constituyen las facetas m¨¢s seductoras del ecoturismo de las fincas gauchas.

Una de las estancias m¨¢s impresionantes y mejor acondicionadas del pa¨ªs se denomina La Calera, fundada en 1887 en el departamento de Paysand¨², con 9.000 hect¨¢reas de pampa para recorrer a caballo o en carruajes, varios miles de cabezas de ganado vacuno y unos seiscientos caballos salvajes, manejados por casi una treintena de gauchos.

04 De punta a punta

El reducido tama?o del pa¨ªs facilita mucho la posibilidad de conocerlo a fondo. El territorio se puede dividir en cuatro grandes rutas o zonas, de forma que se cubre casi cualquier rinc¨®n. La primera de ellas ser¨ªa la zona sur, con la capital Montevideo como punto de partida, para tomar direcci¨®n oeste siguiendo la costa hacia Colonia, y continuar por Carmelo y Nueva Palmira hasta la entrada al r¨ªo Uruguay; desde aqu¨ª se toma rumbo este hacia la ciudad de Cardona, luego a San Jos¨¦, Florida, Canelones y de vuelta a Montevideo. La segunda ruta adentrar¨ªa al viajero en los departamentos de Minas, Maldonado, Rocha, Treinta y Tres y Melo, abarcando todos los territorios del este hasta la frontera con Brasil y la Laguna de Mer¨ªn. La tercera ser¨ªa la ruta fluvial, con la posibilidad de coger una embarcaci¨®n y remontar el curso del r¨ªo Uruguay, desde Fray Bentos hasta Bella Uni¨®n, haciendo escalas en Paysand¨², Salto y Bel¨¦n. Por ¨²ltimo, la cuarta opci¨®n queda enmarcada por las llanuras centrales y norte del pa¨ªs, la pampa uruguaya, atravesadas por el r¨ªo Negro. Tacuaremb¨®, Rivera y Artigas conforman los departamentos donde la vida rural y tradicional de los gauchos contin¨²a con la misma cadencia de siglos pasados.