El 'sex appeal' del feo
Fito & Fitipaldis confirman ante 15.000 personas el triunfo del rockero del pueblo
No debe ser casualidad que Fito Cabrales haga coincidir sus comparecencias madrile?as con la ¨¦poca navide?a. As¨ª debe ser con todos los h¨¦roes del pueblo. ?O es que todav¨ªa no han visto estos d¨ªas la dulzona y genial pel¨ªcula Qu¨¦ bello es vivir? James Stewart era aquel ciudadano raso que salv¨® al pueblo y que termin¨® creyendo en los ¨¢ngeles de la guarda. Utop¨ªas conseguidas. Fito ratific¨® ayer su Qu¨¦ bello es vivir ante 15.000 personas. El hombre sencillo, con sus ropas sencillas, con sus canciones sencillas y con sus mensajes sencillos... triunf¨®.
Desde el minuto uno es de ley quitarse el sombrero (perd¨®n, la gorra chulapera del protagonista). Anoche fue el primero de los tres d¨ªas (hoy y ma?ana se repite la pel¨ªcula) que este tipo peque?o y barrial va a llenar el Palacio de Deportes de Madrid. Los n¨²meros cantan: 45.000 personas en tres jornadas presenciar¨¢n a Fito & Fitipaldis. En otras palabras: el m¨²sico bilba¨ªno podr¨ªa haber reventado con cierta facilidad el estadio Vicente Calder¨®n, empresa s¨®lo permitida a Springsteen, los Rolling Stones o AC/DC. ?Habr¨¢n o¨ªdo hablar Bruce, Jagger o Angus Young de Fito? Nadie en el pop espa?ol actual convoca a tanta gente como Fito. Eso es una realidad. Ante ello, nos volvemos a quitar la gorra.
El recital comenz¨® con su nuevo ¨¦xito 'Antes de que cuente diez'
Su triunfo se basa en la humildad, la sencillez y la honradez
Ayer demostr¨® que conecta con todo tipo de gente. All¨ª estaban los chicos y las chicas pudientes viviendo su d¨ªa rockero del a?o. Tambi¨¦n asistieron los rockeros aut¨¦nticos, que miraban con gesto enfurru?ado a los m¨¢s perfumados. S¨ª, tipos duros de extrarradio, vuestro Fito, el de los ce?udos Platero y T¨², tambi¨¦n se escucha en las zonas residenciales. En medio de todos, la actriz Carmen Machi haciendo de A¨ªda con sus brincos en la grada.
Orgulloso de su pintoresco f¨ªsico, el bilba¨ªno arranc¨® el concierto con una simpatiqu¨ªsima proyecci¨®n en clave de c¨®mic donde se recrean las peripecias de Fito y sus Fitipaldis para llegar al concierto. La verdad es que el corto animado merece la pena. Una vez finalizado, todo empieza con Antes de que cuente diez, su nuevo ¨¦xito, para enlazar con Un buen castigo y Por la boca vive el pez. Desde el primer momento se ven las maneras de nuestro h¨¦roe.
Fito es un tipo que pone cara de estre?ido cuando ejecuta un punteo de guitarra; alguien que habla poco en el escenario consciente de que la habilidad parlamentaria no es lo suyo, que las palabras se pueden volver traicioneras de su boca ("sus vais a cagar", lleg¨® a decir); un m¨²sico que se planta ante 15.000 personas con la misma ropa con la que por la ma?ana fue a comprar el peri¨®dico. Un se?or de 43 a?os feo (lo admite ¨¦l mismo en su tema Feo), la antiestrella.
Y precisamente ¨¦se es su sex appeal, el que conecta con miles de personas. Es una persona que irradia confianza, alguien que te llevar¨ªas en un bote salvavidas sin dudarlo. Su triunfo es el de todos, el de la humildad, el de la sencillez, el de la honradez, el ¨²nico que te puede decir "quiero mirar tus ojos del color de la coca-cola" y parecer el piropo m¨¢s bello del mundo. S¨ª, y una persona que en cada movimiento que realiza env¨ªa un mensaje esperanzador: cuidado, chaval, alg¨²n d¨ªa tus sue?os se pueden cumplir; m¨ªrame a m¨ª.
Para el final dej¨® La casa por el tejado, el tema que ensanch¨® su carrera (de los bares a los pabellones), ese tratado de fitofilosof¨ªa que dice: "Raro, no digo diferente digo raro / ya no s¨¦ si el mundo est¨¢ al rev¨¦s o soy yo el que est¨¢ cabeza abajo". Tambi¨¦n suena en el ¨²ltimo tramo Soldadito marinero, el momento l¨¢grima del concierto, la historia de un perdedor ("despu¨¦s de un invierno malo, una mala primavera / dime por qu¨¦ est¨¢s buscando una l¨¢grima en la arena"), que podr¨ªa ser el mismo Fito si en ese mismo momento no estuviera tocando ante 15.000 personas que han pagado 30 euros cada una.
Pasemos por alto que su ¨²ltimo disco, Antes de que cuente diez, es repetitivo y flojo; ignoremos que los Fitipaldis, de tan tocones que son parecen un infalible programa de ordenador que instalas y van como un reloj (un poco de sangre e imperfecciones no vendr¨ªan mal, muchachos); tambi¨¦n podr¨ªamos poner pegas a esas eternas introducciones guitarreras... Pero no, anoche no era un concierto para enarcar la ceja y ser tiquismiquis. Anoche naci¨® un h¨¦roe del pueblo.
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