El a?o de Keynes
Se repite abundantemente la tesis de Keynes de que detr¨¢s de las pol¨ªticas que se aplican suelen estar las ideas de alg¨²n economista, y que ¨¦stas resultan m¨¢s poderosas de lo que se puede suponer. Las pr¨¢cticas de los banqueros y de los gobernantes que nos condujeron a esta crisis pueden remontarse tambi¨¦n a las ideas de aquellos economistas que estimaron que lo m¨¢s eficaz eran los mercados desregulados.
Detr¨¢s de las pol¨ªticas de ayudas al sistema financiero y los est¨ªmulos a la econom¨ªa real que han evitado que la Gran Recesi¨®n devenga en una Gran Depresi¨®n estaban las ideas de Keynes. En 2009 se produjo, con los matices que se requieren, la confluencia entre una l¨®gica intelectual (el keynesianismo) y una l¨®gica pol¨ªtica (Obama), que sustituy¨® al antiguo eje dominante neoliberalismo-neoconservadurismo. Por ello, 2009 fue el a?o del regreso de Keynes, m¨¢s por necesidad que por una teorizaci¨®n consciente de lo que ello supon¨ªa: cuando estamos en el agujero, todos somos keynesianos.
En 2009 se ha dado la confluencia de una l¨®gica intelectual (el keynesianismo) y una l¨®gica pol¨ªtica (Obama)
El economista de Cambridge defend¨ªa que cuando existe un vac¨ªo macroecon¨®mico el Gobierno debe sustituirlo y prepararse para sanear el sistema. Porque eso es lo que pretend¨ªa, no sustituirlo por otro. Keynes no era un revolucionario: intent¨® salvar a un capitalismo que no admiraba pero que consideraba la mejor garant¨ªa frente a sus alternativas reales, el fascismo y el comunismo. Su soluci¨®n de "dinero barato, gasto inteligente" para compensar la anemia de la inversi¨®n privada ha de ser adaptada ahora a la era de la globalizaci¨®n. Es imposible aplicar el keynesianismo en un solo pa¨ªs, y ello es lo que ha intentado hacer el G-20: las mismas ideas-fuerza teniendo en cuenta las peculiaridades de cada pa¨ªs. Sustituir la falsa ideolog¨ªa de la eficiencia perfecta por la realidad de mercados incompletos, informaci¨®n asim¨¦trica y competencia imperfecta.
Cuando Keynes defend¨ªa las ideas de los economistas como sustentadoras de la pol¨ªtica, pensaba en un tipo de cient¨ªfico social que no es el que m¨¢s abunda. Economistas polifac¨¦ticos, como ¨¦l mismo. Un posible regalo por A?o Nuevo es releer uno de los m¨¢s maravillosos textos de Keynes: Ensayos biogr¨¢ficos. Escribiendo de uno de sus maestros, Alfred Marshall, dice que el estudio de la econom¨ªa no parece que requiera dotes especialmente relevantes. "?No es, acaso, en el aspecto intelectual, una materia extremadamente f¨¢cil, en comparaci¨®n con los estudios m¨¢s elevados de la filosof¨ªa de la ciencia pura? Y, sin embargo, un buen economista, o simplemente competente, es una aut¨¦ntica rareza?". No gustar¨¢ esta rebaja de expectativas a los economistas de laboratorio que pretenden el monopolio de la verdad cient¨ªfica. El economista debe poseer una rara combinaci¨®n de dotes: "Debe alcanzar un nivel elevado en distintas direcciones, combinando capacidades que, a menudo, no posee una misma persona. Debe ser, de alg¨²n modo, matem¨¢tico, historiador, estadista, fil¨®sofo; manejar s¨ªmbolos y hablar con palabras corrientes (...). Debe estudiar el presente a la luz del pasado y con la vista puesta en el futuro...". Keynes ha vuelto.
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