Dos regalitos junto al arbolito
El a?o hist¨®rico y el A?o Jacobeo se abrieron con temporal de viento y lluvia, y eso porque el Ap¨®stol se olvid¨® de los truenos. Los Reyes Magos nos traer¨¢n regalos a todos pero, antes, N¨²?ez Feij¨®o, cual paje de sus Majestades, nos trajo una ley para las cajas de ahorro y un decreto contra la pol¨ªtica de normalizaci¨®n de la lengua gallega. Con tranquilidad y sin perder la sonrisa nos los dej¨® junto al ¨¢rbol de Navidad, acto seguido se fue a pedirle al Ap¨®stol que se porte y haga algo por la crisis. El arzobispo tambi¨¦n habl¨® de la crisis, de valores.
Sin duda son dos regalos de calado y con consecuencias. Ah¨ª est¨¢n al pie del ¨¢rbol envueltos en papel de regalo. Uno irrita al Banco de Espa?a y al partido socialista, y el otro inquieta a m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n. Una medida es sin duda una muestra de autoridad pol¨ªtica y la otra parece un rasgo de nacionalismo espa?olista contra la identidad de Galicia como nacionalidad. La ley de cajas va a ser decisiva para la econom¨ªa gallega en los pr¨®ximos a?os y el nuevo decreto, que rompe el consenso ling¨¹¨ªstico, afecta al pacto constitucional mismo, del cual forma parte el estatuto de autonom¨ªa. Cosas serias, preocupantes.
Ha dejado desplazado al PSdeG, y encima el PSdeG cree que fue ¨¦l quien escogi¨® esa posici¨®n
Seguramente eso sea cierto y puede vivirse con m¨¢s o menos dramatismo, pero puede que quien puso ah¨ª esos dos regalitos, quien conduce este proceso, no lo viva as¨ª y crea que la pol¨ªtica es un juego de malabares. Por lo pronto ya ha dejado completamente desplazado al Partido Socialista, y a¨²n por encima el Partido Socialista cree que fue ¨¦l quien decidi¨® escoger esa posici¨®n. (Dicen que el mejor truco del diablo es hacer creer que no existe). Puede que el presidente de la Xunta crea que se trate meramente de jugadas en la lucha entre partidos. No es imposible, de hecho si pensamos en un personaje que antes fue vicepresidente con Fraga y que ahora desmonta completamente el legado, el bueno y el malo, de Fraga hay que pensar que es alguien que se rige por aquel principio marxiano que declaraba Groucho en una pel¨ªcula, "Se?ora, estos son mis principios pero si no le gustan tengo otros". Y que actualiz¨® el personaje que interpretaba Manuel Manqui?a en "Airbag", "igual que te digo esto te digo lo contrario". Aunque puede que sea un infiltrado ideol¨®gico, un esp¨ªa que se hace pasar por una cosa cuando su naturaleza es otra, pero en ese caso ?cual es la pol¨ªtica en la que verdaderamente cree, la de antes cuando ya estaba en la Xunta o la de ahora? Pero ?y si realmente fuese de izquierdas? Pues repasando el gobierno que form¨® ve en pr¨¢cticamente todas las conseller¨ªas posturas muy duras, marcadamente de derechas en todos los campos, as¨ª que pudiera ser que ¨¦l fuese un dirigente moderado y que estuviese moderando a un gobierno de radicales. Sujetando sus impulsos. Quien sabe.
En todo caso N¨²?ez Feij¨®o es un pol¨ªtico h¨¢bil que no para de moverse, eso lo saben sus rivales y lo ve la sociedad. Pero se mueve tanto adelante y atr¨¢s y hacia los lados que no hay manera de retratarlo. Habr¨¢ quien piense "son ma?as de pol¨ªtico" pero seguramente no, seguramente en ese defender cosas distintas sucesivamente est¨¦ su naturaleza. En todo caso a los dem¨¢s nos cuesta saber con quien nos las habemos, y es porque probablemente tampoco el windsurfista de la pol¨ªtica lo sepa.
La sociedad gallega se asienta sobre una cultura pol¨ªtica propia: entiende la vida social como un sistema de pactos que hay que estar negociando continuamente, tenemos esp¨ªritu de pleiteantes, y quiere que la pol¨ªtica mantenga el orden pero que nos permita seguir negoci¨¢ndolo todo. Es m¨¢s tolerante que otras, incluso mejor de lo que creemos, pero reconozcamos que somos un pa¨ªs "trapalleiro" o al menos lleno de trapalladas. En un pa¨ªs as¨ª, donde "todos nos entendemos", queremos que los gobernantes se avengan a negociar y que sean capaces de pactar. Que participen de nuestros entendimientos y complicidades. As¨ª pues, en principio, la figura de un pol¨ªtico que se mueve mucho y no se sabe si sube, baja, va o viene puede ser bien valorada, un pol¨ªtico h¨¢bil. Sin embargo, cuando pasa el tiempo y la sociedad no sabe con quien trata la cosa se vuelve intranquilizadora.
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