El creador de Virgin vive en Moa?a

Sentado en Moa?a ante la mesa de mezclas, con esa mirada p¨ªcara y botas de rockero, nadie dir¨ªa que Philip R. Newell lo ha sido casi todo en las grabaciones musicales de la Inglaterra de finales de los setenta y principios de los ochenta. Empez¨® pronto -"con 16 a?os dirig¨ª la mesa del sonido en un concierto de Otis Redding"- y ya no par¨®: t¨¦cnico de mantenimiento en los estudios de la editora Pay; director t¨¦cnico de los estudios de Virgin, cofundados por ¨¦l y Richard Branson; director de grabaci¨®n de discos para Mike Oldfield, The Who o Von Barajan... Newell vive hoy una an¨®nima existencia en la monta?a de Moa?a (Pontevedra), lugar en el que, desde hace a?os, busc¨®, y encontr¨®, refugio, y desde el que sale a viajar por el mundo construyendo estudios de grabaci¨®n y sonido, "los mejores posibles".

A los 16 a?os dirigi¨® la mesa de sonido de un concierto de Otis Redding

"En otros pa¨ªses a los m¨²sicos se les cuida. Aqu¨ª me ve¨ªan como un mendigo"

A sus 60 a?os, Newell dice tener a¨²n en mente a un curioso personaje que conoci¨® hace ya m¨¢s de 30 a?os en Varsovia, en la orquesta de Duke Ellington. "De repente escuch¨¦ un solo de trompeta y las piernas se me doblaron por la emoci¨®n. Cuando me dijeron que aquel trompetista ten¨ªa 77 a?os y que llevaba 50 tocando en la orquesta, algo cambi¨® en m¨ª. Yo, que siempre hab¨ªa tenido mucho miedo a envejecer, me di cuenta de que tambi¨¦n yo podr¨ªa sentir as¨ª a esa edad". Hoy, cuando escucha una pieza musical grabada en un estudio hecho por ¨¦l, Philip utiliza esa emoci¨®n para valorar su trabajo: "Si no me estremezco, s¨¦ que he hecho algo mal".

Philip no recuerda cu¨¢ndo la m¨²sica entr¨® en su vida, aunque s¨ª cu¨¢ndo un sonido le emocion¨® por primera vez. Lo tiene muy presente, tanto como para que un ligero temblor asome a su voz al recordarlo. "Con 5 a?os, caminando por el campo, encontr¨¦ un arroyo del que ven¨ªa un sonido muy tranquilizante. Me tumb¨¦ all¨ª Y pas¨¦ un buen rato sin moverme, escuchando. Creo que me habr¨ªa quedado all¨ª para siempre".

La biograf¨ªa de este ingl¨¦s est¨¢ llena de cap¨ªtulos curiosos. Fue piloto de hidroaviones en el Caribe. "Acostumbrado a la libertad, algo an¨¢rquica, del mundo de la m¨²sica, aprend¨ª mucho de la disciplina impuesta por las restricciones propias de la aviaci¨®n. Adem¨¢s, descubr¨ª c¨®mo utilizar las corrientes de aire y, con el m¨ªnimo ruido posible, dise?ar sistemas para ventilaci¨®n en los estudios que construyo".

Curioso por naturaleza, a Philip siempre le ha gustado destripar aparatos para ver lo que hay dentro. "De peque?o, buscando l¨¢mparas y v¨¢lvulas para construir amplificadores, iba a los vertederos a rescatar aparatos de radio y televisi¨®n". Hoy, los frutos de aquella curiosidad, sumados a sus conocimientos de m¨²sica -"con 7 a?os aprend¨ª a tocar el piano y, luego, tuve cinco a?os de formaci¨®n en m¨²sica cl¨¢sica"- permiten a Newell saber cu¨¢ndo un trabajo suyo est¨¢ acabado o es mejorable.

Buscando nuevos horizontes por descubrir y encargos en los que trabajar, Philip aterriz¨® en Galicia por vez primera, en el a?o 1984 y no le fue dif¨ªcil encontrar trabajo porque "aqu¨ª hab¨ªa pocos que pudieran dise?ar y construir un estudio de sonido". Luego, poco a poco, se fue sorprendiendo de cosas que le hicieron enraizar en el territorio que hab¨ªa descubierto. "Yo tengo un 25% de sangre irlandesa y, desde un primer momento, not¨¦ que me sent¨ªa aqu¨ª como en casa. Incluso, al principio, cuando escuchaba m¨²sica gallega por la calle, me preguntaba por qu¨¦ aqu¨ª gustaba tanto la m¨²sica irlandesa. ?Y es que se parecen tanto...!".

En Galicia tambi¨¦n encontr¨® cosas que no le gustaron y que siguen sin gustarle. Especialmente el poco respeto que, seg¨²n ¨¦l, se tiene en Espa?a por los m¨²sicos. "En cualquier otro pa¨ªs, a los m¨²sicos se les cuida, se les admira. Aqu¨ª, cuando dec¨ªa que trabajaba en el mundo de la m¨²sica, la gente pensaba, casi, que era un mendigo. Hasta que no hice el estudio de m¨²sica para la Escuela de Telecomunicaciones de la Universidad de Vigo no se empez¨® a valorar mi trabajo. Pensaron: 'Si es capaz de haber hecho esto, es que no es tan in¨²til'. Eso me cabreaba, y me cabrea, mucho"-.

Hoy, cuando Philip regresa a su casa de Moa?a, despu¨¦s de haber estado trabajando en alg¨²n lugar del mundo -"incluida Inglaterra"- siempre siente que vuelve a casa. "A estas alturas, creo que ya soy un gallego m¨¢s", concluye el cofundador de los estudios Virgin.