Iv¨¢n Zulueta, el primer moderno
En 1965 alguien lo cuela en mi ¨²ltimo guateque, fiestas que ya solamente tienen sentido, me doy cuenta ese mismo d¨ªa, cuando acuden piratas. Estudia en la escuela de cine de la calle G¨¦nova; me entero, tambi¨¦n ese d¨ªa, de que el cine es algo que se puede estudiar. Un pirata hablando de disciplina.
El contacto es inmediato. Es el primer moderno. En vez de estar obsesionado por la pol¨ªtica espa?ola lo est¨¢ por la contracultura en general y, eso no lo sabe a¨²n, por la po¨¦tica cinematogr¨¢fica. Andy Warhol, los rockeros que a¨²n casi nadie conoce -Cream, John Mayall, Jefferson Airplane- son sus fetiches, y sus pr¨¢cticas en la escuela son de g¨¦nero, principalmente de terror. Como no le interesa la revoluci¨®n sino el cine nadie le hace caso: quiero decir los que al final no hicieron ni cine ni la revoluci¨®n. Iv¨¢n, Antonio Gasset y yo configuramos un tr¨ªo de la bencina. Durante tres o cuatro a?os nos educamos juntos. Nos pirateamos mutuamente horas y horas de cine. Pr¨¢cticamente nos fumamos el cine. Si alguien es mi maestro, esa persona cuya opini¨®n se tiene siempre presente cuando se trabaja, ese es Iv¨¢n Zulueta.
De sus otras vidas no sabemos nada, son el coraz¨®n de las tinieblas. Tremendamente vago, hace cosas sin parar y sabe muy bien en qu¨¦ pa¨ªs vivimos, porque la polic¨ªa entra en un colegio mayor durante una proyecci¨®n de sus mejores cortos y los confisca. No vuelve a saber de ellos.
Sus supuestos fetiches eran obsesiones. Las re¨²ne en una pel¨ªcula ¨²nica -en todos los sentidos-, Arrebato. Ah¨ª nace la libertad en el cine espa?ol, aunque nadie lo comprende. L¨¢stima que sea tan autobiogr¨¢fica. Demasiado tarde se da cuenta de que la po¨¦tica del cine nace de la libertad de moverse en las tinieblas.
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