Un centro financiero que no es rentable
Hace tres a?os, a las autoridades de Nueva York les preocupaba que Londres pudiera arrebatarles su cetro de capital financiera mundial. En estos momentos, ese t¨ªtulo parece mucho menos apetecible. Por aquel entonces, las ciudades y los pa¨ªses compet¨ªan por los puestos de trabajo y el glamour de esta industria en r¨¢pida expansi¨®n. Los instrumentos eran, entre otros, la regulaci¨®n, los impuestos, el idioma, la educaci¨®n y las infraestructuras. Los contrincantes tradicionales -Nueva York y Londres- luchaban por el primer puesto. Tanto los nuevos centros financieros como los antiguos, desde Francfort hasta Dubai, pasando por Singapur y Zug (Suiza), rivalizaban entre s¨ª por el liderazgo del segundo escal¨®n.
Pero incluso antes de la crisis financiera exist¨ªan algunas dudas, sobre todo en el Reino Unido. Las finanzas crearon un gran n¨²mero de puestos de trabajo muy bien remunerados, pero gran parte del dinero parec¨ªa que se generaba a costa del resto del pa¨ªs. Y aunque las entidades financieras representaban una cuarta parte del impuesto sobre sociedades y sosten¨ªan los ingresos provenientes del IVA y del impuesto sobre actos jur¨ªdicos documentados, los bancos de inversi¨®n y los complejos fondos de capital riesgo se las arreglaban para reducir al m¨ªnimo los pagos.
Despu¨¦s de que el sistema financiero condujera al mundo a la recesi¨®n, la City y sus semejantes ahora provocan algo parecido a una relaci¨®n amor-odio o, incluso, odio-amor. Los servicios financieros conservan su glamour y sus altas remuneraciones y pueden ser una buena fuente de ingresos por exportaciones, pero son claramente m¨¢s peligrosos de lo que se pensaba antes.
El Reino Unido puso demasiados huevos en lo que result¨® ser una cesta inestable. No se conocen todav¨ªa los costes directos de los planes de rescate, pero la crisis ya ha sumido a los brit¨¢nicos en la recesi¨®n m¨¢s larga desde la posguerra.
Los pol¨ªticos influyen en gran medida en la manera y el sitio en que se concentran las finanzas. En estos momentos, los votantes les dicen que no se preocupen. Cuando los banqueros se quejaron de que el nuevo superimpuesto brit¨¢nico sobre los bonus bancarios les empujar¨ªa a marcharse de Londres, la perspectiva se acogi¨® con entusiasmo en muchos sitios.
Las finanzas podr¨ªan recuperar parte de su esplendor. Al fin y al cabo, el sector tiene alguna utilidad: acumula y asigna capital, mantiene la liquidez de los mercados y diversifica los riesgos. Para ello se necesita gente cualificada, pero los profesionales deben demostrar que pueden generar puestos de trabajo e impuestos, pero sin demasiados riesgos. -
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