Chocolate de Sant Cugat del Vall¨¨s para el mundo
Frente a quienes opinan que detr¨¢s de un buen dise?o suele esconderse un mal producto, ah¨ª est¨¢ el maestro chocolatero Michel Laline para desmentir la teor¨ªa. Arquitecto e interiorista de profesi¨®n, Laline, fundador de Chocolat Factory, fue uno de los pioneros en Espa?a en asociar el chocolate de calidad con el dise?o vanguardista.
En el obrador de la compa?¨ªa en Sant Cugat del Vall¨¨s, los mejores cacaos del mundo se transforman, con t¨¦cnicas artesanales, en apetitosas obras de arte gracias a la imaginaci¨®n y el ingenio desbordante de Laline y a la creatividad de dise?adores como el reconocido estudio Ruiz & Company, el joven equipo parisino 5.5 Designers o la emergente Plataforma Surtido, de Barcelona. No es casualidad, pues, que entre la larga lista de galardones que acumula Chocolat Factory la gran mayor¨ªa correspondan al dise?o.
La originalidad en la presentaci¨®n de sus productos y sus establecimientos es la baza de esta compa?¨ªa para diferenciarse y competir en un mercado, el del chocolate, muy disputado y no ajeno a la ca¨ªda del consumo a causa de la crisis.
Una tableta en la que cada pastilla lleva impreso el n¨²mero de calor¨ªas que contiene, o un juego de ocho campanas colocadas una dentro de otra, a modo de mu?ecas rusas, hechas de chocolate de distinta pureza hasta llegar al grano de cacao puro, destacan entre las novedades que pueden adquirirse en las 29 tiendas que Chocolat Factory posee en Espa?a -a las que se sumar¨¢n este a?o otras dos, en Madrid y Valencia-, y en el extranjero. Con presencia en China y Singapur, Chocolat Factory quiere exportar tambi¨¦n su exitoso modelo de elaborar y vender chocolate a India y Dubai, con la apertura de varias tiendas y de un centro de producci¨®n para abastecerlas. "Hemos entablado negociaciones con un empresario indio interesado en poner en marcha este proyecto", afirma Laline.
Hoy, todos los productos que se venden en los establecimientos de Chocolat Factory se elaboran en el obrador de Sant Cugat del Vall¨¨s, donde una treintena de profesionales producen diariamente y de forma artesanal unos 500 kilos de chocolate. Laline tiene su despacho en la planta superior, pero casi a diario se pone la bata y baja a trabajar al obrador, impregnado de un tentador aroma a cacao que ni ¨¦l ni sus empleados ya no perciben, por incre¨ªble que parezca al visitante. "Suelo encargarme de las piezas de chocolate m¨¢s complejas", explica.
De origen belga, aunque pas¨® su infancia en el Congo, uno de los principales pa¨ªses productores de cacao del mundo, Michel Laline lleg¨® a Espa?a en 1980. "Mi destino era Am¨¦rica, pero nunca llegu¨¦ all¨ª porque me par¨¦ antes en Barcelona y esta ciudad me fascin¨®", recuerda. Tras unos a?os dedicados al interiorismo, Laline decidi¨® dar un vuelco a su vida profesional y abrir su propio negocio. "Ten¨ªa 45 a?os y me dije: ahora o nunca", explica. Laline desconoc¨ªa el mundo del chocolate, pero lo eligi¨® porque advirti¨® que en Espa?a no exist¨ªa entonces el concepto de tienda especializada en este producto. Era un nicho de negocio por explotar y, tras un a?o de aprendizaje junto a maestros chocolateros como Luis Morera, empez¨® abriendo un peque?o obrador en el centro de Sant Cugat del Vall¨¨s con su compa?era y socia Titus Ruiz, con una inversi¨®n inicial de 18.000 euros.
El negocio creci¨® r¨¢pidamente y la f¨¢brica se traslad¨® a una nave del pol¨ªgono industrial de la misma poblaci¨®n. El a?o pasado factur¨® seis millones de euros y, pese a que el sector no atraviesa su momento m¨¢s dulce, la compa?¨ªa ha sabido sortear el bache. "Hemos hecho los deberes, hemos rebajado los costes y controlado los stocks, sin que se resintiera la calidad ni la innovaci¨®n, que son la esencia de nuestro negocio", asegura Laline.
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