Arranca el juicio por el atentado de Detroit
El nigeriano Abdulmutallab se declara inocente en su primera comparecencia - La fiscal¨ªa espera que el acusado negocie una condena a cambio de informaci¨®n
Umar Farouk Abdulmutallab, el ¨²nico acusado de intentar volar un avi¨®n de la compa?¨ªa estadounidense Northwest el pasado d¨ªa de Navidad, se declar¨® ayer inocente ante el juez federal de Detroit que le inform¨® de los seis cargos presentados en su contra por la fiscal¨ªa de Estados Unidos. Con esta comparecencia de menos de cinco minutos en la que qued¨® abierta la puerta a la posible negociaci¨®n de la sentencia, se dio el primer paso hacia un juicio en el que el joven nigeriano puede ser condenado a cadena perpetua.
En un tono de voz muy suave y usando un buen ingl¨¦s, Abdulmutallab, que llevaba una camiseta blanca y grilletes en los pies, se acogi¨® al privilegio que le otorga la justicia de negar su culpa en los delitos que se le atribuyen pese a las muchas evidencias acumuladas en su contra. De esa manera, el acusado se reserva la posibilidad, de acuerdo con las reglas del sistema norteamericano, de ofrecer a los fiscales informaci¨®n sobre sus actividades, sus objetivos y sus c¨®mplices a cambio de una reducci¨®n de la condena.
Se trata de una situaci¨®n sin precedentes en la justicia de EE UU
Abdulmutallab fue informado de los seis delitos, entre ellos los de intento de asesinato y uso de arma de destrucci¨®n masiva para derribar un avi¨®n con 289 personas a bordo, que esta semana fueron admitidos por un gran jurado en Detroit. El gran jurado es el ¨®rgano judicial que decide si un caso merece ser visto ante un tribunal. Detroit es la ciudad en la que se juzga porque es donde se produjo el atentado frustrado, aunque el tribunal es de jurisdicci¨®n federal porque los delitos tienen esa categor¨ªa.
La prensa local hab¨ªa informado en d¨ªas anteriores de la presencia en la ciudad del motor del padre del acusado, un respetado banquero nigeriano que hab¨ªa denunciado ante la Embajada estadounidense en Lagos las actividades sospechosas de su hijo. Su influencia puede resultar a partir de ahora decisiva en la conducta de Abdulmutallab en los interrogatorios.
Los expertos consideran que se trata de un caso f¨¢cil para la fiscal¨ªa, dadas las m¨²ltiples pruebas que vinculan al acusado con el crimen, aunque teniente en cuenta la relevancia pol¨ªtica del juicio caben algunas sorpresas. La defensa puede intentar probar enajenaci¨®n mental del joven de 23 a?os o, m¨¢s probablemente, ofrecer una negociaci¨®n para que ¨¦ste se declare culpable.
Abdulmutallab es defendido por el equipo de abogados p¨²blicos del distrito de Detroit, encabezado por Miriam Siefer, que est¨¢ considerada por sus colegas como una de las mejores letradas del pa¨ªs. Una de sus primeras l¨ªneas de actuaci¨®n ser¨¢ la de determinar si al acusado se le leyeron sus derechos de forma adecuada e inmediatamente despu¨¦s de su detenci¨®n.
Fuentes de la fiscal¨ªa no han precisado el momento en que los agentes del FBI que lo interrogaron le notificaron lo que se conocen como "los derechos Miranda", que incluyen el de guardar silencio y el de consultar con un abogado. Los defensores afirman que entraron en contacto por primera vez con Abdulmutallab a las 30 horas de su arresto, pero ignoran todav¨ªa si ese fue el momento en que el detenido se acogi¨® a ese derecho o el tiempo que tard¨® el FBI en informarle de que pod¨ªa hacerlo.
No hay precedentes de una situaci¨®n como esta porque Abdulmutallab es el primer supuesto terrorista detenido desde que el Tribunal Supremo decidi¨® el a?o pasado que el derecho de h¨¢beas corpus era v¨¢lido para todos los acusados y en cualquier jurisdicci¨®n de justicia, tanto civil como militar. En 2001 fue condenado por la justicia ordinaria Richard Reid, de origen brit¨¢nico, por el intento de introducir una bomba en un avi¨®n camuflada en la suela de sus zapatos. En 2003, los tribunales civiles se ocuparon tambi¨¦n del caso de Iyman Faris, a quien se conden¨® como parte de un compl¨® para destruir el puente de Brooklyn. Otros dos acusados de pertenecer a Al Qaeda, Jos¨¦ Padilla y Ali al-Marri, fueron condenados por jueces civiles, pero est¨¢n bajo custodia de la justicia militar.
Los tribunales castrenses son el marco que algunos congresistas de la oposici¨®n consideran el adecuado para haber juzgado a Abdulmutallab. "Tenemos que tratar a estos terroristas como lo que son, no criminales comunes, sino combatientes enemigos en una guerra", ha declarado el republicano de m¨¢s rango en el comit¨¦ de Inteligencia del Senado, Christopher Bond. Los tribunales militares hubieran sido m¨¢s eficaces, seg¨²n ese punto de vista, para obtener del acusado informaci¨®n valiosa sobre sus actividades, ya que el detenido hubiera visto sus derechos muy restringidos en esa jurisdicci¨®n. Al mismo tiempo, la oposici¨®n cree que la presencia de Abdulmutallab en un tribunal civil y los traslados que eso exige comporta un riesgo para la seguridad que se pod¨ªa haber evitado.
El Gobierno considera, por el contrario, que la justicia ordinaria tiene recursos m¨¢s que suficiente para interrogar al acusado y que privar a ¨¦ste de los derechos que amparan a cualquier reo no constituye, como se ha demostrado en el pasado, ninguna garant¨ªa de que aportar¨¢ m¨¢s informaci¨®n.
En el trasfondo de esta pol¨¦mica est¨¢ la cr¨ªtica de los conservadores de que Barack Obama se niega a reconocer que Estados Unidos est¨¢ en guerra. El presidente repiti¨® el jueves que s¨ª, que el pa¨ªs est¨¢ en guerra con Al Qaeda, pero la Administraci¨®n ha abolido los t¨¦rminos "guerra contra el terrorismo" y "combatientes enemigos" que eran utilizados por el Gobierno de George Bush.
Una cadena de errores
- Un largo viaje. Umar Farouk Abdulmutallab, de 23 a?os, subi¨® a un avi¨®n con destino a Detroit (EE UU) cargado con un explosivo tras superar m¨¢s de un control de seguridad. Su viaje comenz¨® en Yemen, desde donde vol¨® a Etiop¨ªa, Ghana y Nigeria. El 24 de diciembre viaj¨® de Lagos a ?msterdam, donde cogi¨® un avi¨®n hasta EE UU.
- Un explosivo a bordo. El material que llevaba era PETN, el mismo explosivo que utiliz¨® el llamado terrorista del zapato, Richard Reid, que est¨¢ en prisi¨®n por intentar destruir un avi¨®n que viajaba de Par¨ªs a Miami en las navidades de 2001. El FBI cree que Abdulmutallab iba a utilizar una jeringuilla con productos qu¨ªmicos para hacer detonar la bomba. El control del aeropuerto de ?msterdam no detect¨® nada.
- ?Se pueden detectar los explosivos? Existen unas m¨¢quinas que lanzan aire sobre el pasajero para recoger residuos que pueden detectar este tipo de material. Tambi¨¦n son ¨²tiles los perros entrenados para detectar explosivos. Un esc¨¢ner corporal (capaz de ver a trav¨¦s de la ropa) podr¨ªa haber detectado el material pegado al cuerpo del terrorista.
- Lista de sospechosos.
Otro error cometido por los controles es que no vieron que Abdulmutallab estaba en una lista de EE UU de posibles terroristas, integrada por medio mill¨®n de nombres. Adem¨¢s, su padre advirti¨® a las autoridades estadounidenses en noviembre de 2009 de las opiniones extremistas de su hijo.
- En busca de un suicida.
Las agencias de espionaje norteamericanas sab¨ªan que hab¨ªa viajado a Yemen para unirse a grupos radicales. Semanas antes del intento de atentado, supieron que Al Qaeda estaba preparando un ataque contra Estados Unidos con un nigeriano.
De qu¨¦ se le acusa
- Intento de utilizaci¨®n de un arma de destrucci¨®n masiva.
- Intento de asesinato en una jurisdicci¨®n especial (un avi¨®n) de EE UU.
- Intento premeditado de destruir y derribar un avi¨®n.
- Colocaci¨®n premeditada de un arma de destrucci¨®n en o cerca de un avi¨®n que ha puesto en peligro la integridad del aparato.
- Dos delitos de posesi¨®n de un arma para cometer un crimen violento.
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