Lengua escolar a la carta

La campa?a que devolvi¨® al PP al poder en Galicia hace nueve meses tuvo en la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica uno de sus estandartes. El ahora presidente de la Xunta, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, agit¨® el fantasma de la discriminaci¨®n del castellano bas¨¢ndose en una norma aprobada por el anterior Gobierno de coalici¨®n de socialistas y nacionalistas que otorgaba al idioma aut¨®ctono una cuota m¨ªnima del 50% en cada curso escolar (sin tope m¨¢ximo) y una posici¨®n preeminente entre las llamadas asignaturas troncales. De ese modo, el candidato rompi¨® con la pol¨ªtica que el PP hab¨ªa mantenido durante los mandatos de Fraga a favor de la discriminaci¨®n positiva del gallego.

La norma educativa instaurada por el bipartito pod¨ªa ser discutible en alg¨²n aspecto, pero se limitaba a desarrollar un plan elaborado durante la etapa de Fraga y aprobado por unanimidad en el Parlamento aut¨®nomo poco antes de que el PP dejase el poder. Roto el consenso, Feij¨®o nunca fue capaz de aclarar su alternativa. Empez¨® reivindicando un sistema equilibrado, en el que gallego y castellano se repartiesen las asignaturas al 50%. Pero, poco antes de las elecciones, abraz¨® las tesis del colectivo que encabezaba las protestas contra la pol¨ªtica del bipartito, Galicia Biling¨¹e, que defiende una suerte de liberalismo ling¨¹¨ªstico radical: el derecho ilimitado de los padres a elegir la lengua escolar de sus hijos.

Las promesas de Feij¨®o empezaron a diluirse una vez alcanzado el Gobierno. La elecci¨®n del idioma escolar a la carta choca con la Constituci¨®n, seg¨²n acredita una reciente sentencia del Tribunal Supremo que desestim¨® la demanda presentada por el padre de un alumno de Vigo. Optar por ese modelo equivaldr¨ªa a segregar a los ni?os en funci¨®n del idioma y, a efectos pr¨¢cticos, multiplicar¨ªa las necesidades presupuestarias de la Administraci¨®n educativa, obligada a crear dos sistemas paralelos.

Tras meses de debate interno, N¨²?ez Feij¨®o ha presentado un proyecto de normativa que parece formado por retales. A los que ped¨ªan libertad para elegir trata de contentarlos otorg¨¢ndoles ese derecho en la ense?anza infantil, de tres a seis a?os. A partir de ese nivel educativo, retorna al principio de equilibrio entre idiomas con la novedad de que el ingl¨¦s aparece en escena con el objetivo de establecer un sistema triling¨¹e, repartido equitativamente entre las tres lenguas.

El modelo es complejo y de dif¨ªcil cumplimiento, ya que la propia Xunta admite que no tiene profesores suficientes para impartir clases en ingl¨¦s. El empe?o de Feij¨®o por contentar a todo el mundo ha logrado exactamente lo contrario: desde Galicia Biling¨¹e hasta los colectivos progallego, la norma s¨®lo ha recogido descalificaciones. La pretensi¨®n de la Xunta de buscar un amplio consenso parece ahora mismo una quimera, por muy deseable que resulte en una comunidad que nunca hab¨ªa sufrido conflictos ling¨¹¨ªsticos hasta que el PP vio en el idioma la ocasi¨®n para ara?ar un pu?ado de votos.