"No me importa que me maten, he hecho algo por la paz"

Sara Morales llega una hora tarde a la cita y se encuentra a la periodista subi¨¦ndose por las paredes. A esta carism¨¢tica mujer de 24 a?os, madre de tres hijos y embarazada del cuarto, no le cambia el gesto. Ten¨ªa 11 a?os cuando las FARC la raptaron. Ha sido guerrillera a la fuerza hasta que pudo escapar, en 2007. No fue f¨¢cil. Le dispararon. A¨²n est¨¢ fresca la cicatriz de la bala que le atraves¨® la mano. ?Una periodista molesta por un retraso? Nada que le vaya a borrar la sonrisa.

Hemos quedado en una arrocer¨ªa para que Sara coma de nuevo paella. La prob¨® hace unos d¨ªas y le encant¨®. Ha venido a Espa?a porque junto con otros 11 ex guerrilleros y ex paramilitares forma el coro Canta Conmigo, un proyecto de la Alta Consejer¨ªa para la Reintegraci¨®n de Colombia. Es la primera vez que sale de su pa¨ªs y est¨¢ radiante, empap¨¢ndose de lo que ve, prueba y oye.

Las FARC la raptaron y captaron a la fuerza a los 11 a?os. En 2007 escap¨®

La incre¨ªble historia de Morales pone los pelos de punta. Es la segunda de seis hermanos y creci¨® sin padre ("nac¨ª y ciao, se fue"). "Un d¨ªa sal¨ª a hacer un mandado. Mi mam¨¢ me mand¨® comprar leche, caf¨¦ y tostadas, pero a la vuelta de mi casa se me llevaron. All¨ª es normal, todas las familias tienen que dar una cuota a la guerrilla. Yo era una ni?a muy pila [despierta] y se fijaron en m¨ª".

En la selva, Sara se convirti¨® en Selena. Le ordenaron elegir nuevo nombre y se acord¨® de una cantante. Selena descubri¨® los malos tratos, los gritos, el esfuerzo f¨ªsico, las balas. "A los 15 d¨ªas, sin saber manejar un arma, me llevaron a combate. Me mor¨ªa del p¨¢nico. Me toc¨® ver a compa?eritos caer muertos. Yo lloraba; lo ¨²nico que pod¨ªa hacer". A los 14 a?os, gracias a su soltura para expresarse, entr¨® en la radio de las FARC. "Mi tarea era tergiversar las noticias, mentir para dar la raz¨®n a la guerrilla. Qu¨¦ f¨¢cil que es manipular", dice.

Con el tiempo, Sara se enamor¨® de un "soldado raso". Sus dos hijos mayores nacieron en la selva y fueron criados por familias de la zona. El 20 de julio de 2007, durante una ofensiva del ej¨¦rcito, Sara vio una oportunidad para escapar. "Durante mi ronda nocturna, me fui. Cuando los compa?eros se dieron cuenta vinieron a por m¨ª. Me dispararon y me dieron en la mano, pero me ech¨¦ p¨®lvora, me hice un torniquete y segu¨ª. Despu¨¦s me dieron en la pierna, menos mal que no cogi¨® hueso...". Y de pronto suelta: "Yo puedo ir a un reality y gano. Me defiendo para la supervivencia". Desde luego, se adapta a lo que le echen. Aqu¨ª la tienen comiendo su primer gamb¨®n y ya chupa cabezas, como le acaban de explicar, que da gusto verla.

Sara logr¨® escapar. De regreso a su pueblo se reencontr¨® con su madre "m¨¢s abuelita, decaidita". Hern¨¢n, su hermano mayor, no estaba. "La guerrilla lo mat¨® por no colaborar". Poco despu¨¦s, la pareja de Sara desert¨® entreg¨¢ndose al Ej¨¦rcito. Ahora viven en una ciudad nueva, trabajan "en lo que sale". ?l, por ahora, en la obra y ella arreglando chapas de los coches.

En primavera, Sara pas¨® la audici¨®n de Canta Conmigo. Lo pasan en grande. "Al cantar me conecto con el yo que tengo adentro. Yo con yo", dice mientras come tarta de Santiago, que vuela. Se est¨¢ hinchando a dar entrevistas. Con su histori¨®n no es para menos. No teme las represalias. "Vivo cada d¨ªa como el ¨²ltimo. No me importa que me maten, estoy contenta. Le he dejado a mis hijos el legado de que fui capaz de reinsertarme, de hacer algo por la paz".