Navacerrada, 11¡ã bajo cero
La estaci¨®n de esqu¨ª, cerrada pese a la abundancia de nieve
-"Dadme una pala". El maquinista se baja del tren y observa la monta?a de nieve en la v¨ªa.
-"Esto no est¨¢ en condiciones para seguir".
-"T¨² ver¨¢s. Si no se puede, nada", le responde el jefe de estaci¨®n del puerto de Navacerrada.
El maquinista suspira y vuelve a trepar la cabina. El tren recula para coger impulso y hace saltar por los aires la barricada blanca. Sigue su camino hacia el puerto de Cotos, aunque no servir¨¢ de mucho: Valdesqu¨ª, la estaci¨®n cercana, pudo abrir s¨®lo cuatro kil¨®metros de pista. Y en la de Navacerrada, la tempestad de nieve de ayer dej¨® sin desenfundar los esqu¨ªes a los visitantes que subieron a la sierra.
"Los trabajadores de la nieve somos como agricultores", explica en su oficina en medio de la tempestad Jos¨¦ Ram¨®n Urtubi, responsable de la escuela de esqu¨ª Sierra de Madrid, en Navacerrada. En el gremio se quejan de lo mal que est¨¢ saliendo la temporada. La nieve artificial fue hasta hace unas semanas la hegem¨®nica en la sierra. Luego, la alegr¨ªa de las nevadas de diciembre s¨®lo dur¨® hasta que las lluvias las limpiaron. Y cuando empiezan a caer copos de nuevo esta semana, la ventisca convierte las pistas en impracticables.
"Prohibido trineos" presid¨ªa la cuesta por la que m¨¢s trineos se deslizaban
Muchas familias se quedaron cerca de la estaci¨®n jugando con sus hijos
El viernes y el s¨¢bado las pistas estuvieron cerradas, as¨ª que Sierra de Madrid, una de las tres escuelas de Navacerrada, ha tenido que devolver el dinero de dos de los tres d¨ªas con que contaba su cursillo de Reyes. "Un desastre", explica Urtubi. "Y hemos anulado la sesi¨®n para grupos de empleados de un centro comercial".El desastre econ¨®mico no parec¨ªa importarle gran cosa al enjambre de familias que trotaban con trineos por las inmediaciones de las pistas cerradas. Un cartel de "Prohibido trineos. Prohibido tirarse con bolsas de pl¨¢stico" presid¨ªa la pendiente por la que m¨¢s trineos se deslizaban.
La ma?ana empezaba mal en Navacerrada. A las nueve, un guardia civil ordenaba a los coches darse la vuelta antes de coronar el puerto. "S¨®lo se puede acceder desde el tren de Cercedilla", explicaba. Era el castigo por madrugar para los que quer¨ªan evitar quedarse sin sitio en el reducido aparcamiento de la cima. Los perezosos tuvieron la suerte de que a las once la carretera estuviera limpia y transitable. Que le vayan a la cigarra con monsergas de la hormiga.
En la estaci¨®n de tren de Cercedilla es necesario reservar hora para subir o bajar hasta los puertos en el tren de v¨ªa estrecha que sale cada hora los fines de semana. Un total de 200 personas se amontonan en dos vagones. Son tanto monta?eros curtidos como novatos. Una familia de cinco ecuatorianos, todos con el mismo gorro, se maravilla cuando arranca la m¨¢quina y el paisaje se vuelve blanco. A su lado, dos expertos vestidos en trajes t¨¦rmicos hablan de rutas de trekking. Los ni?os echan vaho sobre las ventanas y escriben su nombre.
Cuando el tren llega al puerto de Navacerrada las categor¨ªas se hacen m¨¢s evidentes. "Es mejor bajarse aqu¨ª si no se tiene mucha idea. Arriba, en Cotos, es m¨¢s dif¨ªcil", explica un se?or con un gorro del Atl¨¦tico de Madrid calado hasta los ojos. "Navacerrada es como un hotel; Valdesqu¨ª, un hostalillo", acota misteriosamente su acompa?ante. Ellos no se apean. S¨ª lo hace una marabunta de chicos deseosos de lanzarse bolas.
Helena y Coto son dos de ellos, una pareja de quincea?eros. Se sacan fotos sonrientes arrancando car¨¢mbanos del tejado de la estaci¨®n. No tienen ni idea de por d¨®nde se llega a las pistas. Completamente desorientados, otro grupo de viajeros decide seguir a los chicos de los trajes t¨¦rmicos y el trekking. La idea es feliz s¨®lo a medias: llegar¨¢n a su destino, pero despu¨¦s de sumergirse en nieve hasta la barbilla. "Es el peligro de seguir a gente muy equipada: se meten por los sitios m¨¢s complicados s¨®lo para convencerse de que el dinero en equipo est¨¢ bien invertido", reflexiona uno de los perseguidores. Pero es que el camino a las pistas es en s¨ª complicado. La tormenta aprieta, los telesillas est¨¢n clausurados y muchas familias se contentan con quedarse en las inmediaciones de la estaci¨®n de tren jugando con sus hijos y los trineos. "Llegar arriba est¨¢ fatal", se justifica Ra¨²l Narv¨¢ez empujando con un pie el b¨®lido de su hijo. Desde una loma se puede ver a¨²n al grupo de Helena y Coto. No han conseguido salir de la estaci¨®n. Est¨¢n tumbados sobre la nieve que cubre las v¨ªas jugando a dibujar la silueta de un ¨¢ngel abriendo y cerrando piernas y brazos.
Navacerrada cuenta con nueve pistas en la zona alta, y ocho en la zona baja. Ayer, todas cerradas. La temperatura llegaba a los 11 grados bajo cero, y al acercarse a las pistas comenzaban a arriar las desavenencias conyugales entre los expedicionarios. "Manuel, yo voy a entrar en la cafeter¨ªa, que tengo fr¨ªo", amenaza una esposa empujando ya la puerta del bar Dos Castillas. "No hemos venido hasta aqu¨ª para meternos en un bar", responde Manuel sin mucho ¨¦xito.
La cafeter¨ªa parece llena con visitantes consumiendo caldo y chocolate con churros. Tampoco faltan los que, contra la opini¨®n de la comunidad cient¨ªfica, parecen convencidos de que el alcohol es bueno para contrarrestar el fr¨ªo. Sin embargo, los empleados de la cafeter¨ªa tienen claro que la tempestad es mala aliada del negocio. "Es cierto", profundiza el encargado de la venta y alquiler de equipos de nieve, propiedad de la misma empresa del bar. "Menos gente se queda a tomar caf¨¦s si se cierran las pistas. Con lo que s¨ª compensamos es con el alquiler de trineos y, sobre todo, con la venta de ropa caliente".
El esqu¨ª se ha democratizado, pero sigue siendo un deporte caro. Un forfait en fin de semana cuesta 30 euros, m¨¢s el equipo, la comida y los 12 euros por la ida y la vuelta en el tren de Cercedilla. La opci¨®n del trineo y los bocadillos tiene muchos adeptos. "Son 10 euros por cada trineo, m¨¢s 10 de fianza", le explica a una madre el encargado del alquiler. "?O¨ªsteis? Este trineo lo compart¨ªs tu hermano y t¨²", le avisa ¨¦sta a su hijo mayor.
La tempestad no parece importarle gran cosa al enjambre de familias que trotan lanz¨¢ndose bolas por las inmediaciones de las pistas cerradas. Los trinueos contin¨²an bajando por la pendiente en la que se advierte aquello de "Prohibido trineos. Prohibido tirarse con bolsas de pl¨¢stico". Tambi¨¦n abundan los que van ¨²nicamente a pasear. "?Qu¨¦ de nieve! Esto es como Rumania", bromean abrazados dos amigos rumanos.
Lola, Ana, Mirian y Jocelyne, tres enfermeras y una publicista, se han quedado sin esqu¨ª. "?stas es la primera vez que ven¨ªan, pero no ha salido bien", cuenta Mirian, la ¨²nica experimentada. "Da igual. Nos lo estamos pasando bien: hemos desayunado tres veces", bromea Lola. "Ahora nos pondremos a hacer alg¨²n mu?eco de nieve". M¨¢s dolidos est¨¢n los que llegan con su propio equipo. Como Sim¨®n Jim¨¦nez y Juanma D¨ªaz, dos andaluces que han intentado sin ¨¦xito salvar la jornada de esqu¨ª, primero en Valdesqu¨ª y luego en Navacerrada. "Ni subas. Esto est¨¢ imposible", avisa un hombre totalmente equipado a alguien al otro lado de un tel¨¦fono m¨®vil.
Queda la opci¨®n de los que deciden cortar por lo sano. Por la pista cerrada descienden dos esquiadores de negro. Levantan la valla y pasan bajo ella majestuosamente. "Nosotros es que practicamos esqu¨ª de monta?a. Nos da igual que no haya remontes o las pistas est¨¦n cerradas. Bajamos, y ya ves que no nos para nadie". Luego se colocan las gafas y se vuelven a perder en la tempestad sorteando a padres y ni?os en trineos de pl¨¢stico.
![A trav¨¦s del reflejo de unas gafas de ventisca se ve a los visitantes jugar con sus hijos y deslizarse en trineo en el puerto de Navacerrada.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/IOJEGIRXTQTAZ4CTSGEH3L2BKQ.jpg?auth=36978e019f24eb6b9ce109201bd72d7986fe447e1730bfef6be05683cb30a7f5&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Nieve
- Heladas
- Olas fr¨ªo
- Navacerrada
- Da?os cultivos
- Fr¨ªo
- Provincia Madrid
- Reservas naturales
- Temperaturas
- Protecci¨®n cultivos
- Madrid
- Precipitaciones
- Espacios naturales
- Comunidad de Madrid
- Esqu¨ª
- Comunidades aut¨®nomas
- Instalaciones deportivas
- Agricultura
- Meteorolog¨ªa
- Deportes invierno
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Deportes
- Agroalimentaci¨®n
- Administraci¨®n p¨²blica
- Espa?a