"Por favor, s¨¢quenme de aqu¨ª, me muero"
El colapso de la red el¨¦ctrica y de las telecomunicaciones obstaculiza el rescate - Los pocos hospitales que est¨¢n en funcionamiento se encuentran desbordados
"Parec¨ªa una gigantesca manta que cubri¨® toda la ciudad, oscureci¨¦ndola durante al menos 20 minutos". Mike Godfrey, un empleado de la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional, describi¨® as¨ª la enorme nube de humo y polvo que se levant¨® sobre Puerto Pr¨ªncipe despu¨¦s de la tremenda sacudida que golpe¨® la ciudad a las cinco de la tarde del martes, hora local. "Fue fort¨ªsima, dur¨® alrededor de un minuto", seg¨²n el relato de Fiammetta Cappellini, de la Asociaci¨®n de Voluntarios en Servicio Internacional. Tan fuerte que, se?alan varios testigos, se derrumbaron edificios de toda suerte, aplastando a miles de personas, y los coches saltaron en las calles.
Junto al polvo, enseguida aflor¨® de las entra?as de la urbe una lacerante letan¨ªa de gritos de dolor y desesperaci¨®n. "Por favor, s¨¢quenme de aqu¨ª, me muero. Tengo a dos ni?os conmigo", gritaba una mujer desesperada bajo los escombros de un jard¨ªn de infancia en la zona de Canape-Vert de la capital, seg¨²n pudo escuchar un reportero de la agencia Reuters.
Por las calles vagan personas presas del p¨¢nico y de la histeria
Hay cantidad de edificios hundidos y mucha gente sin ayuda y sangrando
Al caer la noche, sorprendentemente, los gritos se convirtieron en muchos casos en cantos y rezos, seg¨²n coinciden varios testimonios. "Un sonido conmovedor en el medio de una tragedia horrible", seg¨²n escrib¨ªa Troy Livesay, un bloguero que vive en la capital haitiana. "Se escuchan por las calles oraciones de agradecimiento de los que han sobrevivido", dec¨ªa Riccardo Conti, delegado en Hait¨ª del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja.
"El panorama es devastador", afirma Cappellini, en un testimonio facilitado por la organizaci¨®n CESAL. "Desde los escombros se oyen gritos de socorro de los que se han quedado dentro y de los parientes que se desesperan por la impotencia. Las calles se han convertido en una trampa. Los edificios m¨¢s importantes han desaparecido, bloques enteros de varios pisos est¨¢n a ras del suelo. Por las calles vagan personas presas del p¨¢nico y de la histeria, heridos buscando ayuda".
"Hay cantidad de edificios derrumbados, coches destrozados, mucha gente sin ayuda, gente sangrando", describi¨® Carel Pedre, un presentador de radio. "No hay electricidad, todas las l¨ªneas telef¨®nicas est¨¢n cortadas, as¨ª que no hay manera de que la gente pueda contactar con sus familias y amigos. Hay r¨¦plicas cada 15 ¨® 20 minutos. Duran entre 3 y 5 segundos. La primera sacudida fue realmente fuerte, la gente se ca¨ªa al suelo y los edificios se derrumbaron. Las calles son estrechas y hay un gran tr¨¢fico, cada cual intenta alcanzar a su familia y amigos. El tr¨¢fico est¨¢ imposible".
El hundimiento de las infraestructuras de telecomunicaci¨®n hac¨ªa ayer casi imposible comunicar con Hait¨ª, tanto por tel¨¦fonos fijos c¨®mo por m¨®viles. Organizaciones no gubernamentales y canciller¨ªas de medio mundo lograron a duras penas contactar con su personal en Hait¨ª y declinaban facilitar el contacto a los medios para no atascar las l¨ªneas y salvaguardar la preciosa carga de las bater¨ªas de m¨®viles y ordenadores.
El fallo de las telecomunicaciones contribuy¨® a agravar el desastre de las ya de por s¨ª escasas estructuras de sanidad del pa¨ªs caribe?o.
Pilar Palomino, delegada de Cruz Roja Espa?ola en Hait¨ª y Rep¨²blica Dominicana, describ¨ªa en conversaci¨®n telef¨®nica desde Santo Domingo algunos rasgos de la dram¨¢tica situaci¨®n haitiana. "Las carreteras est¨¢n en p¨¦simo estado y estamos esperando a que nos den indicaciones para salir con un convoy hacia all¨¢", dijo Palomino. "Nos dicen que gran parte de los hospitales est¨¢n derrumbados o inutilizables, y que los pocos abiertos han tenido que cerrar sus puertas ante la presi¨®n insostenible de la gente que quer¨ªa atenci¨®n para s¨ª o sus familiares. Cerraron puertas para poder atender con un m¨ªnimo de calma a los heridos que ya estaban dentro. La red de acueductos se ha derrumbado. Tambi¨¦n nos relatan algunas escenas de pillajes y robos. La gente deambula por las calles sin saber ad¨®nde ir. De momento no nos consta que haya grandes aglomeraciones de personas, la gente est¨¢ desperdigada y se suele quedar cerca de sus casas. Hay mucha tensi¨®n en las calles".
Louise Ivers, directora cl¨ªnica de la organizaci¨®n Partners in Health, envi¨® un mensaje desesperado a sus compa?eros: "Puerto Pr¨ªncipe est¨¢ devastada, hay muchas muertes. Nuestros hospitales de campo necesitan material. Por favor, ayudadnos".
"La situaci¨®n es ca¨®tica", apunt¨® Stefano Zannini, uno de los trabajadores de la organizaci¨®n M¨¦dicos Sin Fronteras que pas¨® las horas siguientes al terremoto realizando evaluaciones de las infraestructuras de salud en la ciudad. S¨®lo su equipo visit¨® cinco centros m¨¦dicos, incluyendo un gran hospital, y comprobaron que no funcionaba.
"Muchos estaban da?ados, y adem¨¢s pudimos ver una cifra estremecedora de muertos. La gente se ha concentrado en las calles, alrededor de hogueras, buscando consuelo unos en otros. Hemos visto mucha solidaridad en las calles".
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