"La polic¨ªa danesa me detuvo cuando cenaba y hasta pag¨® la cuenta"

Retenido en una reuni¨®n en la oficina de Greenpeace en ?msterdam, Joris Thijsen llega con cierto retraso al restaurante elegido. Abierto a la orilla del r¨ªo ?mstel, sirven unas excelentes quiches de verduras. Los bocadillos calientes de queso de cabra y miel tampoco desmerecen. Y los postres prometen delicias de nueces. Adem¨¢s, all¨ª trabaja su hermano, Thijs. Nada m¨¢s entrar, Joris pide un zumo de fresa grande y admite que la experiencia de Copenhague le ha dejado exhausto. Fue uno de los ecologistas detenidos por la polic¨ªa danesa por irrumpir en la cena de gala de la pasada cumbre del clima. ?l, sin embargo, se qued¨® en la calle. Como portavoz de la rama internacional de la organizaci¨®n, deb¨ªa explicarle a la prensa lo que pretend¨ªan sus compa?eros. Entre ellos, figuraba Juan L¨®pez de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace en Espa?a.

El ingeniero fue uno de los activistas de Greenpeace detenido en Copenhague

"S¨®lo ahora noto las energ¨ªas consumidas en tres semanas de c¨¢rcel", dice. Con todo, la experiencia tuvo sus momentos jocosos. Como cuando le arrestaron al d¨ªa siguiente del incidente. "Estaba cenando y aparecieron cinco amables polic¨ªas. Preguntaron mi nombre y me llevaron en volandas al furg¨®n. Uno de ellos regres¨® luego al comedor con mi billetero. Tras pagar la cena, me lo devolvi¨® con el recibo dentro". Presto a comerse el bocadillo integral, le lanza una mirada c¨®mplice a su hermano. La quiche de calabac¨ªn, pimiento y tomate tambi¨¦n hace honor a su aspecto. Est¨¢ deliciosa.

A sus 35 a?os, y despu¨¦s de nueve en Greenpeace, la facilidad verbal de este activista le lleva a encadenar pensamientos como esl¨®ganes. "Si las temperaturas suben entre tres y cinco grados, 3.000 millones de personas pasar¨¢n sed", afirma, mientras su bocadillo se queda a medias. "El clima es el problema m¨¢s importante de nuestra generaci¨®n", dice resuelto, para atacar luego el resto del pan. "Si alguien puede hacer algo por el clima es Obama". Ha sido una colaci¨®n frugal para un tipo de casi dos metros. As¨ª que, a por el postre. ?Tarta de nueces? ?Maldici¨®n! Es lunes, y todav¨ªa no est¨¢ lista. Optamos por el caf¨¦ y una incursi¨®n en su vida privada.

A punto de ser padre, lo peor fue no poder hablar con su novia durante el encierro. "S¨®lo nos dejaron comunicarnos con los abogados. Fue un alivio reencontrarnos". Con cierta reserva, reconoce que ella le ha pedido que espere al nacimiento del beb¨¦ para lanzarse a nuevas aventuras. "No trabaja para Greenpeace, y dej¨® su trabajo para acompa?arme a China un a?o. Fue una ¨¦poca especial. Es un pa¨ªs donde hay que aprender a moverse con cautela. Si quieres denunciar abusos m¨¢s vale que no se te eche encima el sistema".

Thijsen es ingeniero aeron¨¢utico, pero nunca ha ejercido. "Hice unas pr¨¢cticas en Greenpeace, y hasta hoy". Llega el caf¨¦, cortes¨ªa de la casa, acompa?ado de unas galletitas. Antes de despedirse, mira de reojo y sugiere que "habr¨¢ que hacer algo" en la pr¨®xima cumbre de noviembre, en M¨¦xico. Despu¨¦s se levanta y sale diligente a que le hagan fotos en la nieve.