Saludable pastiche victoriano
En 1919, un tr¨ªo irrepetible integrado por los cineastas D. W. Griffith, Tod Browning y la escritora Anita Loos firm¨® el gui¨®n de The mystery of the leaping fish, en la que el recuerdo de Sherlock Holmes era sometido a una inclemente agresi¨®n par¨®-dica. En el a?ejo mediometraje de culto, Douglas Fairbanks encarnaba a un trasunto del personaje de Conan Doyle que respond¨ªa al nombre de Coke Enneday y, quiz¨¢ por puro determinismo bautismal, consum¨ªa ingentes cantidades de coca¨ªna en el curso de una investigaci¨®n anti¨¦pica con epicentro en un chiringuito de playa dedicado al alquiler de flotadores. Al escoger a un actor como Robert Downey Jr., Guy Ritchie revela un sentido del humor cercano al de tan ilustres precursores a la hora de afrontar la gula t¨®xica de un personaje que, ahora, se presenta bajo su propio nombre, pero con relevantes transformaciones capaces de soliviantar a los puristas.
SHERLOCK HOLMES
Direcci¨®n: Guy Ritchie.
Int¨¦rpretes: Robert Downey Jr., Jude Law, Mark Strong, Rachel McAdams, Eddie Marsan, James Fox.
G¨¦nero: 'thriller'. EE UU, 2009.
Duraci¨®n: 128 minutos.
Discutir si el Sherlock Holmes de Guy Ritchie es o no es el verdadero Holmes es algo condenado a desembocar en debate est¨¦ril: el legendario icono ha tenido una tan prol¨ªfica, diversa y estimulante vida ap¨®crifa que repudiar, en nombre de las esencias, la remezcla que propone el cineasta parece fuera de lugar. Lo m¨¢s estimulante quiz¨¢ sea intentar esclarecer qu¨¦ ha hecho Ritchie con el personaje de Conan Doyle, que no ha sido precisamente poco. Por un lado, su Sherlock Holmes tiene algo de reinterpretaci¨®n steampunk, con ecos lejanos de los tebeos de Alan Moore, en su revisitaci¨®n contempor¨¢nea de una ¨¦poca victoriana entendida como cuna de nuestra idea del progreso tecnol¨®gico y espacio para tempranas ansiedades apocal¨ªpticas.
El cineasta tambi¨¦n comete la osad¨ªa de transformar a Holmes en action hero capaz de sobrevivir a las din¨¢micas de un v¨ªdeo-juego de ¨²ltima generaci¨®n, pero sin olvidar el pensamiento deductivo como motor de sus acciones. La soluci¨®n que encuentra Ritchie para formalizar su prop¨®sito es, por lo menos, eficaz e ingeniosa: su Holmes reparte mandobles en escenas que suspenden el tiempo, mientras la voz en off de Robert Downey Jr. calibra el balance de da?os que sus golpes infligen al contrincante de turno. Los procesos mentales del personaje tambi¨¦n propician esos efectismos de montaje y pospro-ducci¨®n que Ritchie ha convertido en se?a de identidad est¨¦tica.
Sherlock Holmes es, tambi¨¦n, una buddy movie. De hecho, uno de sus mayores efectivos consiste en haber sabido transformar la relaci¨®n entre Holmes y Watson en premonici¨®n victoriana de las qu¨ªmicas de pareja viril del moderno cine de acci¨®n, pero con subtexto hom¨®-filo manejado con habilidad, tacto y sentido del humor. El cr¨ªtico brit¨¢nico Michael Atkinson ha sugerido que el gran tema de Sherlock Holmes es el fin del orden dom¨¦stico de dos tipos que, hasta el momento de la acci¨®n, compart¨ªan piso, pero que se hallan en pleno proceso de negociaci¨®n con relaciones heterosexuales que interfieren en su mutuo amor. Efectivamente, eso est¨¢ en la pel¨ªcula, pero junto a un competente recital de golpes de efecto, acci¨®n enfebrecida y saludable esp¨ªritu dionisiaco.
Babelia
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