?Qu¨¦ Atl¨¦tico!
Los de Quique remontan al Recreativo con una enorme actuaci¨®n que casi echaron a perder
Lo imposible es posible en el f¨²tbol. Sobre todo, si el Atl¨¦tico est¨¢ por medio. Capaz de romper todas las l¨®gicas de este deporte, de la psicolog¨ªa incluso; siendo como es un equipo de div¨¢n, que no tiene medida, que es un rompecabezas, que se quiere y se odia, se suicida y resucita, vive y muere sin raz¨®n alguna, porque le da la gana, el Atl¨¦tico es un prodigio, un prestidigitador, un encantador de serpientes, a ratos verdad, a ratos mentira, fuerte y d¨¦bil, grande y peque?o. El Atl¨¦tico, ayer, firm¨® una magn¨ªfica remontada ante el Recre y lo hizo de forma ins¨®lita, mostrando sus virtudes, portero incluido, antes de mostrar sus miserias, que las tiene a patadas. Sigue adelante el Atl¨¦tico porque esta vez crey¨® en s¨ª mismo y porque sobrevivi¨® incluso a esos ratos en los que le da por abrir la espita del gas y encender una cerilla.
ATL?TICO 5 - RECREATIVO 1
Atl¨¦tico: De Gea; Ujfalusi, Perea (Ibra, m. 82), Dom¨ªnguez, A. L¨®pez; Assun??o; Reyes, Jurado (Ra¨²l Garc¨ªa, m. 74), Sim?o; Forl¨¢n y Ag¨¹ero (Valera, m. 84). No utilizados: Asenjo, Juanito, Pern¨ªa y Camacho.
Recreativo: Bernardo; C¨®rcoles, Troest, Mora, Pe?a; J. V¨¢zquez; ?lvaro (Carmona, m. 52), Javi Fuego, P. S¨¢nchez (Barrales, m. 67), Aitor (Candeias, m. 84); Fornaroli. No utilizados: Guiaita, C¨¢mara, Poli y Barber.
Goles: 1-0. M. 20. Sim?o. 2-0. M. 23. Ag¨¹ero. 3-0. M. 38. Ujfalusi. 4-0. M. 61. Ag¨¹ero. 4-1. M. 70. Carmona. 5-1. M. 82. Sim?o.
?rbitro: Delgado Ferreiro. Expuls¨® por dos tarjetas amarillas a Assun??o (m. 72). Amonest¨® a Jes¨²s V¨¢zquez, C¨®rcoles y Aitor.
Unos 35.000 espectadores en el Calder¨®n.
El Atl¨¦tico cumpli¨® uno a uno todos los c¨®digos que debe tener una remontada que se precie. Hizo la primera falta (minuto 1), provoc¨® el primer c¨®rner (minuto 2) y lanz¨® el primer disparo a puerta (minuto 3). As¨ª salt¨® a escena el equipo de Quique, a reventar. Y revent¨® al Recreativo, un equipo de Segunda plagado de suplentes. Lo hizo a la velocidad justa, elaborando, huyendo del pelotazo, esperando el desmarque del Kun, de Forl¨¢n, de Reyes, de Sim?o... Llegaba al ataque con pasmosa facilidad el Atl¨¦tico, incrustado Jurado entre l¨ªneas; desatado Forl¨¢n, que ca¨ªa a las bandas arrastrando a los centrales, abriendo huecos por donde asomaban sus socios en manada, con Ag¨¹ero a la cabeza. A la derecha se tir¨® el uruguayo en aquella acci¨®n en la que Reyes recibi¨® en el v¨¦rtice del ¨¢rea. El sevillano, que ha enterrado al ex futbolista que lleg¨® a ser, toc¨® para Forl¨¢n, que centr¨® abajo desde la derecha. A pies de Sim?o cay¨® el bal¨®n y arriba fusil¨® el portugu¨¦s con la izquierda. A la red acudi¨® veloz Ag¨¹ero, que llev¨® la pelota al centro del campo. Sac¨® el Recre, rob¨® el Atl¨¦tico, se la at¨® el Kun a la bota y hasta el ¨¢rea avanz¨®: uno, dos, tres regates hizo antes de sacar el zurdazo que detuvo el portero. El Calder¨®n rug¨ªa, el Recre temblaba, la marabunta era el Atl¨¦tico y a la izquierda cay¨® Forl¨¢n, que progres¨® y centr¨® abajo, donde llegaba Ag¨¹ero, cuya actuaci¨®n fue prodigiosa, y el argentino toc¨® con la izquierda, sin parar, a la red, la l¨¢mpara maravillosa en manos del yerno de Dios, que anoche emul¨® a su mism¨ªsimo suegro.
Quedaba para el Atl¨¦tico tiempo, aire, vida. Sin embargo, tambi¨¦n le quedaba rival, un dign¨ªsimo Recre, que, aunque agujereado en la defensa, intentaba estirarse, siempre tocando, con el bal¨®n al pie. Pero el Atl¨¦tico era un martillo pil¨®n. Y bot¨® aquel c¨®rner Sim?o que Ujfalusi cabece¨® en el ¨¢rea peque?a para lograr el 3-0. La eliminatoria igualada, el delirio en el Calder¨®n. Y, de repente, el silencio. Sac¨® de centro el Atl¨¦tico para inaugurar el segundo acto y la pelota le lleg¨® a Perea, jugador profesional que es y que fue incapaz de dominar tan extra?o, y lento, elemento. Se llev¨® el bal¨®n Formaroli, que lanz¨® a las manos de De Gea. El de Perea era el primer aviso, el bocinazo que anunciaba que aquella majader¨ªa pod¨ªa tener continuaci¨®n. El susto no detuvo a Forl¨¢n, que lanz¨® dur¨ªsimo, rechaz¨® Bernardo y marc¨® el Kun, aunque en fuera de juego. Al instante, el uruguayo, incansable, se llev¨® el bal¨®n por la derecha y se plant¨® ante el portero. Ten¨ªa a su izquierda a Ag¨¹ero, pero opt¨® por hacer una obra de arte, una vaselina que el larguero dej¨® en un brochazo. Y entonces se vio lo nunca visto, Antonio L¨®pez, o Pel¨¦ ser¨ªa, levant¨® el bal¨®n con el empeine desde el suelo para elevarlo sobre su cabeza y dar un pase de espaldas a Reyes. Pero el Atl¨¦tico comenzaba a romperse, cinco defendiendo y cinco atacando, y De Gea apagando fuegos. Pero, claro, los cinco de arriba eran los que eran. As¨ª que Jurado recibi¨® de Reyes, se fue por la izquierda, centr¨® y, en pleno barullo, Sim?o cedi¨® atr¨¢s para que Ag¨¹ero lanzara, mal, muy mal, con la suerte de que all¨ª andaba un defensa en quien rebot¨® el bal¨®n hacia la red, el 4-0 en el marcador, el imposible que era posible, el Manzanares enloquecido...
Pero esto es el Atl¨¦tico. Palabras mayores. Nadie sabe qu¨¦ pasar¨ªa por la cabeza de Assun??o cuando decidi¨® regatear a dos rivales en su propia ¨¢rea. Carmona, que era uno de ellos, se aprovech¨® de tama?a imbecilidad para batir al imbatible De Gea. S¨®lo un minuto despu¨¦s, el propio Assun??o pate¨® a un rival y vio la tarjeta amarilla, la segunda. M¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. El Atl¨¦tico, hecho jirones, con un jugador menos, estaba obligado a ir a¨²n m¨¢s lejos, a conseguir el quinto gol. Por el campo se arrastraban muchos de sus jugadores, agotados f¨ªsica y mentalmente. Pero no Forl¨¢n. Ni Reyes. Ag¨¹ero, s¨ª, pero como si no. Hecho unos zorros, intent¨® penetrar en el ¨¢rea y en el v¨¦rtice recibi¨® la falta. Y all¨ª estaba Sim?o. Su pie derecho enguantado, su toque de bal¨®n. A la escuadra lo mand¨®, sensacional. Un ¨®rdago al destino fue el gol de un equipo ¨²nico, que es un puro disparate en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad. ?Qu¨¦ Atl¨¦tico el de ayer! ?Qu¨¦ grande!
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