La guerra de ma?ana
Fue el presidente Harry Truman (1945-1952) quien, en el lenguaje llano de su Misuri natal, mejor supo definir en una frase la magnitud de las responsabilidades inherentes a la presidencia de Estados Unidos. Y qui¨¦n debe asumir la responsabilidad por los errores cometidos por una Administraci¨®n. The buck stops here, dijo Truman, utilizando un t¨¦rmino de p¨®quer (buck es la marca que va pasando de mano en mano en la partida hasta que llega al jugador que tiene la baraja). O lo que es lo mismo: la ¨²ltima responsabilidad es del presidente, tanto de lo bueno como de lo malo.
Y eso es lo que hizo precisamente la pasada semana el sucesor dem¨®crata de Truman en la Casa Blanca, Barack Obama, al asumir personalmente la responsabilidad de los errores de los servicios de espionaje estadounidenses, incapaces de: a) calibrar la amenaza contra Estados Unidos de la franquicia de Al Qaeda en la pen¨ªnsula Ar¨¢biga; b) prevenir el embarque del yihadista nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab en el vuelo de ?msterdam a Detroit, a pesar de que su nombre figuraba en las listas de la CIA de posibles terroristas; y c) detectar al doble agente jordano cuya inmolaci¨®n en Pakist¨¢n se llev¨® por delante a siete agentes de la CIA en el peor atentado sufrido por los servicios de espionaje estadounidenses en su historia.
La estabilidad iraqu¨ª ha forzado la salida de Al Qaeda y su reubicaci¨®n en otros pa¨ªses de la zona
Como en el 11-S, la informaci¨®n exist¨ªa, a retales, pero exist¨ªa. Lo que fall¨® entonces y ha vuelto a fallar ahora ha sido la burocracia y la falta de coordinaci¨®n entre los diversos servicios civiles y militares de espionaje, 16 en total.
No han sido unas buenas Navidades, ni un buen comienzo de a?o para Obama, que pensaba disfrutar de unas pl¨¢cidas vacaciones en su Hawai natal saboreando el triunfo de la aprobaci¨®n por el Senado de su plan de reforma sanitaria. Los estrategas de Al Qaeda se las han amargado. La oposici¨®n republicana, encabezada por el ex vicepresidente Dick Cheney, se ha lanzado en tromba contra el presidente dem¨®crata, al que acusan de "debilidad" frente al terrorismo, a pesar de que este presidente pr¨¢cticamente ha duplicado en su a?o de mandato las fuerzas militares estadounidenses en Afganist¨¢n. De momento han conseguido un aplazamiento del cierre de Guant¨¢namo hasta que la Casa Blanca decida el destino del cerca del centenar de internos que iban a ser trasladados a Yemen, convertido en campo de adiestramiento ideol¨®gico y militar de yihadistas procedentes de todo el mundo.
Yemen se une as¨ª al n¨²cleo de Estados fallidos o casi fallidos, como Afganist¨¢n, Pakist¨¢n y Somalia, en peligro de caer en manos de los extremistas isl¨¢micos locales o transnacionales, guiados por una ¨²nica obsesi¨®n: la destrucci¨®n de los valores democr¨¢ticos representados por Occidente. En comparaci¨®n con los cuatro pa¨ªses citados, la situaci¨®n en Irak se asemeja a una balsa de aceite, a pesar de los espor¨¢dicos rebrotes de violencia. Hay problemas con las minor¨ªas sun¨ª y kurda y por el reparto de los recursos energ¨¦ticos. Pero el Gobierno democr¨¢ticamente elegido de Al Maliki est¨¢ firmemente asentado en todo el pa¨ªs y se prepara para celebrar en marzo sus segundas elecciones parlamentarias. Es precisamente esta estabilidad iraqu¨ª la que ha forzado la salida del pa¨ªs del terrorismo de Al Qaeda y su ubicaci¨®n en otros pa¨ªses de la zona.
Y no cabe duda de que Yemen es un candidato ideal para los planes terroristas. La actual rep¨²blica yemen¨ª, constituida en 1990 por fusi¨®n de los entonces Yemen del Norte y del Sur y gobernada desde entonces por Ali Abdul¨¢ Saleh y su familia, padece en la actualidad, adem¨¢s del terrorismo de Al Qaeda, una insurgencia en el norte y un movimiento separatista en el sur. Miren el mapa y comprender¨¢n la importancia estrat¨¦gica de Yemen, un pa¨ªs con pr¨¢cticamente la misma superficie que Espa?a, que linda al norte con Arabia Saud¨ª, al este con Om¨¢n y tiene al otro lado del golfo de Ad¨¦n a Somalia.
El presidente Obama ha prometido que toda la fuerza de Estados Unidos se utilizar¨ªa para "desmantelar y derrotar a los extremistas violentos que nos amenazan sean de Afganist¨¢n, Pakist¨¢n, Yemen o Somalia". En esa estrategia hay que enmarcar las dos recientes visitas a Yemen del general David Petraeus, responsable militar norteamericano para todo Oriente Pr¨®ximo. En palabras de un alto funcionario estadounidense destinado en San¨¢ y citado por el senador Joe Lieberman, ex candidato a la vicepresidencia con Al Gore: "Si Irak fue la guerra de ayer y Afganist¨¢n la de hoy, Yemen puede ser la de ma?ana si no se act¨²a con rapidez y eficacia". Sin olvidar que Yemen protagoniz¨® una de las primeras acciones terroristas de Al Qaeda contra Estados Unidos con el ataque, en agosto de 2000, al destructor USS Cole, fondeado en Ad¨¦n, que caus¨® 17 muertos y 37 heridos.
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