Un rockefeller en Ponte Caldelas
La Revoluci¨®n de los Claveles llev¨® al fundador de Galp, Cordo Boullosa, a refugiarse a este lado de la frontera
Los ex alumnos del colegio p¨²blico de Infantil y Primaria de Ponte Caldelas todav¨ªa recuerdan el viaje de fin de curso a la Expo de Lisboa organizado por la direcci¨®n del centro pontevedr¨¦s. Corr¨ªa 1998 y en la agenda del periplo estaba anotada una visita un tanto especial, lejos de las instalaciones del evento. Una mansi¨®n en Caparide (Estoril) era el destino: la residencia privada del magnate luso Manoel Cordo Boullosa (1905-2000), que lleg¨® a ser la segunda fortuna del pa¨ªs a trav¨¦s de negocios relacionados con el petr¨®leo, fundador de lo que es hoy en d¨ªa la multinacional Galp y accionista de bancos y empresas de hidrocarburos.
La suya no es una vida escrita en la barra de hielo de la emigraci¨®n, que se suele derretir a golpe de claroscuros. Cordo Boullosa, de padres gallegos, con residencia permanente en la parroquia natal de su madre, Caritel, era "l¨²cido, afable, y generoso a la hora de hacer donativos al centro", recuerda Juan Ram¨®n Boga, el secretario del colegio.
El centro gallego de Lisboa es un palacete del XIX donado por ¨¦l
Intent¨® montar una refiner¨ªa en Vigo, pero al final se la qued¨® A Coru?a
Un c¨¦ntrico paseo y el CEIP de Ponte Caldelas llevan hoy su nombre. De la chequera del empresario salieron fondos "e incluso en su d¨ªa la cesi¨®n de los terrenos para levantar el nuevo colegio", recuerda el funcionario. Tambi¨¦n, una discreta casa familiar, de piedra, a la que sol¨ªa acudir con frecuencia. ?Pero cu¨¢l era la relaci¨®n del magnate del petr¨®leo portugu¨¦s con Ponte Caldelas m¨¢s all¨¢ del haber sido el lugar de nacimiento de sus padres? La respuesta la tiene Jos¨¦ Manuel Lopes Cordeiro, profesor de la Universidade do Mi?o, en Braga. "Con apenas un a?o de edad, Cordo Boullosa perdi¨® a su madre, de 28 a?os y embarazada de su quinto hijo; por esa raz¨®n el padre decidi¨® enviarlo a Caritel, encomendando su cuidado a sus t¨ªas, hasta la edad de ocho a?os". En Ponte Caldelas hizo la primaria, para regresar en 1913 a Lisboa. Galicia volver¨ªa al mapa vital del empresario muchos a?os despu¨¦s, cuando ya se hab¨ªa convertido en el rockefeller portugu¨¦s. Fue en plena Revoluci¨®n de los Claveles, en abril del 74.
En mayo de aquel a?o, relata el profesor Lopes Cordeiro en el libro Empresarios de Galicia, de la Fundaci¨®n Caixa Galicia, la radicalizaci¨®n del movimiento popular exigi¨® al gobierno provisional democr¨¢tico decisiones firmes contra las personalidades afines al r¨¦gimen depuesto, con nacionalizaciones y medidas para evitar la fuga de capitales. "El d¨ªa 21 de ese mes, Cordo Boullosa fue alertado por un militar de que ser¨ªa detenido al d¨ªa siguiente y parti¨® de inmediato a Galicia". Hab¨ªa financiado a los sectores opuestos al Movimiento Democr¨¢tico para la Liberaci¨®n de Portugal (MDLP), presidido por el ex general Antonio de Sp¨ªnola.
Tras su discreto paso por Galicia, del que apenas hay constancia, Par¨ªs y Brasil ser¨ªan los destinos de Cordo Boullosa. Pero no se fue al exilio con lo puesto. En su hatillo, todo un imperio levantado a ra¨ªz de negocios de hidrocarburos que hab¨ªa iniciado su padre, y la leyenda de haber montado en 1938 la primera empresa petrol¨ªfera de capital portugu¨¦s, la Sociedade An¨®nima de Refinaci¨®n de Petr¨®leos (Sacor). En la capital gala presidir¨ªa el Banque Franco-Portugaise, "lo que le permiti¨® financiar su actividad empresarial", que llev¨® a cabo tambi¨¦n desde entidades financieras que controlaba en Brasil. A?os atr¨¢s ya hab¨ªa dado el salto internacional, como miembro del consejo de administraci¨®n de la Compagnie Fran?aise des P¨¦troles, actual Total, y la implantaci¨®n de su grupo en pa¨ªses africanos como Mozambique o Rodesia, hoy Zimbawe, con plantas de refino.
Al m¨¢s puro estilo de John Rockefeller, fundador de Standard Oil, hoy en d¨ªa ExxonMobil, Cordo Boullosa particip¨® tambi¨¦n en la constituci¨®n de Petrogal, aunque a rega?adientes. El primer gobierno democr¨¢tico tras la revoluci¨®n tranquila del pa¨ªs vecino propici¨® la nacionalizaci¨®n de todas las empresas petrol¨ªferas, entre ellas las del empresario. Fue a?os m¨¢s tarde, cuando en 1989 se constituye sobre Petrogal lo que hoy se conoce como Galp. En su accionariado estar¨ªa Cordo Boullosa. Pero los negocios tambi¨¦n le traer¨ªan a Galicia. En la d¨¦cada de los 50.
"Junto a su amigo el abogado Valent¨ªn Paz Andrade", contin¨²a el profesor de la Universidade do Mi?o, "ide¨® la instalaci¨®n de una refiner¨ªa en las proximidades del puerto de Vigo, pero finalmente el gobierno de Franco opt¨® por A Coru?a". A aquella decisi¨®n no fue ajeno Pedro Barri¨¦ de la Maza, en l¨ªnea directa con El Pardo. De sus relaciones con su tierra de origen tambi¨¦n da cuenta el colectivo de emigrantes en Lisboa. El actual centro gallego de dicha capital fue donado en julio de 1988 por el empresario, un palacete construido a finales del siglo XIX.
Elvira Raposeiras, directora del centro de Primaria de Ponte Caldelas, recuerda la ¨²ltima visita del empresario al colegio. Hace memoria y asegura que "fue al principio de los 90, en un acto entra?able, despu¨¦s de colaborar con ayudas para financiar la biblioteca". Por algo en la hoja de servicios de Cordo Boullosa figura una medalla Castelao y, a t¨ªtulo p¨®stumo, la de oro de Galicia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.