Fiasco y rituales de supervisi¨®n financiera
Las ¨¦lites financieras forman un mundo aparte dentro de la econom¨ªa. Se puede observar en algunos de sus comportamientos, como la forma de vestir. O escuchando la seguridad con la que hablan hasta de aquello en que se han equivocado. Pero quiz¨¢ el rasgo m¨¢s curioso es que su capacidad de aprender de los errores y batacazos es menor que la del resto de los humanos.
Eso est¨¢ ocurriendo ahora. Hay claros indicios de que no han sacado ninguna lecci¨®n de esta crisis y que esperan salir de rositas. Algunos bancos ya han anunciado la continuidad de su pol¨ªtica de pago de bonus a sus directivos. Las agencias de rating, que han fallado en dar informaci¨®n fidedigna a los inversores acerca de la calidad de los productos financieros, no se han dado por enteradas. Y los reguladores y supervisores quieren hacernos creer que todo ha sido un problema de codicia privada por falta de m¨¢s regulaci¨®n.
Hay indicios de que estas ¨¦lites no han aprendido nada de una crisis de la que esperan salir de rositas
?Por qu¨¦ les cuesta tanto aprender?
Al contrario de cualquier otro empresario o profesional, la ¨¦lite financiera sabe que hay escasa probabilidad de que tengan que pagar por sus errores. Y donde no hay castigo, no hay aprendizaje. Excepto casos puntuales como el de Madoff, ning¨²n financiero ha tenido que asumir responsabilidades por su negligencia o venalidad. Y lo que es m¨¢s importante, no tenemos una forma cre¨ªble para amenazarles con el cierre de sus instituciones sin que a la vez provoquemos riesgo de da?o para la econom¨ªa.
Esta crisis ha obligado a utilizar enormes cantidades de recursos p¨²blicos para financiar el rescate de bancos y cajas y los programas de apoyo al sector privado y al desempleo. Como los ingresos fiscales han ca¨ªdo por la recesi¨®n, los Gobiernos se est¨¢n endeudando. Pero he aqu¨ª que la misma ¨¦lite financiera que ha provocado la crisis y ha forzado a los Gobiernos a endeudarse es la que, con deportivo cinismo, est¨¢ alarmando contra los riesgos de la deuda.
?Qu¨¦ hacer para evitar que se vuelvan a dar en el futuro los mismos comportamientos?
Las autoridades pol¨ªticas y monetarias creen que la soluci¨®n est¨¢ en m¨¢s regulaci¨®n y en la creaci¨®n de nuevas autoridades. Tanto la Administraci¨®n norteamericana como las autoridades europeas han anunciado ya paquetes de reformas en este sentido.
Soy partidario de una mayor regulaci¨®n y, especialmente, de una mejor supervisi¨®n financiera. Pero no creo que la soluci¨®n est¨¦ s¨®lo en m¨¢s de lo mismo.
Cada vez es m¨¢s evidente que en el origen de la crisis financiera de 2008 ha habido fallos importantes en la gesti¨®n de la pol¨ªtica monetaria y en la supervisi¨®n. ?C¨®mo, si no, existiendo tal cantidad de organismos reguladores, de auditor¨ªa y de supervisi¨®n del sistema financiero, a cuyo frente est¨¢n los que se consideran the best and the brightest, nadie advirti¨® y puso remedio a las m¨¢s que evidentes conductas de riesgo excesivo que estaban adoptando las instituciones financieras?
La respuesta de las autoridades es que hab¨ªa una laguna en la regulaci¨®n que permiti¨® a un tipo de banca propensa al riesgo estar al margen de la supervisi¨®n. Pero, siendo cierto, esto es insuficiente para explicar lo ocurrido. En nuestro caso, las cajas de ahorro estaban bien reguladas y supervisadas y, sin embargo, muchas de ellas contrajeron un nivel de riesgo inmobiliario a todas luces excesivo, pero que los supervisores no vieron o no consideraron adecuado frenar.
Pienso que para tener una seguridad razonable de que algo similar no se repita son necesarias, al menos, dos cosas:
Primera, que haya un reconocimiento de los fallos en la gesti¨®n de la pol¨ªtica monetaria y de supervisi¨®n financiera, al menos desde del crash de las punto.com en el a?o 2000. No es necesario una autocr¨ªtica al estilo estalinista ni ponerse un cilicio, pero s¨ª alguna se?al de que han aprendido de esos errores. Por eso Ben Benanke, presidente de la autoridad monetaria federal de Estados Unidos, se est¨¢ viendo cuestionado para renovar su cargo, tal como El Pa¨ªs Negocios recog¨ªa el domingo pasado.
Segunda, es necesario aprender la lecci¨®n de que, adem¨¢s de una mayor y mejor regulaci¨®n t¨¦cnica, se necesitan reglas e instituciones sociales y pol¨ªticas que ejerzan una labor de contenci¨®n de la codicia privada y de control democr¨¢tico de los propios supervisores.
Los 25 a?os que siguieron a la Gran Depresi¨®n y la Segunda Guerra Mundial fueron las d¨¦cadas de mayor crecimiento econ¨®mico, igualdad social y estabilidad financiera. No s¨®lo porque hubiese una mayor regulaci¨®n, sino porque al lado de la supervisi¨®n tecnocr¨¢tica exist¨ªan reglas e instituciones sociales y pol¨ªticas, como los sindicatos, los partidos socialdem¨®cratas y los medios de comunicaci¨®n, que sirvieron de control democr¨¢tico de la codicia y las pr¨¢cticas financieras irregulares.
Pero en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, como consecuencia de varios desarrollos econ¨®micos y pol¨ªticos, esas organizaciones han perdido fuerza como mecanismos de control social. En ausencia de ese control democr¨¢tico, la regulaci¨®n financiera se ha convertido en un mero ritual de supervisi¨®n, que al final ha acabado en un gran fiasco.
Que en el futuro se consiga evitar nuevas crisis financieras de la magnitud de la que padecemos depende, por tanto, de c¨®mo la crisis afecte a la democracia. Si hay un fortalecimiento de las reglas e instituciones de control social y pol¨ªtico, veremos un sistema financiero m¨¢s estable y una econom¨ªa m¨¢s sana. Si, por el contrario, la crisis debilita a¨²n m¨¢s la democracia, todas esas nuevas regulaciones y autoridades que nos proponen, por muy bien intencionadas que est¨¦n, continuar¨¢n siendo meros rituales de supervisi¨®n t¨¦cnica que conducir¨¢n a un nuevo fiasco.
Ant¨®n Costas Comesa?a es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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