La muralla y la hucha
Es conmovedora la fe de nuestros mun¨ªcipes y gobernantes en el marketing. Abel Caballero cree a ciencia cierta que Caixanova es m¨¢s Vigo que el Celta; Orozco, el alcalde de Lugo, acaba de poner a la Muralla romana de su ciudad en la Coca-Cola, Losada desde que han consagrado la Torre de H¨¦rcules est¨¢ tan en Champions como Lotina y no digamos Bugallo, al que el Xacobeo le puede parecer como si de repente Bill Gates abriera una delegaci¨®n en la R¨²a do Vilar. No s¨¦ en que andan en Ourense la verdad adem¨¢s de Baltar, pero algo inventar¨¢n para no ser menos.
Abundan por doquier los casos y los estragos de esta nueva creencia laica en la marca y en las escuelas de negocios e incluso nuestro presidente de gobierno (el aut¨¦ntico, no Mr. Bean) ha creado una especie de sortilegio basado en eso de la econom¨ªa sostenible con Elena Salgado a la cabeza de las huestes semi¨®ticas que han de validar en un Wall Street imaginario los valores de la santa cruzada. Elena Salgado, por cierto, es de Ourense, o sea que en algo andar¨¢n.
Me quedo con ese hallazgo fant¨¢stico que es unir a la chispa de la vida con la muralla romana
Valdr¨ªa la pena estudiar uno a uno cada caso y echar a volar las campanas de la ingenier¨ªa financiera: aqu¨ª 10 millones de peregrinos, por aqu¨ª 10.000 puestos de trabajo, acull¨¢ 20 subvenciones de los fondos comunitarios, pero adem¨¢s de aburrida, ya tendr¨¢n ustedes conocimiento por los respectivos voceros del reino que convocar¨¢n centenares de ¨¢gapes, ruedas de prensa y eso que abarata mucho los costes y que se conoce por el nombre de "desayunos de trabajo".
Pese a todo, me quedo con ese hallazgo fant¨¢stico que es unir a la chispa de la vida con la muralla romana, como si las huestes galaicas se unieran en santa hermandad en la sedienta defensa de Lucus Augusta, y de cuando en vez echaran mano a la dichosa lata de la que mana la chispa de la vida. Hace siglos, de hecho, que vivimos en un mundo de publicidad y de muestra (spot), hace siglos que los monumentos necesitan al mismo tiempo de alguien que los proteja de los achaques del tiempo y de un nuevo significado para la posteridad. O sea, que al mismo tiempo que le limpian la cara (el estilista) que alguien le d¨¦, por favor, un nuevo cometido (el ling¨¹ista). Pero esto s¨ª que es ciencia-ficci¨®n: la muralla de Lugo y las burbujas de Atlanta, ?qu¨¦ gran matrimonio para celebrar ese a?o 10 en que la UNESCO declar¨® esos muros patrimonio de la humanidad, y un coro de voces interraciales e interclasistas se sum¨® a un estribillo universal (al mundo entero quiero dar, un mensaje de paz, tralal¨¢)!
Y no es que me tome a co?a lo de Orozco, ni lo de Caballero, ni mucho menos lo de Bugallo, es que la cosa va en serio y el mejor yacimiento para explotar es el yacimiento imaginario (sostenible, dir¨ªa nuestro presidente): energ¨ªa limpia, renovable, barata e igualitaria. De ah¨ª, que una vez pasada la fiebre del f¨²tbol (aunque la contabilidad y Lendoiro dar¨ªan para otra pieza) haya que buscar en los anales y en lo simb¨®lico la nueva fuerza motriz de la polis. Pero, he ah¨ª la cuesti¨®n, lo viejo vestido de nuevo, es decir, las R¨ªas Baixas como un inmenso spa, la gaita como un basti¨®n de la world music, y el gallego (bueno, al gallego le sobran semi¨®logos) como la nueva lengua rom¨¢ntica (...descalci?a pola area).
Ha tenido fortuna Compostela con el camino, donde confluyen significados que van desde San Agust¨ªn hasta Kerouac, y ha tenido mucha menos fortuna con la Cidade da Cultura, mausoleo que pesa como un karma fara¨®nico sobre la espalda de los compostelanos. En el pecado lleva la penitencia. Compostela es el culmen de esta nueva fe en el marketing espiritual (ha dedicado incluso una calle a Paulo Coelho), que otras polis gallegas quieren imitar abriendo sus murallas, elevando sus torres o defendiendo bravamente la idiosincrasia de sus cajas de ahorros. El significado es el mismo: todo el mundo necesita que crean que lo suyo es diferente, que no hay nada igual en el mundo, que hay que ver lo de siempre con nueva visi¨®n (en los negocios) y que hay que crear nuevos nichos en el mercado ("nicho" es otra palabra habitual en el mercadeo) para gastar los cuartos y enterrar a los muertos. Sin ir m¨¢s lejos los criadores de rodaballo han encargado al cocinero m¨¢s televidente que d¨¦ la cara por la criatura.
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