La parrilla europea
Toda presidencia europea, objeto de cuidadosa planificaci¨®n, siempre acaba encontr¨¢ndose con una crisis inesperada que le obliga a alterar el orden de prioridades y poner a prueba la capacidad real de respuesta. Inevitablemente, coincidiendo con la presidencia espa?ola, Hait¨ª se va a convertir en el primer examen de la capacidad de las nuevas instituciones de pol¨ªtica exterior de la UE de funcionar coordinadamente.
Frente a los debates te¨®ricos, las trifulcas burocr¨¢ticas y los legalismos que han dominado la discusi¨®n en los ¨²ltimos meses, ahora tenemos una oportunidad real de ver c¨®mo va a funcionar la coordinaci¨®n entre la presidencia estable y la rotatoria. A un lado, la vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea y alta representante de la UE para la pol¨ªtica exterior, lady Ashton, y el belga Karel de Gucht, comisario en funciones encargado de la ayuda de emergencia; al otro, la vicepresidenta del Gobierno espa?ol, Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, y la secretaria de Estado de Cooperaci¨®n, Soraya Rodr¨ªguez.
Hait¨ª se va a convertir en el primer examen a las nuevas instituciones de pol¨ªtica exterior de la UE
Hasta ahora, lady Ashton ha sido criticada por su bajo perfil y falta de experiencia; en la audiencia parlamentaria previa a su designaci¨®n hizo un trabajo correcto, pero tampoco entusiasm¨® con unas respuestas que parec¨ªan demasiado programadas para no provocar pol¨¦mica. Por su parte, el Gobierno espa?ol no parece haber mostrado a lo largo de las ¨²ltimas crisis exteriores que la coordinaci¨®n sea su fuerte y su comienzo europeo ha sido algo tormentoso y mal gestionado en t¨¦rminos de comunicaci¨®n. Llega por tanto la hora de la verdad para las dos presidencias, pues cada minuto que se pierda por celos pol¨ªticos, af¨¢n de protagonismo, descoordinaci¨®n o rivalidades burocr¨¢ticas tendr¨¢ un impacto real sobre miles de personas.
Curiosamente, la crisis de Hait¨ª coincide con una minicrisis institucional europea en torno a la ayuda de emergencia. Al tiempo que todas las miradas observan la capacidad de la comunidad internacional de ayudar eficazmente a Hait¨ª, el Parlamento Europeo est¨¢ poniendo en cuesti¨®n la idoneidad de la b¨²lgara Rumiana Jeleva para desempe?ar eficazmente el puesto de comisaria responsable de la ayuda humanitaria y de emergencia.
Se trata de uno de los puestos clave en Bruselas, puesto que la UE es la mayor donante de ayuda al desarrollo y de emergencia del mundo, muy por delante de EE UU. Pero Jeleva cometi¨® un doble error durante las audiencias previas a su confirmaci¨®n. Por un lado, no respondi¨® satisfactoriamente a las preguntas sobre sus actividades empresariales en Bulgaria. Por otro, demostr¨® no haberse tomado demasiado en serio sus responsabilidades futuras prepar¨¢ndose concienzudamente su comparecencia, como suelen hacer otros comisarios. Probablemente, la cuesti¨®n acabar¨¢ salpicando al propio Barroso, que tendr¨¢ que explicar por qu¨¦ asign¨® la responsabilidad sobre ayuda de emergencia a alguien proveniente del ¨²nico pa¨ªs de la UE que carece de una oficina de ayuda humanitaria de emergencia.
No se trata de la parrilla en la que se tortur¨® a san Lorenzo hasta la muerte (al fin y al cabo, los tiempos han cambiado), pero hasta los veteranos de la Comisi¨®n confiesan sentir un calor sofocante al ser cuestionados sobre los m¨¢s m¨ªnimos detalles de la cartera sobre la que pr¨®ximamente asumir¨¢n la responsabilidad comunitaria. Importadas de EE UU, las audiencias parlamentarias previas a la aprobaci¨®n de la nueva Comisi¨®n est¨¢n sin duda demostrando su eficacia. Frente al t¨®pico sobre lo mal que funciona Bruselas y el d¨¦ficit democr¨¢tico que supuestamente asolar¨ªa a las instituciones europeas, un procedimiento de audiencia previa a la confirmaci¨®n de altos cargos como el del que dispone el Parlamento Europeo no puede ser contemplado con menos que con envidia desde muchos pa¨ªses, incluido el nuestro, donde el Parlamento tiene m¨¢s que cercenadas sus funciones de control sobre los nombramientos gubernamentales.
Al contrario que EE UU, la UE es una potencia de car¨¢cter predominantemente civil: Washington ha enviado a Hait¨ª un portaaviones y 10.000 soldados. Es su visi¨®n del mundo, pero hay poco que criticar: la seguridad es un bien tan necesario como cualquier otro. Idealmente, Europa tendr¨ªa que ser capaz de aportar al menos parte de lo dem¨¢s que hasta ahora EE UU ha sido incapaz de hacer llegar a ese desolado pa¨ªs caribe?o: agua, luz, sanidad, educaci¨®n y unas instituciones que funcionen. Sin duda, imponer el orden en las calles puede parecer m¨¢s f¨¢cil que ayudar a levantar un Estado fallido, pero cada uno debe ser juzgado de acuerdo con sus capacidades y, claramente, las capacidades de Europa son distintas de las de EE UU. La solidaridad con Hait¨ª exige que comisarios europeos y Gobiernos nacionales est¨¦n en la parrilla (democr¨¢tica).
jitorreblanca@ecfr.eu
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