El desapego entre L¨®pez y Urkullu traba el consenso que ambos reclaman
Su distanciamiento entorpece el "contrato social" que en buena medida comparten
L¨®pez dice que llamar¨¢ y Urkullu se confiesa a la espera. Pero el tel¨¦fono no termina de sonar. La sociedad vasca asiste perpleja a un intercambio de gui?os tan estrat¨¦gicos como infructuosos entre los l¨ªderes de las dos principales fuerzas. Ambos abogan p¨²blicamente por un consenso al que, sin embargo, no se atreven a abrir las puertas. O m¨¢s bien no quieren. Porque los dos se defienden mejor en los discursos de invitaci¨®n que en el cara a cara entre s¨ª. La falta de sinton¨ªa entre el lehendakari y el jefe de la oposici¨®n late como trasfondo de un desencuentro que hunde sus ra¨ªces a?os atr¨¢s.
Despu¨¦s de una semana de gestos en una y otra direcci¨®n, I?igo Urkullu rescat¨® ayer la pol¨¦mica al recordar, durante una intervenci¨®n en Bilbao, la oferta cursada por Patxi L¨®pez. "Hace ocho meses me reun¨ª por primera y ¨²nica vez con ¨¦l", achac¨®, antes de advertir de que "el tiempo pasa". Despu¨¦s dijo que Euskadi necesita "una salida", un "nuevo acuerdo pol¨ªtico", y se remiti¨® al encuentro con el lehendakari para presentarle las prioridades del PNV. Un proyecto que no se distancia demasiado, en sus l¨ªneas maestras al menos, del esgrimido horas antes como "modelo de pa¨ªs" por el secretario general del PSE. Factor ¨¦ste que aumenta la incredulidad ante la falta de entendimiento.
El PSE no olvida el vac¨ªo al que le someti¨® el PNV en sus a?os de poder
El 'lehendakari' a¨²n no ha felicitado al presidente 'jeltzale' por su designaci¨®n
Innovaci¨®n, educaci¨®n, pol¨ªticas sociales, igualdad, sostenibilidad, proyecci¨®n exterior de las empresas y lucha contra el terrorismo. PSE y PNV coinciden en los ejes estrat¨¦gicos de sus respectivos programas. Incluso en el nombre que les han puesto: "contrato social". Y desde el desacuerdo, parad¨®jicamente, ambos partidos pugnan como si de proyectos antag¨®nicos se tratara. La batalla, en verdad, es por atribuirse su autor¨ªa. As¨ª, Urkullu acusa a los socialistas de "llegar un a?o tarde", mientras que L¨®pez responde a los nacionalistas que "no se lo creen ni ellos".
El desencuentro entre ambos mandatarios no es el mismo que el de sus respectivos partidos, aunque guarda una estrecha relaci¨®n. El PSE no ha olvidado con su acceso al poder el vac¨ªo al que le someti¨® el PNV durante sus a?os de mandato. La formaci¨®n jeltzale, gracias a la mayor¨ªa nacionalista que encabezaba en el Parlamento, entend¨ªa entonces que su relaci¨®n con los socialistas deb¨ªa fraguarse en Madrid y fue en el Congreso donde se escenific¨®. Gracias sobre todo a la mediaci¨®n de hombres como Josu Erkoreka. El retraso en la transferencia de las pol¨ªticas activas de empleo a Euskadi subyace como fleco de esa sinton¨ªa que ambas formaciones mantienen en la capital de Espa?a. Y ha contribuido a enfriar todav¨ªa m¨¢s la que apenas se deja entrever en Vitoria con los socialistas vascos. En casa del herrero, cuchillo de palo.
El c¨®modo escenario se alter¨® de forma radical tras las auton¨®micas de marzo y aboc¨® a las dos grandes formaciones vascas a un callej¨®n sin salida. A un forzado entendimiento, id¨¦ntico al que reclama la sociedad cada vez que se le pregunta a trav¨¦s de encuestas, que ambos partidos se niegan a liderar. El PNV entiende que, en la oposici¨®n pese a ser la formaci¨®n m¨¢s votada, no es su competencia citar al lehendakari para un encuentro del m¨¢ximo nivel pol¨ªtico. El PSE, por su parte, no olvida el ninguneo al que considera que fue sometido a?os atr¨¢s y, desde el atril del poder, tampoco contempla con agrado la labor opositora de los nacionalistas.
Y a todo ello se suma el desapego personal entre L¨®pez y Urkullu. Una falta de sinton¨ªa que ya qued¨® patente hace dos a?os, cuando el entonces l¨ªder de la oposici¨®n no felicit¨® al reci¨¦n elegido presidente del PNV, en sustituci¨®n de Josu Jon Imaz. Esa llamada sigue sin llegar hoy en d¨ªa, como reflejo del orgullo que subyace al creciente distanciamiento, y pone en entredicho la oferta bidireccional de entendimiento entre ambos partidos.
La tibieza que marca la relaci¨®n de L¨®pez y Urkullu no es nueva ni tampoco un secreto. El propio lehendakari la ha reconocido en p¨²blico. El pasado d¨ªa 11, cuando anunci¨® que se pondr¨ªa en contacto con el l¨ªder peneuvista, admiti¨® tambi¨¦n la "falta de qu¨ªmica entre ambos". El presidente del PNV fue m¨¢s comedido un d¨ªa despu¨¦s, al afirmar que "si con alguien me falta no es precisamente con ¨¦l por historias anteriores". Urkullu, adem¨¢s, quiso dejar claro que "no es una cuesti¨®n de si me cae mejor o peor, sino de ejercicio de responsabilidad". Un pronunciamiento con el que coinciden no pocos dirigentes de uno y otro bando. Pero el tel¨¦fono sigue sin sonar una semana despu¨¦s.
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