Cu?ado contra cu?ado

El conflicto de si Yebra debe o no albergar un almac¨¦n de residuos nucleares ha cambiado las costumbres de este pueblo de La Alcarria. Juan Garc¨ªa, por ejemplo, daba hasta hace poco agua a las perdices salvajes a cambio de no tener que pagar el coto de caza, pero le quitaron la ocupaci¨®n en el momento en el que se le ocurri¨® colgar en la puerta de casa un cartel amarillo fosforito donde se le¨ªa "No al cementerio nuclear".

Tambi¨¦n hab¨ªa la costumbre de visitar a los parientes, sobre todo en domingo. La tensi¨®n entre los partidarios y los detractores del almac¨¦n nuclear ha dividido con sa?a a familiares y amigos. En la puerta del ayuntamiento, donde se aprobaba ayer la candidatura de Yebra, Soledad y Margarita Polo, dos vecinas de toda la vida, ve¨ªan a su hermano en el otro bando, en los que est¨¢n en contra, rodeado de ecologistas, y se les iban los demonios: "Cuando venga a casa le voy a decir un par de cosas bien dichas. Esto nos va a costar un enfado gordo", terciaba Soledad.

Pero nadie mejor que la familia Chaparro, que regenta una panader¨ªa, para resumir el clima que se vive en el pueblo. Una de las hijas del matrimonio es la mujer del alcalde, favorable evidentemente al Almac¨¦n Temporal Centralizado (ATC), y otras dos de ellas se oponen vehementemente a ¨¦l. Uno de sus maridos, de hecho, lidera las protestas contra el alcalde, su cu?ado. "Yo sufro. Eso distancia a nuestra familia, que antes estaba muy unida", lamenta la matriarca en la panader¨ªa.

Lo mismo ocurre con amigos de toda la vida. Algunos se han retirado la palabra y no paraban ayer de llamarse mutuamente "peseteros" e "interesados". Se gritaban a escasos metros, separados por un cord¨®n de guardias civiles. Miguel, un chico de 26 a?os en paro, ve¨ªa la escena con asombro y aseguraba que no entiende c¨®mo nadie protesta contra el almac¨¦n: "Si lo dieran nos tocar¨ªa la loter¨ªa. Habr¨ªa trabajo y as¨ª no tendr¨ªa que irme de aqu¨ª".

Los mayores del lugar recuerdan que tras la Guerra Civil, en los a?os cuarenta, el alcalde de entonces, Bernardino S¨¢nchez, organiz¨® una fiesta para enterrar los fantasmas de la contienda. Un ejemplo viniendo de ¨¦l, que hab¨ªa perdido un hijo en el conflicto. "En la historia va a haber dos alcaldes: Bernardino por unir a la gente y Pedro S¨¢nchez [actual regidor] por dividirnos", brama un cazador muy en¨¦rgico. "Ni pensarlo", le contesta su compa?ero de domin¨®. "Si nos dan el almac¨¦n Pedro pasar¨¢ a la historia por haber tra¨ªdo a Yebra empleo y futuro".