El gesto del hidalgo
¡°Buenas tardes, sensei¡±. ¡°Buenas tardes¡±, responde en castellano Kenzaburo O¨¦ (?se, 1935) a la entrada de su casa en Tokio. Dentro nos reciben con ternura su mujer, Yukari, y el primog¨¦nito de ambos, Hikari, compositor de renombre con discapacidad intelectual. Este hogar alberga buena parte del material f¨ªsico y emocional que ha alimentado las novelas del premio Nobel de Literatura en 1994. Y es aqu¨ª donde nos recibe Kenzaburo O¨¦, aprovechando la publicaci¨®n en castellano de su novela Renacimiento (Seix Barral). La obra, estupendamente acogida en Jap¨®n cuando se public¨® en 2000, se centra en la relaci¨®n entre O¨¦ y su cu?ado Yuzo Itami, actor y director de brillantes filmes como Tampopo, El funeral o Marusa no Onna, que se suicid¨® en 1997. O¨¦ vuelve a mezclar realidad y ficci¨®n para rasgu?ar la conciencia del lector y continuar reflexionando sobre la condici¨®n humana y varios de los temas que conforman el leitmotiv de su literatura; la incomprensi¨®n, la violencia, la identidad de la naci¨®n japonesa, sus a?os de juventud en un remoto valle de la isla de Shikoku...
Renacimiento sirve adem¨¢s para perfilar la figura -poco conocida en el mundo hispanoparlante- de Juzo Itami, imprescindible cineasta cuya mirada humor¨ªstica y emotiva desgran¨® como pocas han sabido los vicios y costumbres de Jap¨®n. Uno de sus filmes m¨¢s conmovedores, Minbo no onna (1992), le cost¨® una grav¨ªsima agresi¨®n -y contin¨²as amenazas hasta el d¨ªa de su muerte- por parte de miembros de la yakuza, molestos por el retrato que Itami hizo del crimen organizado nip¨®n en la pel¨ªcula. O¨¦ desgrana en Renacimiento la historia que los une a ambos y el desgarro provocado por la s¨²bita y poco aclarada desaparici¨®n de Itami y, ante todo, refleja la intachable dignidad de ambos creadores y de su entorno, atacados con virulencia desde hace a?os por las facciones m¨¢s intolerantes del pa¨ªs. Esa misma resistencia, inquebrantable y pac¨ªfica, es la que O¨¦ sigue desplegando con una sonrisa a sus 74 espl¨¦ndidos a?os.
PREGUNTA. Renacimiento es la primera novela de una trilog¨ªa que usted comenz¨® hace casi una d¨¦cada. ?Qu¨¦ van a encontrar los lectores espa?oles en este primer volumen?
RESPUESTA. Es una gran alegr¨ªa que se publique en espa?ol. Es el segundo idioma al que se traduce, tras el alem¨¢n. La edici¨®n que ha hecho Seix Barral es estupenda, pero lo que m¨¢s me gusta es que le hayan puesto el t¨ªtulo de Renacimiento. Es el t¨ªtulo que le hubiera querido poner, aunque el que tiene en japon¨¦s y en la traducci¨®n al ingl¨¦s -que se publica en primavera- es Changeling.
P. Ese t¨ªtulo viene dado por Outside over there, un libro de Maurice Sendak que juega una parte importante en esta novela. ?Por qu¨¦ le ha gustado tanto un t¨ªtulo que no guarda id¨¦ntica relaci¨®n con el original?
R. Tengo un amigo al que conoc¨ª cuando ten¨ªa 16 a?os. En esa ¨¦poca yo quer¨ªa estudiar matem¨¢ticas o f¨ªsica hasta que ¨¦l me dijo: "Lo tuyo es la literatura. Y el cine, el dibujo, la m¨²sica...". ?l me inici¨® en la creaci¨®n art¨ªstica, y eso me cambi¨® para siempre. Este amigo se convirti¨® en una suerte de tutor y gracias a ¨¦l conoc¨ª a la que ahora es mi esposa [Yukari O¨¦ es hermana de Itami]. M¨¢s tarde, ¨¦l se convirti¨® en un director de cine. Su nombre: Juzo Itami. Siempre hemos sido amigos y siempre he tenido una vida en pareja con esta persona.
P. De hecho, usted ha titulado esta trilog¨ªa como la de las "extra?as parejas".
R. As¨ª es. En concreto parto de la idea de la seudopareja, un concepto que tomo prestado de un p¨¢rrafo de El innombrable de Samuel Beckett. Itami y yo siempre hemos sido una pareja. Hasta que ¨¦l se suicid¨®. Hasta entonces ¨¦l viv¨ªa haciendo pel¨ªculas y yo publicando libros. Mi trabajo siempre ha tenido una faceta pol¨ªtica y ¨¦l nunca quiso saber nada de eso, as¨ª que lleg¨® un momento en que ya no nos ve¨ªamos tan a menudo. Por eso cuando falleci¨® empec¨¦ a recordar la juventud que vivimos juntos y a pensar en mi propia vida. Y aunque mi amigo no puede resucitar, lo que yo intentenacimiento. Y tambi¨¦n el m¨ªo propio. ?se es el tema principal de esta obra. De ah¨ª que me guste tanto el t¨ªtulo en castellano. El d¨ªa despu¨¦s de su muerte recib¨ª un fax de Edward Said muy emotivo que me hizo pensar en todo esto. M¨¢s tarde le¨ª el cuento de Sendak, y eso redonde¨® el punto de partida para Renacimiento.
"Parto de la idea de la seudopareja, prestada de Beckett. Itami y yo siempre hemos sido una pareja. Hasta que ¨¦l se suicid¨®" "
P. Y Renacimiento ser¨ªa la primera de una serie de tres novelas.
R. En efecto. Y en todas ellas el protagonista es un escritor llamado Kogito. La segunda obra de la trilog¨ªa se podr¨ªa traducir como El ni?o de la triste mirada. Hace referencia al "caballero de la triste figura", porque en este caso narra la relaci¨®n de Kogito, literato y moralista japon¨¦s, con el Don Quijote de Cervantes. El ten Quijote de Cervantes. El tercero se llama Adi¨®s a mis libros, un canto a esta vida dedicada a la literatura.
P. Renacimiento es la primera en la que aparece su ¨¢lter ego Kogito. ?Por qu¨¦ la referencia cartesiana?
R. En principio se trata de una broma. En la era de Meiji, mi bisabuelo fund¨® en mi aldea una escuela que a¨²n existe. En la puerta principal colgaba un cartel en el que se le¨ªa "kog?", que viene a querer decir "la manera ortodoxa"; un concepto b¨¢sico de la filosof¨ªa confucionista. El caso es que de ni?o me pusieron de apodo Kog?. Como no me gustaba, le dije a todo el mundo que me llamaran Kogito, por el Cogito ergo sum de Descartes. Empezando por eso, no hay duda de que el modelo de Kogito soy yo mismo.
P. ?Y d¨®nde termina O¨¦ y empieza Kogito?
R. En la literatura moderna japonesa existe la llamada literatura watashi, la literatura del yo [watashi significa yo en japon¨¦s], en la que el autor habla de s¨ª mismo y s¨®lo de s¨ª mismo. A grandes rasgos es algo como "yo soy as¨ª, en mi familia ocurri¨® esto, he tenido una aventura con esta geisha y fue as¨¢...". Yo utilizo este modelo de watashi, pero en mi caso confluyen Kenzaburo O¨¦ y Kogito. El modelo soy yo mismo y poco a poco voy introduciendo ficci¨®n. El resultado es que en todo Renacimiento no existe una sola l¨ªnea en la que puedas decir "aqu¨ª termina O¨¦ y aqu¨ª empieza Kogito". ?sta es una manera muy m¨ªa de escribir.
P. De todos sus ¨¢lter egos, Kogito es el que m¨¢s se ha prodigado en sus novelas. ?Es el que m¨¢s se ha acabado desligando de O¨¦?
"Echo un vistazo a mi vida y pienso que soy una especie de moralista, al igual que Don Quijote o Sancho Panza"
R. As¨ª es. Y creo que esto se percibe a¨²n m¨¢s en mi ¨²ltimo libro, que se acaba de publicar en Jap¨®n. El t¨ªtulo en castellano ser¨ªa algo as¨ª como Muerte por agua, y se inspira en el de la cuarta parte del poema de T. S. Eliot La tierra bald¨ªa. En esta novela ha llegado un momento en que ya no sab¨ªa si estaba escribiendo sobre m¨ª o sobre Kogito. Muchos j¨®venes me dicen que mis libros son mediocres porque no tienen un cl¨ªmax final debido a que Kogito no mata a nadie, no huye etc¨¦tera. (R¨ªe). Claro, yo les respondo que Kogito, al igual que yo, tiene que escribir, tiene que subsistir pese a ser un personaje. Es complicado. De todas maneras, con Muerte por agua O¨¦ ya ha terminado de decir todo lo que ha querido decir a trav¨¦s de ese moralista que es Kogito. Como escritor, echo un vistazo a mi vida y pienso que soy una especie de moralista, al igual que Don Quijote o Sancho Panza. Continuamente me pregunto por la condici¨®n humana. Y creo que Cervantes tambi¨¦n lo hac¨ªa. Y aunque yo no puedo definirme como un moralista oficial, siempre quiero introducir en mis libros la figura de un moralista que padece la era contempor¨¢nea. ?ste es el tema principal de toda mi literatura. Cuando empec¨¦ esta trilog¨ªa ten¨ªa m¨¢s de 60 a?os. Por eso pens¨¦ escribir esta obra sobre m¨ª mismo y sobre el tiempo que he vivido en este pa¨ªs que llaman Jap¨®n.
P. Siempre ha dicho que su literatura es un acto de redenci¨®n, tanto personal como ante su pa¨ªs. ?A¨²n cree necesaria una redenci¨®n de Jap¨®n?
R. Este tema es m¨¢s fundamental que nunca para m¨ª. Sigo cuestion¨¢ndome los problemas de esta sociedad y sigo dudando sobre si el rostro democr¨¢tico de Jap¨®n es suficientemente s¨®lido, pese a que han pasado m¨¢s de sesenta a?os desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Muerte por agua trata este tema. En la novela aparecen Kogito y su padre, que es un militar que se suicida justo antes de que concluya la guerra porque es incapaz de aceptar la rendici¨®n. Hay que recordar que antes de 1945 Jap¨®n era una sociedad fascista en la que el emperador era un dios que ostentaba toda la soberan¨ªa. Mi padre falleci¨® en una situaci¨®n parecida y lo interesante es que han pasado ya m¨¢s de 64 a?os desde aquello y en mi familia no se ha hablado nunca de ¨¦l. Kogito, al que nadie nunca le ha hablado tampoco de su padre, descubre una caja en la que est¨¢n el diario de su padre, sus libros, sus cartas... Y ¨¦l, que tambi¨¦n es escritor, decide escribir la historia de su padre. Mi padre no era militar, pero era un fascista. ?l y sus amigos militares cre¨ªan en la necesidad de que el ej¨¦rcito diera un golpe de Estado para evitar que se perdiera la guerra. Incluso hablaban de matar al emperador y de suicidarse ellos. Cre¨ªan que matando a este dios, al emperador, habr¨ªa un nuevo renacimiento del pa¨ªs. Un nuevo emperador, una nueva naci¨®n. Nunca hubo tal levantamiento y el padre de Kogito se acaba suicidando. Se adentra en el bosque y se ahoga en el r¨ªo.
P. Lleva usted unos a?os inmerso en demandas que han interpuesto contra usted asociaciones nacionalistas y familiares de militares imperialistas.
P. Ahora estoy a la espera de que la corte suprema se pronuncie sobre uno de estos juicios. Me han demandado asociaciones de ultraderecha que pretenden modificar los libros de texto, obviando los cr¨ªmenes del ej¨¦rcito imperialista. Argumentan que mi libro period¨ªstico Okinawa Notes [1970, in¨¦dito en espa?ol] no tiene fundamento. En ¨¦l describo c¨®mo el ej¨¦rcito oblig¨® a unos 700 ciudadanos de Okinawa, entre los que hab¨ªa mujeres, ni?os y ancianos, a quitarse la vida. Todo porque los civiles ayudaron a construir bases militares en la isla y el ej¨¦rcito tuvo miedo de que alguno de ellos fuera capturado por los estadounidenses y les pasara informaci¨®n. Todo esto aparec¨ªa en los libros de texto, pero hace unos a?os estos y otros p¨¢rrafos sobre la actuaci¨®n del ej¨¦rcito se empezaron a retirar con el visto bueno del Gobierno. Lo incre¨ªble es que si yo pierdo este juicio es muy posible que desaparezcan estos hechos de los libros y a los ni?os se les cuenten una historia muy diferente.
P. ?Cree que se acabar¨¢ por imponer este olvido?
R. No lo s¨¦. Pero si se impone, ser¨¢ una amnesia inducida. Los gobiernos de Jap¨®n est¨¢n invitando a la gente a que olvide. Lo malo es que la izquierda, que puede luchar contra ello, ahora es demasiado d¨¦bil en este pa¨ªs.
P. ?Cree entonces que Jap¨®n a¨²n debe escoger plenamente su identidad?
"En todo 'Renacimiento' no existe una sola l¨ªnea en la que puedas decir 'aqu¨ª termina O¨¦ y aqu¨ª empieza Kogito"
R. Creo que estamos en un momento hist¨®rico peligroso y que Jap¨®n tiene que escoger un camino. Por eso me invade el miedo ahora que estoy al final de mi vida... Pero es fant¨¢stico que un peri¨®dico como EL PA?S venga a entrevistarme porque para m¨ª es un momento muy simb¨®lico; acaba de salir mi ¨²ltimo libro en Jap¨®n y los lectores espa?oles van a poder leer Renacimiento.
P. Creo que ambas lecturas constituyen una gran apuesta por el esp¨ªritu democr¨¢tico y por la tolerancia.
R. A¨²n estamos ante una de nuestras primeras ocasiones para demostrar que la identidad democr¨¢tica es la que queremos, porque despu¨¦s de todo esa identidad naci¨® apenas en la posguerra. Creo que si los japoneses consiguen proteger la actual constituci¨®n democr¨¢tica y pacifista, esa identidad saldr¨¢ ganando. Su art¨ªculo 9 estipula el rechazo a tener fuerzas armadas y resulta fundamental para mantener este esp¨ªritu, aunque muchos pol¨ªticos y ciudadanos apuesten por cambiarlo. Hace seis a?os yo fui uno de los fundadores del movimiento a favor de conservar el art¨ªculo 9 junto al cr¨ªtico y escritor Shuichi Kato y a otras siete personas. Ahora somos m¨¢s de 7.000 afiliados. Es el ¨²nico movimiento real que trabaja para proteger esta constituci¨®n. ?ste es mi movimiento pol¨ªtico y mi literatura est¨¢ muy ligada a esto.
P. Por otro lado, tambi¨¦n hizo una clara referencia a la Secta de la Verdad Suprema en Salto mortal, uno de sus ¨²ltimos libros publicado en castellano. ?Cree que la sociedad japonesa ha reflexionado lo suficiente sobre todo lo que pas¨® hace casi quince a?os?
R. Nada ha cambiado. Los ataques terroristas sirvieron de alarma para la sociedad japonesa. Nos alertaron de que estamos cerca de algo mucho peor. Pero el tema no se trat¨® con el suficiente peso. Haruki Murakami escribi¨® un libro muy necesario sobre el tema: Underground. Es estupendo.
P. Desde luego es un trabajo period¨ªstico excelente, aunque a¨²n est¨¢ in¨¦dito en espa?ol.
R. Qu¨¦ l¨¢stima. Murakami es un tipo interesante, lo conoc¨ª una vez durante una entrega de premios.
"Los gobiernos de Jap¨®n est¨¢n invitando a la gente a que olvide. La izquierda, que puede luchar contra ello, es demasiado d¨¦bil"
P. Su Kafka en la orilla me recuerda a sus descripciones de los bosques de Shikoku.
R. Es verdad. Lo que pasa es que mis libros no se venden ni una cent¨¦sima parte de los suyos (r¨ªe).
P. Ventas al margen, usted acaba de publicar Muerte por agua en Jap¨®n. No ser¨ªa la primera vez que dice que ¨¦ste va a ser su ¨²ltimo libro.
R. S¨ª, lo he pensado muchas veces (r¨ªe). A mis 74 a?os veo Renacimiento, y creo que ya no voy a poder escribir algo de semejante nivel. Para m¨ª Muerte por agua es el final de una saga de cinco obras. Con este ¨²ltimo puedo dar por cerrada la obra de mi vejez. Soy escritor y a¨²n estoy vivo y es posible que me encuentre ante otra obra que quiera escribir. Me gusta mucho el Quijote y lo he le¨ªdo muchas veces. Mucha gente ha escrito un Don Quijote. G¨¹nter Grass tiene su Tambor de hojalata, por ejemplo. Yo desde peque?o he tenido el sue?o de escribir un libro en el que el protagonista diga "yo soy Cervantes" o "yo soy Don Quijote". Sin embargo, de momento yo s¨®lo he escrito uno en el que el protagonista puede decir que se llama Kogito (r¨ªe). Dentro de toda mi obra hay una persona, un personaje que est¨¢ separado del resto. Y el modelo est¨¢ ah¨ª [se?ala a Hikari, que est¨¢ detr¨¢s de nosotros, ojeando el peri¨®dico]. Si a¨²n vivo tres a?os m¨¢s, me gustar¨ªa escribir un libro en el que Eeyore [el nombre que O¨¦ utiliza para los personajes basados en su hijo] explicara la historia contempor¨¢nea a trav¨¦s de sus ojos. Ser¨ªa ficci¨®n, por supuesto. Al igual que el Oskar de Grass toca el tambor para darse a conocer, mi Eeyore tendr¨ªa su m¨²sica. Ahora que lo pienso, creo que existe la clara posibilidad de que un libro as¨ª vea la luz.
P. ?Y qu¨¦ hay de ese destino que los dos protagonistas de Renacimiento ven escrito en el poema Adieu de Rimbaud?
R. Ese destino no se ha hecho realidad. Cuando pienso en el verso "Entraremos en las espl¨¦ndidas ciudades"... Nosotros no hemos llegado a poder vivir juntos ese renacimiento maravilloso del que hablo en la novela. Rimbaud es un punto de partida para la literatura moderna y, como Rimbaud, todos los grandes autores de la modernidad tienen algo que han perdido, algo que les falta. Todos escriben sobre un h¨¦roe que ellos no han podido ser, el mismo que yo no he podido ser. Y la forma inicial, el prototipo, es Don Quijote, de Cervantes. ?l ten¨ªa un brazo inutilizado y le llamaban manco . Pienso que todos los grandes autores del siglo XX, desde Garc¨ªa Lorca hasta G¨¹nter Grass, son mancos, les falta algo. En franc¨¦s el verbo manquer indica un d¨¦ficit en la persona, es muy significativo. Yo tengo tantas manques . Hace 46 a?os que vivo con mi hijo, que es deficiente. Y siento que ¨¦sa es mi gran manque. ?l tambi¨¦n es manco, pero ¨¦l es mi h¨¦roe y a m¨ª me gustar¨ªa que ¨¦l fuera el h¨¦roe de esta nueva novela que ahora est¨¢ en mi cabeza. En cualquier caso, yo no tengo ni un destino ni un talento tan grande como Cervantes (r¨ªe). Yo de momento he venido hasta aqu¨ª agarrado del brazo con Kogito y es posible que antes de morir pueda mostrar al mundo un libro en el que aparezca su destino . Hace apenas tres semanas que present¨¦ el nuevo libro en Jap¨®n. Y a¨²n no le he dicho a nadie nada sobre este nuevo proyecto. Usted es el primero que lo escucha.
La conversaci¨®n prosigue hasta bien entrada la tarde y discurre por los temas m¨¢s diversos, desde la vida y milagros del pintor Tsuguharu Foujita y de Kiki de Montparnasse (y su supuesta falta de vello p¨²bico), pasando por la obra de Alfonso Reyes, el sorprendente encuentro que O¨¦ tuvo con Juan Rulfo o la amistad que le une a Garc¨ªa M¨¢rquez y Vargas Llosa (cuya asistente cuando ¨¦ste visit¨® Jap¨®n hace a?os, nos cuenta, emigr¨® a Espa?a y ha acabado por ser la traductora de Renacimiento). A¨²n queda tiempo para que el maestro nos pasee por su despacho y nos muestre el grabado de Orozco que compr¨® en los a?os sesenta o el objeto m¨¢s caro de su casa, seg¨²n cuenta entre risotadas, una l¨¢mpara de dise?o que tiene como soporte un volumen del Quijote. Antes de marchar, Hikari nos despide con una sonrisa timorata y un "buenas tardes" en perfecto castellano antes de que O¨¦ y su mujer, siempre riendo, nos acompa?en hasta la puerta. Cuando ya llevamos cinco minutos caminando, el maestro nos interpela s¨²bitamente al grito de "?monsieur!". Nos ha seguido en bicicleta para devolvernos un art¨ªculo que se nos ha olvidado en su casa. Segundos despu¨¦s, este ingenioso hidalgo de la isla de Shikoku se pierde pedaleando en¨¦rgicamente a lomos de su roc¨ªn met¨¢lico por la siguiente esquina.
Renacimiento. Kenzaburo O¨¦. Traducci¨®n de Kayoko Takagi. Seix Barral. Barcelona, 2010. 288 p¨¢ginas. 19 euros.
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