Los ni?os perdidos de Puerto Pr¨ªncipe
Cientos de menores vagan por las calles o en los hospitales de la capital haitiana sin agua, sin nada que comer y sin protecci¨®n contra la violencia y los abusos
Stephanie tiene 20 a?os, un hijo de seis que no conoci¨® a su padre y otro que est¨¢ a punto de nacer y que correr¨¢ la misma suerte. Stephanie y su amiga Marie, madre tambi¨¦n de dos ni?as, est¨¢n cocinando tortillas de harina y un poco de arroz junto a la reja que delimita su campo de refugiados, situado en el jard¨ªn de una mansi¨®n derruida del barrio de P¨¦tion Ville. La harina es de trigo, de la marca Blanquita, y la trajo hasta aqu¨ª el mi¨¦rcoles un cami¨®n dominicano de ayuda humanitaria.
El arroz lo repartieron ayer los norteamericanos del desembarco, en unos sacos de tela con los colores de su bandera. Pero ni Stephanie ni Marie hablan de su hambre ni de las heridas de sus hijos, ni siquiera de los familiares -cinco entre las dos- que yacen ahora entre los escombros de las casas que habitaban. De lo ¨²nico que hablan es de Antoine, un cr¨ªo de cuatro a?os que desapareci¨® del campamento hace dos d¨ªas.
-?Qui¨¦n se lo llev¨®?
-Un blanco.
Es lo ¨²nico que Stephanie o Marie saben del salvador o tal vez del raptor de Antoine. Del hombre blanco que lo meti¨® en un coche de Unicef para llevarlo a un campamento y alimentarlo y cuidarlo y buscar a sus padres. O -no lo quiera el destino- del hombre blanco que, vali¨¦ndose de su color de piel y del desbarajuste que reina en Hait¨ª, lo sac¨® del campamento el jueves pasado y se lo llev¨® dios sabe d¨®nde.
Porque Unicef, y tambi¨¦n Stephanie y Marie, sospechan que se est¨¢n colando redes de traficantes de ni?os. Sus v¨ªctimas son los ni?os a los que el terremoto dej¨® solos, desorientados, tal vez heridos. Como Antoine. Aunque Stephanie y Marie tardaron alg¨²n tiempo en darse cuenta. "Ya estaba aqu¨ª cuando nosotras llegamos", explica Stephanie, "y empez¨® a jugar con nuestros hijos. Pensamos que sus padres estaban entre una de esas familias vecinas. F¨ªjese cu¨¢ntos ni?os hay aqu¨ª. Pero al d¨ªa siguiente nos dimos cuenta de que estaba solo. Le preguntamos por sus padres y dijo que no sab¨ªa. Al poco lleg¨® por aqu¨ª un se?or repartiendo comida y preguntando si hab¨ªa ni?os solos. Le se?alamos a Antonie y se lo llev¨®. Al principio pensamos que para ayudarlo, pero ahora ya no sabemos...". Sobre todo despu¨¦s de que unos voluntarios de la Cruz Roja que recorrieron el campo en un todoterreno destartalado avisaran a las madres que no perdieran de vista a sus hijos... En ning¨²n momento. Ojal¨¢ que a Antoine no se lo llevara "un blanco malo", en expresi¨®n de Marie, sino uno bueno. Existe la posibilidad de que su situaci¨®n est¨¦ descrita a lo largo de los p¨¢rrafos siguientes.
En uno de los hospitales que ha habilitado la misi¨®n de paz de Naciones Unidas con tiendas de campa?a se encuentra una ni?a de dos a?os. Tiene par¨¢lisis cerebral y lleg¨® al hospital deshidratada y en estado de conmoci¨®n. Est¨¢ tumbada en la camilla, llorando y sola. No tiene heridas graves y se podr¨ªa ir a casa, pero nadie sabe c¨®mo se llama ni por d¨®nde empezar a buscar a su familia. Solo tiene un papel a sus pies que dice "ni?a".
En el mismo hospital se encuentra Sean, de siete a?os, que lleg¨® gritando al hospital y estuvo doce horas en posici¨®n fetal. Dicen las enfermeras que cuenta que sus padres est¨¢n muertos. Sean s¨®lo tiene ara?azos y ahora camina y habla con los otros heridos. Sin embargo, los doctores no le quieren dar el alta sin saber ad¨®nde ir¨¢ y qui¨¦n se encargar¨¢ de ¨¦l.
Puede haber cientos, posiblemente miles, de ni?os en la misma situaci¨®n en Puerto Pr¨ªncipe, vagando por las calles o en los hospitales, sin agua, sin comida y sin protecci¨®n contra la violencia y el abuso. Aunque estos ni?os no est¨¦n f¨ªsicamente heridos, han sufrido un trauma psicol¨®gico que les afectar¨¢ el resto de la vida.
Los tres p¨¢rrafos anteriores, con todo el horror que encierran, se basan en un texto escrito por un an¨®nimo funcionario de Unicef que lo envi¨® a los medios de comunicaci¨®n.
[Un portavoz de Unicef dijo a primera hora de ayer que 15 ni?os hab¨ªan sido secuestrados en Hait¨ª. Horas m¨¢s tarde, la agencia de la ONU reconoci¨® que no hab¨ªa podido confirmar a¨²n esos datos, seg¨²n informa la agencia Efe. Unicef sigue recabando informaci¨®n sobre la verosimilitud de las denuncias. El jefe de comunicaci¨®n de Unicef en Ginebra, Jeremy Hartley, dijo: "Estamos tratando de buscar datos m¨¢s exactos, pero dada la situaci¨®n que reina en Hait¨ª es muy dif¨ªcil"].
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