?Reparar el pasado o construir el futuro?
Francia y Estados Unidos son responsables de las desgracias actuales de Hait¨ª, van repitiendo algunos intelectuales y ONG que suelen culpar al hombre blanco de los males de la humanidad. Y, por tanto, esos dos pa¨ªses est¨¢n en la obligaci¨®n de "reparar" el da?o que hicieron a partir del siglo XVII, cuando los franceses poblaron aquel territorio con esclavos tra¨ªdos de ?frica para cultivar grandes extensiones de ca?a de az¨²car, el oro blanco de la ¨¦poca.
Cuando los haitianos, despu¨¦s de cruentos combates contra las tropas napole¨®nicas, conquistaron su libertad y formaron su propio Gobierno, en 1804, EE UU y Francia se aliaron para hacerles la vida imposible. El primero tard¨® 60 a?os en aceptar oficialmente la existencia del nuevo Estado, porque ve¨ªa en esa rep¨²blica negra un mal ejemplo para sus propios esclavos. Y Francia, frustrada por su derrota a manos de un ej¨¦rcito de desharrapados, exigi¨® enormes reparaciones econ¨®micas por la p¨¦rdida de la m¨¢s productiva de sus colonias.
Las razones del fracaso de Hait¨ª hay que buscarlas en sus propias ¨¦lites
A cambio de reconocer la independencia de Hait¨ª, la Corona francesa negoci¨® una indemnizaci¨®n de 150 millones de francos. Era una suma colosal en esa ¨¦poca -unos 15.000 millones de euros de hoy-, pero el joven Estado ech¨® mano de sus exportaciones de az¨²car y caf¨¦ para pagar su deuda hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo.
No cabe la menor duda de que esas "reparaciones" lastraron la econom¨ªa de Hait¨ª, que no pudo dedicar esos recursos a su propio desarrollo. Han pasado, sin embargo, m¨¢s de dos siglos desde la proclamaci¨®n de la independencia y no se puede seguir sosteniendo que la miseria en la que vive la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n se debe a esa injusticia hist¨®rica. Las antiguas colonias espa?olas y portuguesas pasaron por un proceso similar, con el traslado de toneladas de oro y plata de Am¨¦rica a las metr¨®polis, sin que eso sirva de argumento v¨¢lido para explicar su situaci¨®n actual.
M¨¢s all¨¢ de la historia, las razones del fracaso de Hait¨ª hay que buscarlas en el factor humano y, especialmente, en sus propias ¨¦lites, que se dividen entre una clase pol¨ªtica cleptocr¨¢tica y un exilio confortablemente instalado en Estados Unidos, Francia y Canad¨¢, donde vive la mayor¨ªa de los licenciados universitarios en todos los campos. Los dirigentes haitianos son los primeros culpables de la inestabilidad pol¨ªtica que ha imperado desde la independencia. Todos los pol¨ªticos quieren ser presidentes de la Rep¨²blica y todos quieren enriquecerse a costa del Estado, como lo prueban los ¨ªndices de corrupci¨®n publicados por varios organismos internacionales.
Con o sin Plan Marshall, Hait¨ª s¨®lo saldr¨¢ del subdesarrollo y de la miseria si sus ¨¦lites abandonan el discurso victimista sobre el pasado y sacrifican parte de sus privilegios para dedicarse a construir un Estado que nunca ha existido.
Bertrand de la Grange es periodista y escritor.
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