Marc Gasol, el conciliador
Cerca del inicio de esta temporada de la NBA, escrib¨ª lo siguiente sobre los Grizzlies de Memphis: "En cada partido, uno de los equipos debe perder. Este a?o, ese equipo ser¨¢ a menudo los Grizzlies". En distintos momentos de mi vida, pens¨¦ que elegir una carrera como la ingenier¨ªa me llenar¨ªa de satisfacci¨®n, que tendr¨ªa un coche volador a los 30 y que mi novia medio espa?ola por aquel entonces nunca me traicionar¨ªa. En otras palabras, me he equivocado antes.
Mientras escribo, los Grizzlies de Memphis est¨¢n tres partidos por encima de un porcentaje ganador de 0,50 y a s¨®lo 1,5 triunfos del octavo puesto, que les otorgar¨ªa un lugar en los play-offs, si la temporada acabara ahora. Esto es algo muy distinto al lamentable inicio de una victoria y ocho derrotas que hizo que los aficionados abandonaran con cierta urgencia a los Grizzlies.
Memphis sigue siendo un equipo de inadaptados, pero se ha unido detr¨¢s de su papel de desvalido y ha sorprendido
Como no paso mis d¨ªas con los Grizzlies de Memphis, no puedo determinar con exactitud la causa del cambio de este equipo. Dudo de que la incorporaci¨®n de Jamaal Tinsley sea el catalizador; cuando Tinsley y yo jugamos juntos en la universidad, nunca le habr¨ªa llamado un hombre de mucho car¨¢cter. Tampoco creo que Zach Randolph se haya transformado hace poco en una versi¨®n incre¨ªblemente alta de Gandhi. Lo que significa que debo de haber subestimado la influencia de Marc Gasol. Bas¨¢ndome en el reciente cambio del Memphis, creo que es seguro dar por sentado que, al t¨¦rmino de esta temporada, se deber¨ªa enviar a Gasol a Nueva York para colocarle como secretario general de Naciones Unidas (lo siento, Ban Ki-Moon, se te ha acabado el tiempo). Es obvio que es un buen conciliador.
Aparte de hacer la pelota a mi p¨²blico espa?ol, est¨¢ claro que hay algo distinto en Memphis. El chivo expiatorio evidente de los apuros iniciales del equipo ha sido el desafortunado experimento de Allen Iverson. Si bien la moda ahora en la NBA es culpar a Iverson de todos los males (cuando me qued¨¦ atrapado en la nieve, hace unos d¨ªas, atribu¨ª enseguida mis penas a Iverson), esta explicaci¨®n me parece demasiado simplista. Esto es m¨¢s probable: los Grizzlies siguen siendo un equipo de inadaptados, pero, debido a alguna intervenci¨®n c¨®smica (no he descartado un pacto entre el entrenador, Lionel Hollins, y Sat¨¢n) y a que hay suficientes tipos buenos en el equipo (Rudy Gay, Gasol y OJ Mayo cuando est¨¢ por la labor), el equipo se ha unido detr¨¢s de su papel de desvalido y ha sorprendido a los seguidores de la NBA.
Antes de que los gas¨®logos se regocijen ante la perspectiva de un cuadro de los play-offs pintado por dos artistas que llevan su apellido favorito, una nota de advertencia: en el baloncesto, como en la vida, los buenos tiempos esconden malas actitudes. Todos nos alegramos cuando todo va bien. La prueba llega cuando aparecen los obst¨¢culos. Las facturas del hospital, un neum¨¢tico pinchado o un viaje a Dallas, San Antonio y Phoenix a mediados de febrero.
Por eso, aficionados de Memphis, celebrad ahora, pero hacedlo sabiendo que, como en la vida, las cosas se pueden torcer en cualquier momento. Especialmente, cuando tu m¨¢ximo anotador es Randolph.
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