Al Qaeda choca con Ham¨¢s en Gaza
Los islamistas en el poder quieren erradicar toda presencia de grupos afines a Bin Laden - Decenas de radicales palestinos se integran en bandas salafistas
Desde el p¨²lpito de una mezquita, el cl¨¦rigo Abdelatif Musa declar¨® en agosto la fundaci¨®n del Emirato Isl¨¢mico de Rafah. Dur¨® horas. La polic¨ªa del Gobierno de Gaza lanz¨® un ataque furibundo, emple¨® lanzagranadas a discreci¨®n, el templo qued¨® destruido y el religioso y 20 de sus fieles perecieron. La mezquita la dirige ahora un im¨¢n af¨ªn a Ham¨¢s. Con menor virulencia, y espor¨¢dicamente, una bomba estalla en un caf¨¦-internet, en la celebraci¨®n de una boda que se aleje de las costumbres musulmanas o en una peluquer¨ªa de mujeres. Son atentados ejecutados por varios grupos salafistas asentados en el territorio palestino. Una amenaza que el movimiento islamista que gobierna la franja se ha propuesto erradicar, como acab¨® con la plaga de secuestros de ciudadanos occidentales.
De vez en cuando una bomba estalla en un cibercaf¨¦ o en una boda "Esta hierba no hay que segarla, sino arrancarla", dice el titular de Interior
"Esta hierba no hay que segarla. Hay que arrancarla. Tenemos claro que a esta gente no se le puede permitir disponer de armas. Si no estuvi¨¦ramos nosotros, Gaza se estar¨ªa acercando a lo que sucede en Afganist¨¢n. Nosotros somos el freno", declara a este diario Fathi Hammad, ministro del Interior del Gobierno de Ismail Haniya.
Los dirigentes de Ham¨¢s pugnan, en una misi¨®n que parece imposible, por obtener legitimidad internacional. Est¨¢n ansiosos por recibir a cualquier ministro, diputado o pol¨ªtico extranjero que sea autorizado por Israel a poner el pie en Gaza. No pudieron hacerse la foto con el senador y ex candidato presidencial estadounidense John Kerry, que visit¨® el territorio despu¨¦s de la guerra de hace un a?o. Tampoco con Tony Blair, a quien el Gobierno israel¨ª vet¨® su presencia.
A pesar del bloqueo econ¨®mico a Gaza y del ostracismo pol¨ªtico al que est¨¢ sometido, Ham¨¢s sigue esforz¨¢ndose por recabar la comprensi¨®n de Europa y est¨¢ mucho m¨¢s pendiente de Occidente que de las monta?as de Wazirist¨¢n, supuesto refugio de Osama Bin Laden. "Nosotros condenamos los atentados de Madrid en 2004. Queremos reforzar nuestros v¨ªnculos con el mundo de nuestro entorno, y eso incluye a Espa?a", apunta Hammad.
No alberga dudas Ham¨¢s sobre su proyecto. Y tampoco las tienen sus rivales de Al Fatah. Un ex funcionario de la Autoridad Palestina, que aborrece a los islamistas, explica el porqu¨¦ de la ofensiva contra los extremistas salafistas: "Conozco desde los a?os setenta a los l¨ªderes de Ham¨¢s. Soy m¨¦dico y era amigo del pediatra Abdelaziz al Rantisi, el jefe del movimiento asesinado en un ataque a¨¦reo israel¨ª en 2004. Quieren el poder pol¨ªtico y afianzarse en el Gobierno. Es su plan desde antes de la fundaci¨®n de la organizaci¨®n".
Por eso el desaf¨ªo de los rigoristas salafistas a la autoridad de Ham¨¢s es un escollo en su empe?o por demostrar qui¨¦n ejerce el poder. En este sentido -tal vez el ¨²nico-, Gaza no es un Estado fallido. Las carreteras est¨¢n plagadas de controles policiales a lo largo de todo el territorio. La seguridad en la franja, tras un par de a?os de anarqu¨ªa y disputas a tiro limpio entre Ham¨¢s y Al Fatah, es casi total desde junio de 2007, cuando los fundamentalistas expulsaron de la franja a las fuerzas de seguridad leales al presidente Mahmud Abbas.
Y es que a Ham¨¢s le crecen todos los enanos. Incluidos los jefes de Al Qaeda. Por boca de su l¨ªder, Osama Bin Laden, o de su segundo, Ayman al Zawahiri, los ataques contra Ham¨¢s se reproducen con frecuencia. No tolera Al Qaeda que el movimiento islamista palestino concurriera a las elecciones; no soporta que Ham¨¢s declare treguas con Israel, y le saca de quicio que se negocie el canje del soldado Gilad Shalit por un millar de prisioneros palestinos. Los salafistas de Gaza han llegado a tildar de "ateos" a los l¨ªderes de la organizaci¨®n fundamentalista, algunos de cuyos miembros han dejado las filas de Ham¨¢s para engrosar las de los grup¨²sculos m¨¢s radicales. "Es verdad que varios de nuestros hombres nos han abandonado. Pero son s¨®lo unas decenas y los tenemos controlados", advierte el titular de Interior.
"Ham¨¢s mantiene su firme decisi¨®n de no permitir de ninguna manera que grupos inspirados en Al Qaeda arraiguen en Gaza. No permitir¨¢ que vuelva a suceder algo parecido a lo ocurrido en Rafah", comenta Naji Mohamed Zaid al Bata, profesor de movimientos isl¨¢micos. As¨ª las cosas, los dirigentes islamistas, fieles a su tradici¨®n, pretenden persuadir a los d¨ªscolos de que renuncien a retar a Ham¨¢s. Primero hablan con ellos. "Varios imanes han negociado y han convencido al 70% de esos rebeldes. Muchos est¨¢n arrepentidos", precisa el docente.
Y si no se amilanan, ya saben que la mano dura es lo ¨²nico que les aguarda. "Est¨¢n advertidos de que ser¨¢n castigados sin piedad si cometen barbaridades. No obstante, es un fen¨®meno que se ha exagerado desde Ramala (Cisjordania). Al Fatah lo magnifica porque los ataques de los salafistas colocan a Ham¨¢s en una dif¨ªcil posici¨®n", concluye Zaid al Bata.
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