Bancos sin dinero
M¨¢s de 7.000 personas participan en Barcelona en redes de trueque de tiempo, servicios, conocimientos y bienes
Cuando Climent Garc¨¦s, de 55 a?os, perdi¨® su empleo, se dio cuenta del trabajo que comportaba llevar una casa. Se meti¨® en la cocina y quiso ampliar su recetario. Una vecina a la que hasta entonces no conoc¨ªa le ense?¨® trucos para las salsas y c¨®mo sacarle provecho al pescado con escamas adem¨¢s de usarlo para el caldo. Las clases le salieron gratis. S¨®lo que, al cabo de unos d¨ªas, arregl¨® un enchufe en casa de otro vecino al que tampoco conoc¨ªa. ?se es el negocio. Sin dinero de por medio, aunque la mercanc¨ªa, dicen, es la m¨¢s valiosa del mundo. El trato es intercambiar tiempo y servicios. Y aunque la clave del ¨¦xito es la reciprocidad, las horas que das no siempre te las devuelve la misma persona. As¨ª funcionan los bancos de tiempo, una iniciativa de intercambio solidario que, poco a poco, se consolida en Barcelona y que cuenta ya con 300 socios.
No es la ¨²nica, porque est¨¢n tambi¨¦n los bancos de intercambio de conocimiento y bienes, y las cooperativas de consumo agroecol¨®gico. M¨¢s de 7.000 personas participan en 46 experiencias comunitarias que emergieron en la ciudad hace una d¨¦cada como fruto del movimiento vecinal y otros colectivos sociales. "Las cosas se pueden arreglar de otra manera", resume Climent, el esp¨ªritu de los bancos de tiempo. ?l fue uno de los fundadores del que hay en el barrio de la Barceloneta, creado en 2007 como un proyecto del Plan Comunitario, destinado especialmente a la gente mayor. El banco, sin embargo, lo usan personas de todas las edades e incluso de fuera del barrio. En una lista, apuntan lo que ofrecen y su n¨²mero de tel¨¦fono. "Y ya te llamar¨¢n o llamas t¨² primero si hay algo que te interese", sigue Climent. Clases de cocina, de ingl¨¦s, de inform¨¢tica, ayuda para llevar la contabilidad dom¨¦stica, reparaciones de lampister¨ªa o electricidad, un canguro para llevar los ni?os al colegio y hasta un corte de pelo. Todo cuesta lo mismo si se emplea el mismo tiempo en hacerlo. En tres a?os, Climent ha hecho 40 intercambios con algunos de los 60 socios del banco de la Barceloneta. Y sigue con sus tareas del hogar. En primavera tiene previsto aprender a cambiar la ropa del armario y a tenerlo siempre ordenado. Puede que quien le ense?e a conseguirlo sea Rosa Benavides, otra de las integrantes de este proyecto solidario. Cuando abandon¨® su instituto de belleza y su carrera como maquilladora de cine, esta mujer de 66 a?os decidi¨® que "aunque estuviera jubilada, todav¨ªa serv¨ªa para algo". Tiene conocimientos de cosm¨¦tica natural y eso es lo que ense?a en los cursos que organiza el banco de tiempo. "Ofrezco un estudio de piel personalizado y luego ense?o a fabricar cremas y t¨®nicos con verduras y frutas". Rosa, que vive en el barrio de la Sagrada Fam¨ªlia, saca partido del tiempo ajeno para las tareas dom¨¦sticas que se le atragantan. "Colgar cuadros, arreglar un enchufe, coser los bajos de los pantalones o programar el v¨ªdeo y la tele, que se me da fatal", explica.
En Barcelona hay nueve bancos solidarios, la mayor¨ªa coordinados por el Ayuntamiento y la asociaci¨®n Salut i Fam¨ªlia, pero gestionados por el tejido social de los barrios. Aun as¨ª, las asociaciones de vecinos y otros colectivos informales lideran en solitario la mayor¨ªa de los proyectos de este tipo. Seg¨²n la Gu¨ªa de Redes de Intercambio Solidario que acaba de publicar el Consistorio, las iniciativas emergentes son las 31 cooperativas de consumo agroecol¨®gico. Est¨¢n distribuidas en 73 barrios de la ciudad, si bien gran parte de ellas se concentran en Gr¨¤cia.
Anna Puig, de 29 a?os, lleva cuatro a?os participando en la cooperativa del Clot. "Decid¨ª comer bien, m¨¢s sano", explica esta dise?adora gr¨¢fica vegetariana y al¨¦rgica a los supermercados. Cada semana hace un pedido. Una caja con tres kilos de fruta diversa, una lechuga o una escarola, y cinco tipos de verdura. Todo por 21 euros, transporte incluido. "El precio es m¨¢s o menos el mismo que pagar¨ªas en un mercado, pero aqu¨ª sabes que compras directamente a un pay¨¦s que cultiva sin pesticidas". Esta garant¨ªa ha convencido a cerca de 40 personas en el Clot, que no s¨®lo encargan y recogen su compra, sino que tambi¨¦n trabajan. Cada semana, dos socios deben descargar el cami¨®n, preparar las cajas y despachar los pedidos. La cita es el mi¨¦rcoles a las 19.30 horas. Desde que participa en la cooperativa, Anna es incapaz de comer fruta no ecol¨®gica y ha aprendido a cocinar. "De repente tienes coles todos los d¨ªas porque es temporada y no sabes qu¨¦ hacer con ellas, as¨ª que investigas y descubres muchas maneras de hacerlas". Pero eso no es lo m¨¢s importante. Anna destaca por encima de todo "la importancia de valorar lo que comes" y la "implicaci¨®n en el grupo".
Estos proyectos, que favorecen la dinamizaci¨®n asociativa y la inclusi¨®n social, "tienen en su base valores como la solidaridad, la cooperaci¨®n, la reciprocidad, la confianza, la transparencia y la responsabilidad", dice la gu¨ªa del Ayuntamiento. Y lo mejor de todo es que llegan a donde la Administraci¨®n, a veces, no puede hacerlo.
La red de intercambio de conocimientos de Nou Barris es un ejemplo de ello. Naci¨® hace 16 a?os y cuenta con 375 participantes. En 2009, quiz¨¢ por la crisis, registr¨® 250 nuevas incorporaciones. Su presidente, Rafael Juncadella, resume la filosof¨ªa del proyecto: "Todo el mundo sabe algo que puede ense?ar y todo el mundo ignora algo que puede aprender". ?l lo descubri¨® en el centro de adultos donde trabajaba y eso lo anim¨® a ponerse en contacto con los impulsores de la primera red de intercambio en Catalu?a, nacida en L'Escala (Alt Empord¨¤) e inspirada en experiencias similares desarrolladas en Francia. Ahora, la red de Nou Barris concentra el 80% de la actividad del Centro Cultural Tom i Guida y hace posibles 70 intercambios a la semana, que se realizan siempre en grupo. Rafael es uno de los participantes m¨¢s activos. Da "clases de catal¨¢n y castellano para inmigrantes y cursos de autorrealizaci¨®n personal" a cambio de lecciones de franc¨¦s.
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