Algunos esper¨¢bamos m¨¢s
Conoc¨ªa la hipn¨®tica prosa y el poderoso sentido narrativo de John Carlin a trav¨¦s de lo que publica en este peri¨®dico, en columnas y reportajes, en distancia corta y media. En la larga tambi¨¦n es un virtuoso. El factor humano es un libro de historia que devoras como la mejor novela de suspense, un retrato psicol¨®gico y sociol¨®gico que alcanza la dimensi¨®n de un relato ¨¦pico, una hagiograf¨ªa con causa e incontestables datos, inteligente y compleja, de un profesional de la resistencia y extraordinario animal pol¨ªtico llamado Nelson Mandela, alguien tan sabio como pragm¨¢tico que logr¨® sortear el previsible ba?o de sangre en Sur¨¢frica que acompa?ar¨ªa al derrumbe del apartheid y la toma democr¨¢tica del poder por esa mayor¨ªa negra que hab¨ªa sido ancestral y aberrantemente marginada y machacada.
INVICTUS
Direcci¨®n: Clint Eastwood
Int¨¦rpretes: Morgan Freeman,
Matt Damon, Tony Kgoroge.
EE UU, 2010
G¨¦nero: Drama
Duraci¨®n: 134 minutos
Se limita a ser tan correcta como olvidable, usuaria de recursos f¨¢ciles
Miles Davis, ese individuo arrogante y desde?oso, convencido y con raz¨®n de que ¨¦l hab¨ªa cambiado tres veces la historia de la m¨²sica en el siglo XX, tan parco en el elogio como al¨¦rgico a tributar homenajes a algo que no fuera su trompeta, le dedic¨® un disco a Desmond Tutu, ese obispo surafricano que simboliz¨® la lucha contra la dictadura blanca. Morgan Freeman, un actor que transmite inteligencia, profundidad, temple y estilo a los personajes que da vida, adem¨¢s de agradecer la admirable labor de Mandela, sab¨ªa que pod¨ªa bordar en una pantalla a ese personaje m¨ªtico. Consecuentemente, l¨ªa a Clint Eastwood, el m¨¢s dotado capit¨¢n de barco, para que lleve a buen puerto la adaptaci¨®n del libro de Carlin.
Con una tem¨¢tica tan apasionante, tanto solista de lujo y semejante director de orquesta el resultado de Invictus promet¨ªa algo espectacular. Y no lo es. Se limita a una pel¨ªcula tan correcta como olvidable, pretendida aunque ligeramente emotiva, usuaria de recursos f¨¢ciles, problem¨¢tica de creer (la secuencia de los jugadores blancos confraternizando con los ni?os negros del gueto resulta forzada, tambi¨¦n el entusiasmo interracial y colectivo de la complaciente parte final), con tendencia a lo plano, esquem¨¢ticamente bienintencionada, con vibraci¨®n artificiosa, decepcionante.
Eastwood est¨¢ infinitamente m¨¢s dotado para plasmar los claroscuros y bucear en lo sombr¨ªo que para hacer apolog¨ªas de la luz, del triunfo del humanismo a pesar de los pesares. Su arte siempre ha sido penetrante y memorable cuando habla de derrotas y de infiernos. Al describir la problem¨¢tica conquista del cielo resulta monocorde, previsible y convencional.
Cuentan los que han sido testigos directos o indirectos de la expresividad oral y f¨ªsica de Mandela que el parecido interno y externo que logra Morgan Freeman es absoluto. No lo dudo. Es de esas interpretaciones por las que siente debilidad el Oscar. Y, c¨®mo no, el Eastwood menos personal siempre ser¨¢ un solvente contador de historias en im¨¢genes. Invictus tendr¨¢ p¨²blico masivo, tendr¨¢ ¨¦xito. Ojal¨¢ que no suponga la despedida del cine del hombre que pari¨® Bird y Sin perd¨®n.
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