La Filharmon¨ªa y el chelo de Gerhardt bordan a Shostak¨®vich
La Real Filharmon¨ªa de Galicia dio el jueves en el Auditorio de Galicia, en Santiago, un concierto realmente redondo. Dirigida por Christopher K?nig, lo abri¨® con la obertura de Il signor Bruschino, de Rossini, y ya se vio que algo grande iba a pasar. El sonido y el car¨¢cter con que son¨® la orquesta compostelana, el fraseo y unos crescendos de pura cepa rossiniana mostraron la formaci¨®n de K?nig y el oficio aprendido desde abajo como un buen kapellmeister (conductor de un coro) a la antigua.
K?nig y Alban Gerhardt llevaron al p¨²blico en un salto sin red de m¨¢s de un siglo al violonchelo endiablado y exigente de Shostak¨®vich. Con su t¨¦cnica y su inagotable arsenal de recursos sonoros convertidos en m¨²sica, en el m¨¢s alto sentido de la palabra, Gerhardt expuso al auditorio frente al Shostak¨®vich m¨¢s terrible, el que mete el coraz¨®n del oyente en uno de sus pu?os y lo aprieta y retuerce. As¨ª se sinti¨® el auditorio con el concierto para violonchelo que Shostak¨®vich compuso en 1966 para que fuera interpretado por el genial Rostrop¨®vich.
La Sinfon¨ªa n? 5 de Dvorak fue interpretada por una Filharmon¨ªa en estado de gracia, con una cuerda monumental por su musicalidad y redondez sonora. Los chelos de la formaci¨®n compostelana destacaron por su dulzura en el inicio del Andante con moto y por su dramatismo en el del Allegro molto final. Los metales y las maderas estuvieron especialmente brillantes.
Ayer la Real Filharmon¨ªa de Galicia viaj¨® a Asturias con Alban Gerhardt. En el Auditorio Pr¨ªncipe Felipe de Oviedo, la orquesta compostelana, bajo la direcci¨®n de Christoph K?nig, interpret¨® el Concierto para violoncello n¨²m. 2 de Shostak¨®vich y la Sinfon¨ªa n? 5 de Dvorak, dos de las piezas que se escucharon el jueves en Santiago.
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