"No podr¨ªa dejar Egipto. Crea adicci¨®n"
En la tarjeta de visita de esta egipt¨®loga ocupa un lugar destacado la imagen de Tutmosis III, el fara¨®n de la dinast¨ªa XVIII, para muchos el m¨¢s grande de los monarcas del antiguo Egipto, apodado el Napole¨®n egipcio. No es gratuita. Seco es, a sus 42 a?os, la directora del proyecto de excavaci¨®n y restauraci¨®n del templo funerario de Tutmosis III, en la antigua Tebas (Luxor). Un proyecto por el que se pegar¨ªan egipt¨®logos de medio mundo que sue?an con excavar en ese lugar m¨ªtico cargado de restos hist¨®ricos y hallazgos fara¨®nicos con los que se forjan sue?os y leyendas.
Lleg¨® a Egipto en 1996, reci¨¦n acabada la especialidad de egiptolog¨ªa en Alemania, y poco despu¨¦s excavaba en el yacimiento de Sharuna. Corr¨ªan tiempos inseguros en el pa¨ªs, y la joven e inexperta arque¨®loga comenz¨® el trabajo con el que hab¨ªa so?ado desde ni?a, rodeada de polic¨ªas y medidas de seguridad. Unos meses despu¨¦s, el ataque de un grupo terrorista con metralletas al templo de Hatshepsut, en Luxor, dejar¨ªa 67 muertos, de ellos 57 turistas. Pero eso no la arredr¨®, aunque admite que como primer contacto fue duro. La experiencia fue tan emocionante que decidi¨® quedarse a vivir en Egipto. Desde ni?a supo que ser¨ªa arque¨®loga, y aunque sus preferencias se inclinaban entonces por Oriente, las cosas cambiaron cuando descubri¨® la cultura fara¨®nica. As¨ª que, con coraje y determinaci¨®n, comenz¨® a buscar el modo de enrolarse en alguna excavaci¨®n, sin importarle el pa¨ªs de origen. Su dominio del ingl¨¦s, franc¨¦s y alem¨¢n -ahora se defiende bien con el ¨¢rabe- lo facilitaban.
"Desde peque?a quer¨ªa ser arque¨®loga, pero so?aba con oriente"
"Hay que ser confiada y optimista. Si no, no haces nada en este trabajo"
"La primera vez que aterric¨¦ en L¨ªbano pens¨¦ que estaba en M¨¢laga"
Hoy, 14 a?os despu¨¦s, Seco es una reconocida egipt¨®loga perteneciente al selecto club de los que excavan en Luxor. Y es una de las pocas mujeres que dirigen un proyecto -una de las dos espa?olas, junto a Carmen P¨¦rez Die que trabaja en Herakleopolis- en cooperaci¨®n con el Consejo de Antig¨¹edades Egipcias.
Tutmosis III (1479-1425 antes de Cristo) fue el art¨ªfice de una era de conquistas y expansi¨®n imperial por Siria, Palestina y Nubia sin precedentes. A ¨¦l se deben los enormes obeliscos que todav¨ªa podemos contemplar hoy en Par¨ªs, Roma, Estambul o Nueva York, y tambi¨¦n numerosas innovaciones sociales y religiosas. Y es precisamente su templo funerario el que ahora restaura un equipo internacional de 100 personas dirigido por Myriam Seco. Un templo que fue descubierto en la orilla oeste de Luxor en 1905 y que, extra?amente, apenas hab¨ªa sido excavado.
?C¨®mo recuerda su debut rodeada de metralletas? No me lo imaginaba as¨ª. Yo planeaba, con una amiga de Bruselas, que nos quedar¨ªamos en un hotel; me imaginaba que pod¨ªa pasear por el Nilo y moverme libremente, y cuando llegu¨¦ all¨ª? Pero me surgi¨® la oportunidad, con el Instituto de la Universidad de Tubinga (Alemania), de excavar en Sharuna y fue una experiencia ¨²nica pese a que la polic¨ªa nos acompa?aba a todas partes y hab¨ªa mucha tensi¨®n. Desde peque?a me hab¨ªa hecho la idea de trabajar en Egipto, pero no sab¨ªa c¨®mo era, nunca piensas que la polic¨ªa va a estar a tu lado? Al principio fue dif¨ªcil adaptarme, pero luego te olvidas de todo. Tampoco me gust¨® El Cairo de primera impresi¨®n, me impact¨®. Una ciudad tan ca¨®tica, con tant¨ªsima gente? No los entend¨ªa, porque entonces no sab¨ªa nada de ¨¢rabe, ahora me defiendo y es diferente. T¨² sue?as con Egipto en una biblioteca y te forjas unas im¨¢genes y luego no es lo que imaginas. Pero, por otro lado, El Cairo es una ciudad que engancha, con muchas posibilidades, aunque tambi¨¦n cansa. Vivir en ella todo el a?o es agotador; el tr¨¢fico, la contaminaci¨®n, es horrible? Pero la suerte que he tenido es que estoy trabajando por todo Egipto y en El Cairo estoy s¨®lo unos meses, que disfruto mucho. Ahora tengo muchos amigos egipcios. Yo creo que todo cambia cuando empiezas a hablar ¨¢rabe.
Egipto tiene verdaderos adictos, gente que no sabe vivir sin ese pa¨ªs, al que vuelve una y otra vez? Parece que usted tambi¨¦n? Ahora creo que no podr¨ªa dejar Egipto; podr¨ªa pasar temporadas fuera, pero dejarlo ser¨ªa imposible, es un pa¨ªs que crea adicci¨®n. Aunque si tengo ese enganche, est¨¢ claro que es por el trabajo que hago, me apasionan su cultura y sus restos arqueol¨®gicos.
Viene de una familia de orfebres sevillanos, un oficio en el que, como en la arqueolog¨ªa, se necesita mucha paciencia, minuciosidad, conocimientos e inspiraci¨®n art¨ªstica? S¨ª, pertenezco a una familia de orfebres, pero mi padre siempre me hablaba mucho de arqueolog¨ªa yexcavaciones, y de ni?a, cuando te hablan de esas cosas, sue?as con conocer culturas antiguas, investigar otros mundos? Desde peque?a quer¨ªa ser arque¨®loga, pero so?aba con Oriente. Luego, en la carrera, el profesor Francisco Presedo me introdujo en el mundo de la cultura egipcia y me enganch¨®. Cuando termin¨¦ en Sevilla me fui a Tubinga (Alemania) a hacer la tesis y me pas¨¦ tres a?os metida en una biblioteca, pero Egipto estaba en mi mente. Siempre me llam¨® mucho la atenci¨®n el mundo de la familia y el Imperio Nuevo, Tebas, as¨ª que hice la tesis doctoral sobre las representaciones de los ni?os en las tumbas de Tebas, en la XVIII dinast¨ªa.
Empez¨® excavando en tierra, pero enseguida se pas¨® a la arqueolog¨ªa submarina. ?Por qu¨¦ ese giro? No es habitual que un arque¨®logo compatibilice excavaciones terrestres y submarinas. Fue algo totalmente nuevo, las circunstancias. Lo normal es que una excavaci¨®n dure uno o dos meses, y el resto del a?o tienes que vivir de algo, tienes que trabajar. Y yo decid¨ª que ten¨ªa que trabajar en otras campa?as, hacer cuatro o cinco cada a?o, y empec¨¦ a escribir a todo el mundo, a americanos, alemanes, ingleses, y en una de ¨¦sas me contestaron los americanos para trabajar en arqueolog¨ªa submarina? ?Ni me lo hab¨ªa planteado! Me encantan los deportes de aire, volar, parapente, ala delta, pero hice un curso de submarinismo y me pareci¨® interesante. Y me fui al mar Rojo, a Sadana, con un equipo del Instituto N¨¢utico de Arqueolog¨ªa de la Universidad de Tejas, a buscar un barco del siglo XVIII con un cargamento de porcelana china. Estuve tres meses con ellos y alucin¨¦, porque era como lo que ves en los documentales, los corales, los fondos marinos, los peces? Tres meses en el agua, todo el d¨ªa, fue una gran experiencia. As¨ª que me fui a Alejandr¨ªa, que es una ciudad fant¨¢stica y donde hab¨ªa gente que trabajaba en eso.
Alejandr¨ªa suele defraudar a los viajeros modernos, quiz¨¢ porque las expectativas que genera son muy altas. Entre 1998 y 2000 viv¨ª siete meses cada a?o en Alejandr¨ªa, y es una ciudad que me encanta; pensaba quedarme a vivir all¨ª. Es verdad que la Alejandr¨ªa cl¨¢sica no existe, pero yo trabajaba entre restos arqueol¨®gicos submarinos, y cuando est¨¢s buceando y viendo esos restos? La primera vez que me sumerg¨ª en el yacimiento y vi 2.000 bloques esparcidos por el fondo de la bah¨ªa, esfinges, obeliscos? ?Fue un sue?o!
Parece que no se le pone nada por delante, primero se lanza en solitario a la conquista de Egipto, y luego del fondo del mar? Totalmente, totalmente; llegu¨¦ a Egipto sin conocer a nadie.
Y en pocos a?os se ha convertido en una reconocida y bien situada egipt¨®loga. ?Es muy buena negociante, muy buena diplom¨¢tica, o una testaruda? Porque negociar permisos con el 'fara¨®n de las excavaciones' Zahi Hawas (director del Consejo Supremo de las Antig¨¹edades Egipcias) no parece f¨¢cil. Hace falta un poco de todo, es un conjunto de factores. Yo me llevo muy bien con Hawas, siempre hemos tenido muy buena relaci¨®n. El a?o pasado vino a Sevilla para un ciclo de cooperaci¨®n hispano-egipcio. De ¨¦l depende todo el servicio de antig¨¹edades, 30.000 funcionarios, 200 campa?as de extranjeros, y creo que es la persona ideal para ese puesto, alguien que toma decisiones y mantiene el inter¨¦s por el tema egipcio. Y cuando le pido una concesi¨®n para excavar, sabe qui¨¦n soy, que vivo all¨ª y con qui¨¦n he trabajado. Y tengo una reputaci¨®n que me he ido haciendo poco a poco. En cuanto a lo dem¨¢s, depende de muchas cosas y de la pasi¨®n que pones. Yo he dedicado mi vida a esto, mi trabajo me apasiona y le dedico todo el tiempo, ilusi¨®n y esfuerzo.
?Por eso se qued¨® a vivir en Egipto? En 1998 me present¨¦ en Alejandr¨ªa y le pregunt¨¦ al director de un proyecto franc¨¦s, que excavaba un pecio romano en Qait Bay (Pharos), si ten¨ªa trabajo para m¨ª. Y dio la casualidad de que ten¨ªa financiaci¨®n y una campa?a de siete meses. Y aparte de ser un yacimiento espectacular, en el que he trabajado hasta 2005, aprend¨ª much¨ªsima t¨¦cnica, porque los franceses son buen¨ªsimos en arqueolog¨ªa submarina. Y gracias a estar con ellos luego hice arqueolog¨ªa submarina en L¨ªbano, y luego trabaj¨¦ con los alemanes, porque segu¨ª insistiendo. Te ven all¨ª, y al final consigues las cosas? En 2000 comenc¨¦ a trabajar con el Instituto Arqueol¨®gico Alem¨¢n en Luxor, con el proyecto de los colosos de Memnon, en el templo de Amenofis III. Y luego, en la pir¨¢mide romboidal de Dahshur y el templo funerario de Seneferu.
?Es apasionada en todo o s¨®lo en el trabajo? [Risas] A m¨ª, el trabajo me compensa mucho. Tengo familia y gente en Sevilla, pero me tira m¨¢s la pasi¨®n por las excavaciones. Siempre me ha atra¨ªdo conocer otros lugares, ser¨ªa feliz viajando y conociendo otras gentes y culturas. Cuando particip¨¦ en la pel¨ªcula de Jordi Llompart Los misterios del Nilo y recorrimos, entre 2003 y 2004, Etiop¨ªa, Sud¨¢n y Egipto, todo el Nilo Azul, para m¨ª fue algo inexplicable, mayor satisfacci¨®n es imposible. Porque esa sensaci¨®n de poder ver las fuentes del Nilo, las cataratas, recorrer el Nilo en barca, ver los p¨¢jaros, es una satisfacci¨®n que no tiene precio y me compensa todo.
Su coraz¨®n est¨¢ dividido entre dos amores? En Egipto me encuentro en casa, antes no me suced¨ªa, pero cada vez me pasa m¨¢s. Yo me siento sevillana y estoy feliz en Andaluc¨ªa. Cuando voy a Sevilla en primavera y me paseo en bicicleta oliendo el azahar, es el para¨ªso. Pero al volver a Egipto tambi¨¦n siento que vuelvo a casa. Cuando vives en un sitio, te sientes parte de ese sitio y est¨¢s muy bien, pero ahora tengo la sensaci¨®n de que me estoy perdiendo una parte. Siempre tengo la impresi¨®n de que me estoy perdiendo algo de uno de los dos sitios.
Ahora forma parte de un reducido grupo de egipt¨®logos de todo el mundo que trabajan en la antigua Tebas. ?Qu¨¦ sensaci¨®n le produce? Yo soy la ¨²ltima de la lista, pero siento una enorme satisfacci¨®n por tener el templo de Tutmosis, porque apenas se hab¨ªa tocado desde los a?os treinta.
Algo que sorprende? ?Por qu¨¦?, ?es un templo menor? Claro, al lado de los templos puestos en pie, como el de Rams¨¦s III en Medinet Habu, o el Ramesseum de Rams¨¦s II, nosotros tenemos las ruinas del templo? Lo que queremos hacer es proteger lo que hay: todo el muro perimetral de adobe. Y no se trata de reconstruir el templo, pero se puede reconstruir una pared, por ejemplo. Mi idea es poder mostrar alguna de las escenas que lo adornaban. Tenemos 6.000 fragmentos de piedras pintadas y los estamos estudiando para remontar algunas escenas. Es un templo tallado en la roca, por eso tambi¨¦n est¨¢ un poco m¨¢s elevado que el resto y no tiene los problemas de humedad de otros. Creo que va a dar mucha informaci¨®n sobre Tutmosis III.
Tutmosis III arrastra la leyenda negra de haber borrado del mapa, de cartuchos, pinturas, im¨¢genes, relieves, etc¨¦tera, a su madrastra y regente, la reina Hatshepsut. Fue un gran guerrero, pero sus estatuas le presentan con una sonrisa dulce. ?C¨®mo es su Tutmosis? Es pronto para decir que podemos cambiar algo o verlo diferente, el inter¨¦s de trabajar en este templo es ver qu¨¦ encontramos de Tutmosis, ?ojal¨¢ tengamos la suerte de hallar alguna imagen! Todo el mundo conoce la importancia que tuvo, pero hay pocas im¨¢genes suyas. Est¨¢ su momia en el Museo de El Cairo, su estatua, y en uno de los pilonos de Karnak hay una de las pocas im¨¢genes suyas aplastando a los asi¨¢ticos. En cuanto a Hatshepsut, toda esa historia est¨¢ por confirmar, no hay pruebas. A lo mejor la relaci¨®n no era tan negativa. Al encontrarse cartuchos de Hatshepsut en el templo de Tutmosis nos hace pensar que la relaci¨®n no ser¨ªa tan mala.
?Qu¨¦ papel cumpl¨ªan exactamente los templos funerarios? Los templos funerarios ten¨ªan que ver con los ritos funerarios, se llamaban Templos del Mill¨®n de A?os, y serv¨ªan para asegurar al fara¨®n la vida eterna. Una de las partes m¨¢s interesantes del templo de Tutmosis III es el patio, que ahora mismo est¨¢ atravesado por una carretera, y que nunca se ha excavado. El Consejo de Antig¨¹edades est¨¢ estudiando la posibilidad de cambiar el recorrido de la carretera para que podamos excavar. Y otra parte tambi¨¦n muy interesante es la de delante del pilono donde estaba el embarcadero y llegaba la barca f¨²nebre. Por otra parte, el templo estaba construido sobre una necr¨®polis anterior y podemos encontrar alguna tumba interesante. Es un templo con muchas posibilidades.
Pero hasta ahora no han encontrado cosas espectaculares. Lo interesante es la calidad de los relieves aparecidos y su estado de conservaci¨®n, que es buen¨ªsimo. Los colores se conservan como si hubieran sido pintados ayer porque no han tenido humedad. Y algunos de los relieves miden un metro, son bastante grandes, as¨ª que una de las paredes de la capilla de Am¨®n podr¨ªa quedar como un museo al aire libre.
Cuando est¨¢n en la excavaci¨®n, d¨ªa tras d¨ªa, a 40 grados, despu¨¦s de levantarse a las cinco de la ma?ana, numerando y limpiando miles de peque?os fragmentos de piedra o cer¨¢mica, supongo que les dar¨¢ mucha risa esa imagen de los egipt¨®logos tipo Indiana Jones? ?S¨ª, cuando suena el despertador a las cinco de la ma?ana, acu¨¦rdate de Indiana Jones! La arqueolog¨ªa no es lo que sale en las pel¨ªculas, es un camino duro, pero la felicidad puede llegar por muchas cosas. Este a?o, cuando me encontr¨¦ con el pilono, o la esquina del templo que est¨¢ perfecta, para m¨ª fueron momentos de felicidad. Es una estructura de adobe, pero es una maravilla. O cuando encontramos la zona de trabajo donde blanqueaban, una felicidad total, porque no hay otra igual. Se sabe que se blanqueaban los pilonos, pero no se ha encontrado nunca la zona de trabajo donde se hac¨ªa o c¨®mo se hac¨ªa. La felicidad te puede llegar por algo as¨ª.
Sus inicios en Tiro como arque¨®loga submarina s¨ª parecen de pel¨ªcula? Buscaba un pecio fenicio con la ¨²nica indicaci¨®n de un pescador que, en medio del mar, le dijo: aqu¨ª es. S¨ª, s¨ª? Nos tiramos al agua a una profundidad de 34 metros y tuvimos mucha suerte porque encontramos restos del barco que estaban esparcidos por un ¨¢rea grande. Hay que ser confiada, relajada, optimista, tener confianza en la gente, porque de otra manera no haces nada en este trabajo. Hay que ser positivo. Luego hemos realizado tres campa?as en ese pecio, que cuando naufrag¨® no lejos de la costa, hace 25 siglos, llevaba cer¨¢micas (de entre los siglos VI y IV antes de Cristo), estatuas casi todas de diosas de la fertilidad, embarazadas o amamantando ni?os, y vasijas. Hemos recuperado algunas estatuas completas y gran cantidad de piezas y fragmentos de ¨¢nforas. Estoy organizando la campa?a de 2010, pero depende de la financiaci¨®n. Es un proyecto ¨²nico, y siempre digo que hay que continuar. La idea es abrir esa cooperaci¨®n con L¨ªbano; ser¨ªa una pena no seguir. L¨ªbano es un pa¨ªs que enamora. La primera vez que aterric¨¦ all¨ª pens¨¦ que estaba en M¨¢laga, ?tan mediterr¨¢neo! Olivos, naranjos, la monta?a que llega al mar? Y el ambiente tan similar a Espa?a, las casas, la gente tomando pescadito frito en las calles? Es un pa¨ªs muy interesante, con 18 comunidades religiosas y muchas culturas. Tiene esa mezcla, muy positiva aunque puede dar problemas, pero me encanta trabajar all¨ª.
?Nunca so?¨® con encontrar una gran tumba como hizo Howard Carter con la de Tutankamon? De peque?a siempre te imaginas algo as¨ª. Pero prefiero los templos funerarios a las tumbas; el de Rams¨¦s III de Medinet Abu, peque?o y bastante conservado, me parece m¨¢gico.
Su sue?o de arque¨®loga. Trabajar en el puerto de Biblos. Claro que, puestos a pedir deseos, tambi¨¦n me gustar¨ªa encontrar una estatua completa de Tutmosis III. Yo digo que las cosas, para que se cumplan, hay que so?arlas; luego algunas se van cumpliendo.
Egipt¨®loga sin barreras
Partidaria del museo-almac¨¦n.
Myriam Seco (Sevilla, 1967), doctora en Historia por la Universidad de Sevilla, no quiere ni o¨ªr hablar de cambios en del Museo Egipcio de El Cairo. "Me gusta como est¨¢, con ese aspecto de almac¨¦n del siglo XIX. Es ¨²nico".Tierra y mar. Su excavaci¨®n del templo funerario de Tutmosis III, en Luxor, en cooperaci¨®n con el Gobierno egipcio y la Academia de Santa Isabel de Hungr¨ªa, est¨¢ financiada por CEPSA y la Junta de Andaluc¨ªa. La Junta financia tambi¨¦n, con Cajasol, el proyecto de cooperaci¨®n hispano-liban¨¦s de excavaci¨®n de un pecio fenicio en L¨ªbano.Mujer e islamismo. Seco confiesa que no ha tenido problemas para dirigir equipos en un pa¨ªs de cultura isl¨¢mica. "Los problemas con el islamismo vienen por la falta de conocimiento del otro, por falta de cultura". En la foto, hace seis a?os en la necr¨®polis de Dahshur.
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