?Qu¨¦ explica la resistencia a la reforma laboral?
Existe un amplio consenso acerca de que los graves problemas en el ritmo de recuperaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola est¨¢n estrechamente relacionados con el p¨¦simo comportamiento del mercado laboral durante la crisis, sin parang¨®n en los pa¨ªses de nuestro entorno. Por ello, parece imprescindible acometer una reforma laboral integral que acelere la salida de la recesi¨®n y establezca las bases de un nuevo modelo productivo. Un requisito esencial de la misma deber¨ªa pasar por la eliminaci¨®n de la dualidad entre trabajadores con contratos indefinidos y temporales. Sin embargo, no se vislumbran reformas de calado en esta direcci¨®n ni por parte del Gobierno ni de los agentes sociales. Por ello, cabe preguntarse: ?A qu¨¦ se debe tanta resistencia a la reforma laboral? ?Resulta insalvable dicha resistencia?
Proponemos un contrato ¨²nico con indemnizaciones por despido crecientes con la antig¨¹edad
Para responder estas cuestiones, un primer paso es conocer la opini¨®n de los propios trabajadores sobre si el actual sistema de protecci¨®n al empleo funciona adecuadamente. Las encuestas disponibles antes de la crisis sobre la percepci¨®n subjetiva de los trabajadores acerca de la seguridad en el empleo (International Social Survey Programme) documentan un hecho interesante: mientras que los trabajadores j¨®venes en Espa?a (menores de 35 a?os) son los que se sienten menos protegidos en el grupo de pa¨ªses de la UE-15, los de edad avanzada se encuentran entre los que perciben mayor nivel de protecci¨®n. As¨ª pues, esta evidencia apunta directamente a la existencia de un conflicto de intereses frente a la posible reforma laboral. A favor estar¨ªan los trabajadores escasamente protegidos (temporales y parados), y en contra, los trabajadores excesivamente protegidos (indefinidos). La resistencia de este ¨²ltimo colectivo a cambiar el statu quo se explica por la elevada brecha existente entre sus indemnizaciones por despido y las de los trabajadores temporales, que les proporciona mayor capacidad de presi¨®n salarial cuanto mayor es su poder de negociaci¨®n en los convenios colectivos.
Estamos, pues, ante un caso paradigm¨¢tico de conflicto entre insiders y outsiders, fen¨®meno agudizado por las caracter¨ªsticas del sistema de representaci¨®n sindical en Espa?a. En efecto, los restrictivos requisitos legales sobre el censo de votantes en las elecciones sindicales y la eficacia general de los convenios desincentivan la afiliaci¨®n de los parados, trabajadores en pymes y la mayor¨ªa de los trabajadores temporales. De esta forma, el perfil t¨ªpico del trabajador afiliado a los sindicatos es de un asalariado con contrato indefinido, de un nivel educativo medio-bajo, de avanzada edad, con mayor antig¨¹edad y que trabaja en empresas de gran tama?o. Es decir, el votante mayoritario, al que protegen los sindicatos para asegurarse su reelecci¨®n, es aquel que obtiene mayores ventajas de la dualidad en nuestro mercado de trabajo.
Por otra parte, la patronal tampoco est¨¢ exenta de responsabilidad en el bloqueo de la reforma laboral, ya que con su cerraz¨®n en la reducci¨®n de los costes laborales ha marginado aquellos aspectos de la reforma laboral necesarios para el cambio productivo.
Ante esta situaci¨®n, el Gobierno deber¨ªa reflexionar sobre si supeditar la reforma al acuerdo de los agentes sociales es la decisi¨®n correcta, incluso desde el punto de vista de su propia supervivencia pol¨ªtica. En efecto, seg¨²n el Eurobar¨®metro de junio de 2009, el 61% de la poblaci¨®n espa?ola opinaba que una mayor flexibilidad contractual ser¨ªa beneficiosa para la creaci¨®n de empleo, siendo esta opini¨®n mayoritaria entre los colectivos m¨¢s afectados por la crisis. En el mismo sentido, los resultados m¨¢s recientes del Bar¨®metro del CIS indican que el partido en el Gobierno podr¨ªa perder las pr¨®ximas elecciones generales por la p¨¦rdida de votos de aquellos colectivos que demandan mayor flexibilidad contractual (estudiantes, aut¨®nomos, parados y trabajadores temporales) y que no parecen estar suficientemente representados por los agentes sociales.
El Gobierno tiene, pues, un doble reto: ?c¨®mo dise?ar una reforma laboral eficaz y que pueda ser pol¨ªticamente viable? La eficacia exige la definitiva supresi¨®n de la dualidad entre indefinidos y temporales. La viabilidad pol¨ªtica requiere maximizar el n¨²mero de ganadores y compensar a los posibles perdedores de la reforma garantiz¨¢ndoles niveles de protecci¨®n adecuados.
En nuestra opini¨®n (v¨¦ase el libro electr¨®nico www.crisis09.es/propuesta/), una receta apropiada para suprimir la dualidad es la creaci¨®n de un contrato ¨²nico con indemnizaciones por despido crecientes con la antig¨¹edad, sin efectos retroactivos. Este tipo de contrato se puede dise?ar para mejorar el nivel de protecci¨®n de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n activa, sin que var¨ªen sustancialmente las indemnizaciones reales medias. Dicha medida deber¨ªa integrarse en un paquete de reformas m¨¢s amplio -un nuevo dise?o del sistema de protecci¨®n por desempleo, la modernizaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva y la mejora en la eficacia de las pol¨ªticas activas- que puede garantizar el mantenimiento del nivel de protecci¨®n social de aquellos trabajadores que puedan verse perjudicados por el cambio en la regulaci¨®n contractual.
En definitiva, una reforma laboral eficaz no es inviable, pero para alcanzarla el Gobierno deber¨ªa abrir la puerta a la posibilidad de que no fuera consensuada y fijar unos m¨ªnimos ambiciosos que traten de beneficiar a los m¨¢s perjudicados por la crisis y ayudar a cambiar de modelo productivo. Las medidas avanzadas hasta el momento, tales como el Kurzarbeit, van m¨¢s encaminadas a lograr un acuerdo social r¨¢pido que a cumplir estos objetivos. -
Juan J. Dolado, Florentino Felgueroso y Marcel Jansen son profesores de la Universidad Carlos III, la Universidad de Oviedo-FEDEA y la Universidad Aut¨®noma de Madrid, respectivamente.
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