Navas inventa otro taconazo de lujo

As¨ª es el Sevilla. Y as¨ª est¨¢ vivo en las tres competiciones, regresa a las posiciones de la Champions y supera con aparente facilidad al Valencia, que llegaba al S¨¢nchez Pizju¨¢n tras la mejor primera vuelta de su historia a domicilio. No es bonito, no enamora, no se ruboriza por practicar un f¨²tbol de defensa, presi¨®n y salida al contragolpe. Victoria extra¨ªda de su manual particular, con un gol a bal¨®n parado y otro despu¨¦s de una fulgurante contra esculpida por la calidad de Jes¨²s Navas y la definici¨®n de Negredo. La jornada, sin duda, se recordar¨¢ por dos pases de tac¨®n de jugadores especiales. El Sevilla tiene a Navas como el Madrid a Guti, ambos tocados por la excelencia. Todo lo que el equipo andaluz tiene de rutinario se traslada a otra dimensi¨®n cuando el extremo entra en escena. Su carrera y su pase a Negredo fueron inolvidables, as¨ª como la ejecuci¨®n del delantero. Si hay alg¨²n problema, lo resuelve Palop. Triunfo sobre un Valencia medroso que s¨®lo se solt¨® en el ¨²ltimo cuarto de hora. S¨®lo entonces solt¨® amarras y se acerc¨® en el marcador. Una pena tanto talento desaprovechado. A medias por la energ¨ªa del Sevilla y por la racaner¨ªa de Unai Emery, t¨¦cnico al que el partido le vino grande.

Tal y como andan las cosas en la Liga, el Sevilla y el Valencia son dos equipos de parecido corte, potencial y facultades para pelear por el trono de los mortales, ese pedazo de gloria que todav¨ªa resiste tras el fabuloso universo del Barcelona y el ascenso del Madrid, en el que renace Guti. Ante rivales tan monumentales, la tercera plaza sabe a gloria y, con el permiso del Deportivo y el Mallorca, est¨¢ destinada a uno de estos dos conjuntos.

Engolosinado con la Copa y a las puertas de los octavos de final de la Liga de Campeones, el Sevilla llevaba un tiempo alejado de las formas que le concedieron galones de alternativa. El Valencia, al ritmo de Silva y con los goles de Villa como mejor aval, se plantaba en el S¨¢nchez Pizju¨¢n en posesi¨®n de lo que el Sevilla desea y, adem¨¢s, con seis puntos de ventaja. Por eso el cuadro de Manolo Jim¨¦nez no iba a regalar lo m¨¢s m¨ªnimo. Volv¨ªan Zokora y Kanout¨¦ y el entrenador andaluz orden¨® adelantar la l¨ªnea de presi¨®n para que el Valencia comenzara a sufrir justo donde el f¨²tbol se genera.

Habr¨ªa que preguntarse por qu¨¦ Emery le dio el mando de su equipo a Albelda y Marchena. Sin exponer lo m¨¢s m¨ªnimo, buscando m¨¢s el empate que la yugular del Sevilla, este Valencia acobardado facilit¨® el camino de su rival. Tanto elenco de calidad sobre el campo para un producto mediocre, salvado quiz¨¢ por las incursiones de Navas y el derroche de facultades de Zokora. Llamaba la atenci¨®n tanto talento desaprovechado en el Valencia, impregnado por su medroso entrenador. El Sevilla, ya se sabe, no es un prodigio jugando al f¨²tbol, pero compite, presiona y saca petr¨®leo de jugadas como la del primer gol, de pura estrategia. Buen saque de esquina de Perotti, prolongaci¨®n de Escud¨¦ y anticipaci¨®n de Negredo en el segundo palo. Mec¨¢nico, sin brillo, pero muy efectivo.

Resultaba asombroso que el presunto poder¨ªo atacante del Valencia se resumiera en un par de disparos t¨ªmidos de Villa, que su juego no tuviera continuidad ni confianza, que no transmitiera nada. Mientras tanto, el Sevilla, a lo suyo, a presionar y salir con rapidez. La cuesti¨®n no era tanto aumentar el 1-0 como preservarlo. Emery intent¨® desatascar a su equipo con la entrada de Banega y se encontr¨® con un golazo espectacular. S¨®lo entonces, demasiado tarde, sin duda, se liber¨® Villa para gozar de dos ocasiones muy claras. David Navarro recort¨® distancias, pero... nada m¨¢s.