La aventura de dirigir a Contador
Giuseppe Martinelli, el director que fue campe¨®n con Marco Pantani, convierte al corredor de Pinto en "jefe en todo" del nuevo Astana en la lucha por su tercer Tour
Los ciclistas del Astana, Alberto Contador el primero, lucen en la pechera de su ropa de hotel, forro tricolor, rojo, blanco, verde, en cuellos y capuchas, el escudo impresionante de la aeron¨¢utica militar italiana. Es una de las principales y visibles aportaciones de Giuseppe Martinelli al equipo que va a dirigir. Otra es un estilo puramente cl¨¢sico, italiano se podr¨ªa aclarar si no fuera un pleonasmo, en el modo de formar el equipo. "La primera vez que me hablaron de la posibilidad, cuando Sheffr [Alexander, director adjunto del Astana] me hizo la propuesta, pens¨¦ inmediatamente en una estrategia, la de poner a disposici¨®n de Alberto algo de lo que nunca ha disfrutado, un equipo para ¨¦l, s¨®lo para ¨¦l, en el que sea el jefe de filas en todo", dice Martinelli, bresciano de 55 a?os, la mirada melanc¨®lica de quien ha nacido a las orillas de un lago, el de Garda en su caso, los ojos arrugados de quien se pasa horas escrutando las aguas. Sheffr es Alexander Sheffr, un ex corredor kazajo que coincidi¨® con Martinelli en 2003, en el Saeco, dirigido por el italiano, y que ahora es una de las personas que m¨¢s decide en el devenir del Astana. El conjunto puso de largo su versi¨®n 4.0 el s¨¢bado pasado en Viena, corbatas de azul turquesa rabioso, a juego con las flores azul turquesa con toques amarillo solar que decoraban para la ocasi¨®n el imponente barroco del sal¨®n Redouten del palacio imperial Hofburgo.
El italiano ha ofrecido al espa?ol por primera vez "un equipo s¨®lo para ¨¦l"
"Alberto destaca por su humildad pese a que todos le ponen en un pedestal", dice
"El equipo es de todas partes y de ninguna parte", dice Martinelli en la capital austriaca, donde se present¨® el Astana porque all¨ª tiene su sede la Organizaci¨®n de Seguridad y Cooperaci¨®n Europea (OSCE), organismo presidido en 2010 por Kazajist¨¢n, el pa¨ªs de las estepas asi¨¢ticas encajonadas entre Rusia y China. "Lo formamos espa?oles, italianos, franceses, kazajos..., y llevamos el nombre de Astana, una ciudad que dicen que existe, pero que pocos saben d¨®nde est¨¢, como Kazajist¨¢n mismo, como una entelequia". Pero el asunto no va de t¨¢rtaros. Va de ciclistas, de Contador.
"Todos los campeones son especiales, fen¨®menos. Su cabeza es un pozo insondable. Va en otra direcci¨®n a la de las personas normales como nosotros. Contador es uno de ¨¦stos, pero tiene la cabeza en su sitio. A los 27 a?os, ha ganado mucho y puede ganar mucho m¨¢s", dice Martinelli, que sabe de qu¨¦ habla, pues hace m¨¢s de diez a?os toda su vida de director, toda su vida pr¨¢cticamente, la absorb¨ªa la figura dominante de Marco Pantani, el escalador italiano con el que alcanz¨® lo m¨¢ximo, la victoria en el Giro y el Tour de 1998, con el que conoci¨® la mayor de las angustias, la expulsi¨®n del Giro de 1999, la depresi¨®n y la ca¨ªda en el vac¨ªo del corredor, muerto el 14 de febrero de 2004.
Martinelli, recuperado para el ciclismo, recuerda y compara: "Lo que me gusta de Alberto es su humildad. Es una persona a la que le gusta hablar y escuchar. Conf¨ªa en m¨ª o, al menos, no me hace sentir inferior cuando hablo con ¨¦l. Me mira de frente. Cuando hablaba con Marco, en cambio, muchas veces no sab¨ªa si me escuchaba o no. Alberto, cuando est¨¢, est¨¢. Es un campe¨®n de la humildad y, a partir de ah¨ª, de la humildad, quiere crear su personaje, lo que es dif¨ªcil cuando todos te colocan a un nivel m¨¢s alto, en un pedestal".
Todos los que le han conocido, aun m¨ªnimamente, se quedaron sorprendidos del primer contacto, maravillados por una se?al ¨²nica, un s¨ªntoma de excelencia, un rasgo de campe¨®n. Johan Bruyneel, su anterior director, destacaba su testarudez, su perseverancia extrema. A ??igo San Mill¨¢n, uno de los fisi¨®logos del equipo Garmin, le sorprendi¨® tambi¨¦n, all¨¢ por 2003, cuando trabajaba en el ONCE, cuando Contador era un ni?o de 20 a?os. "Era un chavalillo, pero fue el que m¨¢s lejos lleg¨® en las pruebas de esfuerzo hasta agotar el protocolo. Sufri¨® y sufri¨®, pero no par¨®", dice San Mill¨¢n; "se puso desde el principio de pie sobre la bici y yo pens¨¦ que se parar¨ªa enseguida, pero aguant¨®. Por eso, cuando le vi ganar el Tour, la etapa de Verbier, sin mostrar signos de sufrimiento, y yo s¨¦ c¨®mo es cuando sufre porque le he visto sufrir, me dije 'va a haber Alberto para mucho tiempo". Y a su entrenador de los ¨²ltimos a?os, Pepe Mart¨ª, una de las personas que mejor le conocen, le sorprende c¨®mo se conoce Contador a s¨ª mismo, c¨®mo interpreta las se?ales de su cuerpo. "Y cada a?o que pasa se conoce mejor. Sabe manejar muy bien la informaci¨®n que se le da, regularse", dice Mart¨ª, que habla diariamente con Contador, a veces tres llamadas al d¨ªa. "Por ejemplo, en la contrarreloj de Annecy, en el Tour, ¨¦l hab¨ªa calculado que para ganar a Cancellara y teniendo en cuenta las experiencias sufridas en Pek¨ªn y M¨®naco, deber¨ªa pasar por la cima del repecho con 46 segundos de ventaja sobre el suizo. Me lo dijo antes de la salida: si paso con 46 segundos, gano. Pas¨® con 46 segundos exactamente y gan¨® por tres segundos".
"Dirigirlo ser¨¢ una aventura, el m¨¢ximo para un director deportivo. Una gran responsabilidad. La preocupaci¨®n de que algo salga mal, de que Alberto no cumpla su progresi¨®n por un error m¨ªo, por una mala direcci¨®n... ?se es el peligro", dice Martinelli, que se define como un esp¨¦cimen antiguo, de los pocos que prefiere dirigir desde detr¨¢s del volante. "El Astana del a?o pasado era, sin duda, m¨¢s fuerte, pero, cuando un equipo est¨¢ contigo al ciento por ciento y t¨² tienes buenas piernas, se puede llegar muy lejos. El equipo [Vinok¨²rov, Pereiro, Tiralongo, Zeits...] le va a funcionar este a?o, le dar¨¢ lo que necesita. Con Alberto ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil, de cualquier forma, que con Pantani en 1998, cuando ten¨ªamos un grand¨ªsimo equipo, pero a Marco le gustaba s¨®lo ir a cola de pelot¨®n. Y ah¨ª ten¨ªa que ir todo el equipo, rode¨¢ndolo. Con Alberto tambi¨¦n estar¨¢n todos, pero delante, al frente del pelot¨®n", advierte.
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