"Los bares espa?oles se llenan en un d¨ªa de f¨²tbol y all¨ª no va nadie para multarlos"
?ngela, dominicana, tiene alquilado un bar en la calle de Segovia de Torrej¨®n de Ardoz, a cinco minutos del Consistorio. Abri¨® el 30 de octubre de 2009 y s¨®lo dos meses m¨¢s tarde ya acumulaba tres multas del Ayuntamiento por superar el aforo y por poseer un equipo de m¨²sica y una televisi¨®n sin licencia. Un total de m¨¢s de 9.000 euros en sanciones. Anni, la portavoz de la asociaci¨®n de inmigrantes Juan Pablo Duarte, que tambi¨¦n regenta un bar, no tuvo que esperar tanto. Fue multada por sobrepasar el horario el primer d¨ªa de apertura.
Como ellas, muchos empresarios inmigrantes del municipio consideran que las multas que reciben no llegan con tanta eficacia y rapidez a los nativos, y por eso piensan que se trata de una "campa?a de acoso" por parte del gobierno local del PP. El mismo que tuvo que retirar la semana pasada la orden ilegal de no empadronar a inmigrantes con visado de turista o que no tuvieran al menos 20 metros cuadrados por persona en sus casas.
"No es que nosotros no nos merezcamos las multas", afirma Anni, "es que, por ejemplo, un d¨ªa de f¨²tbol los bares espa?oles superan el aforo y all¨ª no vemos que vaya nadie a multarles". Tanto ella como ?ngela creen que lo ¨²nico que busca el alcalde con estas multas es perjudicar sus negocios.
Fuentes conocedoras de la gesti¨®n municipal, que no quieren revelar su nombre, insin¨²an a este peri¨®dico que las multas en los negocios de espa?oles tambi¨¦n se ponen, pero que en muchos casos nunca llegan a tramitarse.
Adem¨¢s, para los extranjeros, este presunto acoso se suma a la ordenanza municipal que aprob¨® el Ayuntamiento en junio de 2008, en la que se estipula la distancia m¨ªnima que debe existir entre algunos locales comerciales, como locutorios o tiendas de alimentaci¨®n, negocios tradicionalmente regentados por inmigrantes. Para este colectivo, ¨¦sta es otra forma de invitarles a irse.
"Queremos abrir un bazar en un local que durante 30 a?os hab¨ªa tenido esa actividad y no nos dejan porque a dos manzanas de aqu¨ª ya hay otra tienda", cuenta un matrimonio chileno afincado en Espa?a desde hace 10 a?os. Por la ubicaci¨®n del local que tienen alquilado, el Ayuntamiento s¨®lo les permite abrir un quiosco de prensa. "Pero nosotros no queremos eso", dicen. "Y adem¨¢s, cada vez que vamos a hacer la consulta obligatoria para preguntar si es posible abrir alg¨²n negocio, ya nos vale 150 euros. ?Para que te digan que no!", se sulfura ¨¦l.
Este matrimonio, que tambi¨¦n regenta un bar, tampoco pudo poner una terraza en su establecimiento, algo que no le ocurri¨® a la pizzer¨ªa que tienen a escasos metros, de due?o espa?ol. "Y ¨¦l tiene menos espacio en su acera", detalla el marido. "?No te parece incre¨ªble?".
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