Louriz¨¢n se aferra a su cruz
La parroquia reclama el Cruceiro de Estribela que luce en Pontevedra
"Con u?as y dientes" se agarra la parroquia de Louriz¨¢n, en el linde mismo con Mar¨ªn, a su patrimonio cultural y natural, esquilmado en el ¨²ltimo siglo bajo el se?uelo del progreso. Prueba de ese tes¨®n al que alude Mar¨ªa Castro, una vecina con 68 a?os de ribera en la memoria, fue el levantamiento casi ¨¦pico por la Praza de Praceres, partida en dos por la v¨ªa del tren, o la lucha a¨²n viva por la que fuera una de las playas m¨¢s productivas de Galicia, preferida en el siglo XX por los se?oritos y la alta sociedad madrile?a y sepultada hoy bajo el complejo fabril de ENCE. Entre un episodio y otro, los vecinos vuelven a unir su voz para reclamar el Cruceiro de Estribela, arrancado de su entorno original en 1962 y que se levanta ahora en la Praza das Cinco R¨²as, en el centro hist¨®rico de la capital, donde ha servido de reposo a los j¨®venes del botell¨®n.
La pieza se rompi¨® en la celebraci¨®n de la victoria de la Guerra Civil
En el enclave original del cruceiro colocaron una r¨¦plica
Los agraviados consideran la pieza emblema patrimonial de esta parroquia, a la que alguien bautiz¨® como patio trasero de Pontevedra pese a que en su d¨ªa, un siglo atr¨¢s, Praceres hac¨ªa honor a su nombre y concitaba a un turismo de ¨¦lite: condes, marqueses, empresarios y pol¨ªticos de dentro y fuera de Galicia.
Ahora, las cuatro entidades m¨¢s representativas de la zona (comunidad de montes de Louriz¨¢n, asociaciones vecinales de San Andr¨¦s y Estriceres y Plataforma en Defensa da Praza de Praceres) acaban de interponer ante la Direcci¨®n Xeral de Patrimonio una solicitud para recuperar el cruceiro perdido "por un abuso municipal" en plena dictadura y siendo alcalde el intelectual Filgueira Valverde, cuando el gobierno local decidi¨® restaurarlo. Fue en 1962; el cruceiro llevaba guardado en un h¨®rreo de Estribela desde que, con motivo de la victoria fascista en la Guerra Civil, se engancharan unos cables para cargarlos de guirnaldas que acabaron por romper la pieza.
La escultura nunca volvi¨®; en su lugar, en 1999 y ante el malestar vecinal, se supli¨® la original con una r¨¦plica que no acall¨® las quejas vecinales. "Filgueira Valverde se llev¨® el cruceiro y trajo celulosas", sintetiza Mar¨ªa Castro, que conf¨ªa en que la Xunta inste al Ayuntamiento pontevedr¨¦s a reponer ese bien patrimonial "donde nuestros ancestros lo colocaron".
La pieza, que el historiador y director del Museo de Pontevedra Carlos Valle ensalza "por la complejidad decorativa que exhibe", data de 1773 y durante dos siglos fue punto de encuentro de j¨®venes y mayores. "Lo recuerdo de toda la vida y cuando lo quitaron, siendo una jovencita, ya se opuso la gente, pero entonces no pod¨ªas hablar como ahora, hab¨ªa miedo", recuerda Mar¨ªa. Los vecinos se aferran ahora a la Lei do Patrimonio Cultural de Galicia y sostienen que se trata de "un bien inmueble" y, como tal, "inseparable de su entorno". La norma, sin embargo, no tiene car¨¢cter retroactivo y se public¨® a?os despu¨¦s de que se retirara el cruceiro. En la actualidad una maniobra como aqu¨¦lla no podr¨ªa repetirse, salvo con la autorizaci¨®n de dos organismos competentes y en circunstancias excepcionales.
Hasta el siglo XX, m¨¢s que obra de arte los cruceiros cumpl¨ªan un cometido como elementos de identificaci¨®n de l¨ªmite parroquial que la colectividad asum¨ªa como propio. El historiador y tambi¨¦n vecino de Louriz¨¢n Lukas Santiago sostiene que "la gente siempre habl¨® de recuperarlo". "Existe el sentimiento de que nos robaron uno de los elementos m¨¢s destacados de nuestro patrimonio; de hecho, se sigue llamando el Cruceiro de Estribela", asegura.
La presidenta de la asociaci¨®n de Estriceres, Mar¨ªa del Carmen V¨¢zquez, reconoce que el Ayuntamiento casi les "hace ser independientes porque ¨¦sta es la parroquia que m¨¢s vecinos tiene del municipio y la que m¨¢s abandonada est¨¢". "A ra¨ªz de los problemas del tren
[cuando la v¨ªa atraves¨® la Praza de Praceres, a los pies de la iglesia parroquial], el abandono fue total", a?ade.
La acci¨®n se enmarca en un plan de dinamizaci¨®n cultural de la parroquia para poner en valor los elementos m¨¢s destacados del patrimonio natural y cultural y que pasa, necesariamente, por recuperar la ensenada de Louriz¨¢n cuando ENCE agote la concesi¨®n en 2018. Hasta entonces, advierten los colectivos sociales, no van a "esperar de brazos cruzados". Al cruceiro le seguir¨¢ el Pazo de Louriz¨¢n y su jard¨ªn bot¨¢nico, y la recuperaci¨®n del yacimiento romano sepultado bajo las v¨ªas del tren que conducen al puerto de Mar¨ªn. Son el punto de partida de una parroquia que se aferra a su memoria.
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