Una oraci¨®n para la ¨¦lite pol¨ªtica
Nadie que no haya vivido en Estados Unidos -un pa¨ªs que proclama su fe en Dios en los billetes de d¨®lar- puede entender el Desayuno Nacional de Oraci¨®n, un acto en el que la ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica de Washington se re¨²ne en torno a su presidente para inaugurar el curso pol¨ªtico el primer jueves de febrero de cada a?o desde 1953.
La organizaci¨®n corre a cargo de una fundaci¨®n cristiana conservadora conocida como La Familia, que lidera Doug Coe, antiguo asesor del presidente Eisenhower, y cuenta con una residencia en Washington, donde se alojan numerosos congresistas cuando acuden a la capital, y una mansi¨®n en el campo (La Casa de los Cedros) en la que se celebran ejercicios espirituales y que han visitado notables personalidades, incluido el Rey de Espa?a.
Pero los anfitriones son los coordinadores de los grupos de oraci¨®n del Senado y la C¨¢mara de Representantes; en esta ocasi¨®n, los senadores Amy Klobuchar (dem¨®crata) y Johnny Isakson (republicano). Aunque los actos se desarrollan a lo largo de toda la semana, el colof¨®n es el desayuno que, en el hotel Washington Hilton, reunir¨¢ hoy a unos 3.500 invitados; incluidos m¨¢s de 150 congresistas.
Un invitado por a?o
Cada a?o hay un invitado especial y, en esta ocasi¨®n, por decisi¨®n de Obama, le ha correspondido a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que har¨¢ una breve intervenci¨®n (menos de 10 minutos), inspirada en el pasaje de la Biblia elegido por ¨¦l. Es un honor dif¨ªcil de rechazar.
El invitado del a?o pasado fue el ex primer ministro brit¨¢nico Tony Blair, convertido al catolicismo, pero en ediciones anteriores han pasado por esta tribuna personajes tan diversos como el cantante irland¨¦s Bono (de U2), la madre Teresa de Calcuta e incluso l¨ªderes musulmanes, como la paquistan¨ª Benazir Bhutto o el rey Hussein de Jordania.
El acto se inicia con una serie de saludos y lecturas de salmos, no necesariamente ortodoxos, como demuestra que una de las plegarias la hiciera el a?o pasado un hechicero sioux. Lo cierra la intervenci¨®n del presidente de EE UU que, en 2009, pocos d¨ªas despu¨¦s de llegar a la Casa Blanca, Obama convirti¨® en un alegato contra el fundamentalismo islamista, al recordar que ninguna religi¨®n justifica el asesinato de inocentes.
Tras la retirada del presidente, los invitados se dedican a su verdadero objetivo: cultivar las relaciones sociales y los contactos. Sin presencia de periodistas, pues se supone que es un acto privado.
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