La matanza de j¨®venes se vuelve contra Calder¨®n
El crimen de Ciudad Ju¨¢rez desata cr¨ªticas a la estrategia contra el 'narco'
A los 14 j¨®venes de entre 15 y 19 a?os asesinados el s¨¢bado por la noche en Ciudad Ju¨¢rez los mataron dos veces. La primera fue cuando un grupo de sicarios lleg¨® a la calle Villas del Portal, donde los muchachos celebraban una fiesta de cumplea?os, y los ametrallaron sin contemplaciones. La segunda cuando, s¨®lo unas horas despu¨¦s del crimen, las autoridades mexicanas, encabezadas por el presidente, Felipe Calder¨®n, difundieron la sospecha de que todo se deb¨ªa a un ajuste de cuentas entre carteles de la droga.
Los familiares de los j¨®venes, en su mayor¨ªa buenos estudiantes y deportistas, colocaron sobre los ata¨²des abiertos unos folios en los que exig¨ªan a las autoridades justicia y respeto. "Ya que no son capaces de proteger la vida de nuestros hijos", exig¨ªa una madre, "que al menos nos dejen enterrarlos sin pisotear su dignidad".
Desde hace tiempo, toda v¨ªctima es sospechosa en M¨¦xico. El Gobierno, incapaz de frenar la creciente ola de violencia, maneja la teor¨ªa de que un tanto por ciento muy alto de las v¨ªctimas pertenece al crimen organizado: "Se est¨¢n matando entre ellos". Pero el crimen del s¨¢bado ha dejado al aire dos fallas muy importantes de la estrategia de Calder¨®n. La primera es que los 5.000 soldados y 1.500 polic¨ªas federales desplegados en el Estado de Chihuahua -del que la fronteriza Ciudad Ju¨¢rez es la plaza m¨¢s grande y m¨¢s violenta- no son capaces de impedir que entre 16 y 20 sicarios a bordo de cuatro o cinco camionetas bloqueen una calle de la ciudad, se bajen con toda la tranquilidad del mundo y vac¨ªen sus cargadores sobre 60 muchachos que celebraban una fiesta, matando a 14 de ellos, a dos adultos que pasaban por all¨ª, y dejando tras de s¨ª un reguero de sangre y heridos.
La segunda falla tiene que ver con la criminalizaci¨®n sistem¨¢tica de las v¨ªctimas. Durante las ¨²ltimas horas, todo el pa¨ªs ha presenciado en directo los esfuerzos denodados de las autoridades por situar el crimen bajo el ep¨ªgrafe tranquilizador de "ajuste de cuentas". Las autoridades llegaron a presentar ante la prensa a un tipo que, de espaldas, declar¨® que los j¨®venes fueron acribillados porque pertenec¨ªan a una pandilla a sueldo de El Chapo Guzm¨¢n, m¨¢ximo jefe del cartel de Sinaloa. Pero las im¨¢genes que llegan son las de ata¨²des abiertos, con muchachos en su interior de 15, 16 y 17 a?os, algunos de ellos, como Jos¨¦ Adri¨¢n Encina, due?os de un expediente acad¨¦mico lleno de matr¨ªculas de honor. ?Sicarios a sueldo de El Chapo Guzm¨¢n?
Lo que s¨ª vuelve a recordar el crimen del s¨¢bado es que, cuando Calder¨®n lleg¨® al poder, en Ciudad Ju¨¢rez mor¨ªan asesinadas dos personas al d¨ªa. En 2008, el promedio subi¨® hasta cinco. Y, el a?o pasado, eran ya siete las muertes diarias. Basta darse una vuelta por Ciudad Ju¨¢rez para comprobar que muchas de las v¨ªctimas eran j¨®venes captados por alguna organizaci¨®n criminal y asesinados en represalia por un cartel rival. Pero tambi¨¦n es muy f¨¢cil encontrar entre los m¨¢s de 3.000 muertos del a?o pasado un buen n¨²mero de abogados, polic¨ªas, ingenieros, m¨¦dicos o periodistas. Todos ellos convertidos a un tiempo en cad¨¢veres y en sospechosos.
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