Avi¨®n se escribe con a de extorsi¨®n
Un pa¨ªs puede meterse en cualquier parte, y si no me creen, vean c¨®mo los 500.000 kil¨®metros cuadrados de Espa?a caben en las carteras de los controladores a¨¦reos, que ya preparan con vistas a la Semana Santa su extorsi¨®n de todas las vacaciones, esa que convierte cada aeropuerto en una trampa y el de Barajas, que es el m¨¢s grande, en dos. Ya s¨¦ que extorsi¨®n es una palabra fuerte, que de equis para la derecha te retuerce el brazo, te exprime igual que si fueses media naranja; pero ?de qu¨¦ forma podr¨ªamos llamar a lo que hacen unas cuantas personas, no muchas, que al levantarse por las ma?anas dicen: o me dan 20.000 euros m¨¢s al a?o o le meto un palo en la rueda a la madre patria y la dejo parada en la cuneta. El ministro de Fomento quiere rebajar el salario de esa gente desde los 330.000 euros de media que al parecer cobran cada curso hasta los 200.000, y en algunos lugares sustituirlos por sistemas autom¨¢ticos y t¨¦cnicos mucho m¨¢s baratos que los manejen. Los 200.000 euros no est¨¢n mal, ?verdad? Juan Urbano y yo se lo hac¨ªamos a AENA por la mitad y, de propina, le infl¨¢bamos las ruedas a los aviones, les limpi¨¢bamos las ventanas con Cristasol, repas¨¢bamos las costuras a los reposacabezas y copi¨¢bamos poemas de Rub¨¦n Dar¨ªo en las bolsas de vomitar, para entretener a los pasajeros que se hayan olvidado el libro de Stieg Larsson en casa.
A Madrid se le para el coraz¨®n en Barajas cada vez que los controladores miran el reloj
"La clave est¨¢ en las horas extras", me dice, precisamente desde la T-4 de Madrid, Juan Urbano, que ya saben que es curioso por naturaleza y habitante de los aeropuertos por razones laborales: si empalm¨¢semos todas las escaleras mec¨¢nicas por las que sube y baja de planta a planta de Barajas cada a?o, llegar¨ªamos a Marte. En la pen¨²ltima huelga encubierta de los controladores en Barajas, durante la cual una tercera parte de ellos -que debe de ser la que tiene m¨¦dicos con menos deontolog¨ªa en la sangre-, se dio de baja, Juan sufri¨® 14 horas de retraso en un vuelo a Latinoam¨¦rica, tres de ellas dentro de la nave. "Lo que hacen ahora", me explica, al otro lado del tel¨¦fono, "es alargar la negociaci¨®n hasta el 31 de marzo, porque ese d¨ªa termina la posibilidad de ampliaci¨®n de la jornada laboral obligatoria, que es lo que hace falta para ir ajustando el n¨²mero de controladores a las necesidades del tr¨¢fico a¨¦reo, pero tambi¨¦n es justo de lo que no quieren ni o¨ªr hablar, porque ah¨ª es donde tienen escondida la mina: como por razones de seguridad s¨®lo pueden trabajar un n¨²mero de horas determinado -1.200 al a?o, o 100 al mes, mientras que una persona normal no baja de las 250-, el resto lo consideran horas extraordinarias y las cobran a precio de oro, con lo cual entramos directamente en el territorio de los psicof¨¢rmacos y aprendemos que un euro es una moneda para los pobres y una droga para los otros: me pones dos billetes m¨¢s encima de la mesa y vuelvo a estar fresco como una lechuga, vamos, que te aterrizo cinco Boeing 747 con cada mano".
A Madrid se le para el coraz¨®n en Barajas cada vez que los controladores miran el reloj y hay que operar s¨®lo con tres pistas y cerrar las dem¨¢s. "Miran el reloj y se ponen estrictos, tirando a c¨ªnicos: '?Ah, pues si hay que trabajar lo que dice el convenio, aqu¨ª me paro! Suelten las maletas y pillen tres asientos seguidos para tumbarse". No dicen que ser¨ªa muy sencillo ampliar la plantilla y el ahorro ser¨ªa enorme, porque su sueldo base es de 170.000 euros pero, seg¨²n cont¨® hace muy poco el ministro de Fomento, en 2008, que es el ¨²ltimo ejercicio del que se ten¨ªan datos, 713 de ellos cobraron entre 360.000 y 540.000; 135 ingresaron m¨¢s de 600.000 euros y 28, m¨¢s de 700.000 euros. Alguno lleg¨® a los 900.000. ?sas son las razones por las que las ciudades de Espa?a, y en especial Madrid, van a volver a quedarse en tierra la pr¨®xima Semana Santa. ?A que el t¨ªtulo de esta columna les hab¨ªa parecido raro? ?A que ahora ya no se lo parece tanto?
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