Oiga, Chac¨®n
Se?ora Chac¨®n, d¨ªgame que nuestros soldados no est¨¢n muriendo en vano en Afganist¨¢n. Que la arriesgada misi¨®n que Espa?a desarrolla en dicho pa¨ªs va consiguiendo enterrar el burka, promover la educaci¨®n de las mujeres, abrirles la asistencia sanitaria y otras minucias que suelen agradar al bello sexo, e incluso, en ocasiones, facilitar su ascenso hasta las m¨¢s empinadas cimas. J¨²reme que las tropas extranjeras han conseguido all¨ª algo m¨¢s que construir un estadio de f¨²tbol, apisonar unas cuantas carreteras, montar unos dispensarios y regalarle un armario para abrigos al t¨ªtere Karzai.
Si nuestra lucha es noble, me cuente entonces por qu¨¦ demonios sigue en su sitio la alcaldesa de Cunit, despu¨¦s de su conducta en el caso Fatima Ghailan. Fatima, musulmana y mediadora cultural en el Ayuntamiento de esa localidad tarraconense, fue acosada por el im¨¢n de su comunidad y otros fan¨¢ticos por no seguir sus rancias costumbres, e interpuso denuncia contra ellos. Alberich la amonest¨®, dici¨¦ndole que iba a causar un conflicto social.
Expl¨ªquenmelo, se?ora Chac¨®n y otras damas del Gobierno: ?conflicto social por aceptar la forma de vida, m¨¢s civilizada y libre, que este pa¨ªs ofrece a sus mujeres, y que nosotras queremos para nuestras hermanas sometidas? Que el se?or Montilla no sepa y no conteste es natural. Por eso es el se?or Montilla: quiz¨¢ si fuera la se?ora Pubilla estar¨ªa de acuerdo conmigo. Pero que ustedes, las encumbradas socialistas, no pongan firmes a Judit Alberich, es una ofensa. No ya a las mujeres, que estamos acostumbradas, sino a los muchachos que mueren en Afganist¨¢n, seg¨²n dicen, por defender nuestros valores.
Fatima deber¨ªa recibir de ustedes una medalla p¨®stuma. Ha ca¨ªdo v¨ªctima de la insensibilidad oficial, y con ella caen las esperanzas de cuantas quieren quitarse el velo de la mente y de la cabeza. Ganan los extremistas. Felicidades.
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