La atracci¨®n de la utop¨ªa
Acert¨® Zapatero al escoger para el apartado social de su plegaria estos art¨ªculos del Deuteronomio, el libro m¨¢s humanitario de los cinco que llenan de exigencias y consejos al mejor Mois¨¦s del Antiguo Testamento. "No explotar¨¢s al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu pa¨ªs", ordena el profeta. Hay que pagar los jornales a diario ("antes de que se ponga el sol, porque el jornalero est¨¢ necesitado, y su vida depende de su jornal"); no hay que torcer "el derecho del extranjero ni del hu¨¦rfano". Eso dice el libro del Pentateuco que se tiene como el testamento espiritual de Mois¨¦s, la despedida del legislador en los llanos de Moab record¨¢ndole a su pueblo que ellos fueron tambi¨¦n trasterrados y siervos en Egipto. Los biblistas han subrayado el car¨¢cter ut¨®pico del Deuteronomio (literalmente, "la Segunda Ley", por oposici¨®n a la "Primera Ley" recibida por Mois¨¦s en Monte Sina¨ª), es decir, la imposibilidad de ser cumplida, pues cuando se escribe (en torno al siglo ocho antes de Cristo), Israel es ya un pueblo complejo, de ricos y pobres, y con presiones migratorias en la parte norte de su territorio, a cuenta de los asirios.
La cita b¨ªblica elegida: "No explotar¨¢s al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna ciudad de tu pa¨ªs"
El Dios que aqu¨ª se manifiesta no es una divinidad fr¨ªa y distante, sino mirecordioso
Este quinto libro del Pentateuco (los otros son G¨¦nesis, Lev¨ªtico, ?xodo y N¨²meros) resulta, en todo caso, enternecedor. No ha sido casual su cita ayer por el presidente espa?ol, ante un pa¨ªs como Estados Unidos, donde la Biblia es libro de cabecera en decenas de millones de hogares. Lejos de beater¨ªas, tampoco era ocioso recordar al imperio del capitalismo moderno que uno de los ¨ªdolos religiosos universales (Mois¨¦s lo es en grado sumo para las tres confesiones del Libro: jud¨ªos, cristianos y musulmanes), ordena actitudes como ¨¦stas: "Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla, no volver¨¢s para recogerla; ser¨¢ para el extranjero, para el hu¨¦rfano y para la viuda; para que te bendiga Jehov¨¢ tu Dios en toda obra de tus manos. Cuando sacudas tus olivos, no recorrer¨¢s las ramas que hayas dejado tras de ti; ser¨¢n para el extranjero, para el hu¨¦rfano y para la viuda. Cuando vendimies tu vi?a, no rebuscar¨¢s tras de ti; ser¨¢ para el extranjero, para el hu¨¦rfano y para la viuda. Acu¨¦rdate que fuiste siervo en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto".
El Deuteronomio destaca sobremanera entre todos los escritos del Antiguo Testamento. No es un c¨®digo de leyes en sentido estricto, pero sigue siendo una exhortaci¨®n a recordar el sentido y las exigencias de la Alianza. Es simp¨¢tico, directo y c¨¢lido, de un estilo que quiere hablar al coraz¨®n pese a la solemnidad de muchos enunciados. Tan pronto ordena que "no pondr¨¢s bozal al buey cuando trillare", como exige dar descanso a la tierra "cada siete a?os". Es, en fin, un programa de vida inspirado en la predicaci¨®n de los profetas, en los escritos sapienciales y en las tradiciones hist¨®ricas del Pentateuco, desde los tiempos patriarcales hasta la entrada en la Tierra prometida. El Dios que aqu¨ª se manifiesta no es una divinidad fr¨ªa y distante, sino un dios misericordioso que est¨¢ cerca de su pueblo porque lo ama y espera ser amado. Nunca se han cumplido estos mandatos, pero el magisterio del profeta trascendi¨®, desde las primeras comunidades cristianas (donde todo se ten¨ªa en com¨²n y se compart¨ªa), hasta el marxismo aut¨¦ntico. En fin, utop¨ªas, ideales, lugares que no existen.
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