Cuesti¨®n de liderazgo
El fin de la presidencia europea puede ser la ¨²ltima ocasi¨®n de Zapatero para variar el rumbo
El liderazgo del presidente del Gobierno se encuentra en su punto m¨¢s bajo desde que lleg¨® al poder hace seis a?os. La crisis econ¨®mica que Zapatero se neg¨® a reconocer durante meses, y que ahora trata de gestionar con anuncios que se atropellan unos a otros, amenaza con convertir lo que resta de legislatura en un calvario para el Partido Socialista, que parece estar interiorizando un resignado horizonte de derrota. Entretanto, el Partido Popular duda entre mantenerse a la espera o forzar los acontecimientos reclamando un adelanto electoral. Lo que ha descartado es hacer aquello que lo convertir¨ªa en una alternativa de Gobierno y no en un ap¨¢tico recambio por incomparecencia del adversario: definir el proyecto pol¨ªtico que representa, m¨¢s all¨¢ del oportunismo de agitar espantajos demag¨®gicos y populistas cada vez que Zapatero y sus ministros se libran a una nueva comedia de enredo con motivo de los subsidios, los impuestos o las pensiones.
Los desalentadores datos sobre la situaci¨®n pol¨ªtica que arrojan las encuestas, incluida la que publica hoy este diario, no son argumento suficiente para reclamar el fin anticipado de la legislatura. No son los estados de opini¨®n, sino el juego de las mayor¨ªas parlamentarias, lo que debe tomar en consideraci¨®n el jefe del Ejecutivo para adoptar una decisi¨®n que le corresponde en exclusiva. Pero, adem¨¢s, jalear la idea del adelanto electoral en este caso s¨®lo significa reclamar a cara descubierta el poder por el poder, puesto que los ciudadanos muestran hacia la oposici¨®n superior desconfianza que hacia el Gobierno. No es una desconfianza sin motivo: ¨¦ste es el momento en que el pa¨ªs supera los cuatro millones de parados, y en que sus cuentas p¨²blicas comienzan a bordear todas las zonas de alarma, sin que el PP haya avanzado una sola propuesta, dando a entender que s¨®lo cifra su ¨¦xito electoral en la calamidad colectiva.
La esperanza que represent¨® para el Gobierno socialista la presidencia de turno de la Uni¨®n Europea se ha convertido en una r¨¦mora para intentar cualquier salida pol¨ªtica, que deber¨¢ esperar, cuando menos, a que termine el semestre. Esta inoportuna e inevitable par¨¢lisis es el resultado de haber superpuesto una pol¨ªtica econ¨®mica err¨¢tica a una sostenida pol¨ªtica exterior hacia ninguna parte, que ha dilapidado los meses previos so?ando con obtener de la presidencia europea lo que ¨¦sta nunca podr¨ªa dar; en particular, despu¨¦s de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Zapatero cometi¨® el error de imaginar que un semestre de protagonismo infundir¨ªa fuerza a su Gobierno, en vez de componer un Ejecutivo fuerte con el que hacer frente al m¨¢s importante desaf¨ªo diplom¨¢tico de esta legislatura; que, por la situaci¨®n de crisis internacional, era adem¨¢s un desaf¨ªo econ¨®mico. Los resultados de esta estrategia para los intereses generales del pa¨ªs saltan a la vista.
Puede que el final de la presidencia europea sea una de las ¨²ltimas oportunidades de las que dispondr¨¢ Zapatero para corregir el rumbo pol¨ªtico. A partir de ese momento no bastar¨¢ con azuzar al peor PP con una mano mientras que, con la otra, se convoca a los ciudadanos al voto del miedo. ?se es el camino seguido por el jefe del Gobierno cuando el viento soplaba a favor y pod¨ªa sacar a escena asuntos leg¨ªtimos y hasta necesarios, pero utilizados de manera que pusieran en evidencia las reminiscencias ultramontanas del Partido Popular. Pues bien, hoy ese PP es el que adelanta a los socialistas en las encuestas, sin haber hecho otra cosa que dejar que el Gobierno aparezca bajo los focos realizando contorsiones. Sin restablecer la credibilidad del liderazgo pol¨ªtico, las dificultades para que Espa?a salga de la crisis ser¨¢n a¨²n mayores. El de Zapatero se deshilacha, pero el de Rajoy, seg¨²n la misma encuesta, es inexistente.
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