Tejer y destejer
Los bandazos del Gobierno sobre las pensiones aumentan la desconfianza de los inversores
El Gobierno ha decidido poner en sordina el debate sobre el futuro de las pensiones que con tanta determinaci¨®n hab¨ªa abierto dos semanas atr¨¢s. Despu¨¦s de comprobar la ausencia de consenso en el propio gabinete y el rechazo radical de los sindicatos, hostiles a ampliar el periodo de c¨®mputo para calcular la pensi¨®n de cada jubilado, se ha acogido al pretexto de que no es el momento m¨¢s adecuado para plantear el debate sobre la viabilidad del sistema y que queda mucho tiempo antes de que aparezcan s¨ªntomas de crisis en el balance de la Seguridad Social. Con este razonamiento, que encubre el temor de que una reforma de las pensiones costar¨ªa votos y quiz¨¢s una huelga general, ha organizado una notable confusi¨®n sobre una de las medidas m¨¢s convincentes que la vicepresidenta Salgado pod¨ªa esgrimir ante los inversores para defender la solvencia a medio y largo plazo de la econom¨ªa espa?ola. Queda en firme sobre la mesa, sin embargo, la prolongaci¨®n de la vida laboral hasta los 67 a?os.
El momento elegido para plantear el debate sobre los problemas financieros que tiene el sistema de pensiones a partir de 2020 era tan bueno como otro. De esa fecha en adelante, el sistema corre el riesgo de caer en d¨¦ficit estructural, que no se podr¨¢ corregir sin cambios en un plazo razonable. Si entre los miembros del Ejecutivo no exist¨ªa suficiente acuerdo como para un debate de estas caracter¨ªsticas, lo adecuado hubiera sido no suscitarlo el ¨²ltimo viernes de enero; de esa forma no se hubieran frustrado ahora las expectativas de un cambio financiero en el sistema. Lo que en Espa?a, sea por razones de calendario o por falta de acuerdo en el Consejo de Ministros, casi siempre se abandona.
El peor da?o que causa este tejer y destejer no es de consumo interno, sino por la incertidumbre y la desconfianza que provoca entre los inversores. El presidente del Gobierno mencion¨® ayer una supuesta conjura de los mercados contra el euro o contra la econom¨ªa espa?ola. No necesita ir tan lejos ni recurrir a complots de guardarrop¨ªa. La deuda espa?ola pierde credibilidad cada vez que un responsable pol¨ªtico se desdice de lo que dijo antes con rotundidad (caso de las pensiones); y se resiente cuando se presentan planes de austeridad en los que se f¨ªa parte de la recuperaci¨®n de ingresos a tasas de crecimiento del 3% en 2012 o se dan como razonables recortes de gastos de 50.000 millones sin eliminar una sola direcci¨®n general en la tupida mara?a administrativa.
La responsabilidad no queda circunscrita en el Gobierno. El Partido Popular tambi¨¦n es corresponsable de la desconfianza de los mercados hacia la econom¨ªa espa?ola. "El problema no es la econom¨ªa espa?ola, sino Zapatero", clama Rajoy sin caer en la cuenta de qui¨¦n es el rostro y representaci¨®n del pa¨ªs. Los mercados perciben la destructiva pol¨ªtica de la oposici¨®n como un factor m¨¢s de inestabilidad econ¨®mica; y tambi¨¦n que Rajoy no dispone de una pol¨ªtica econ¨®mica articulada, sino tan s¨®lo de cuatro lugares comunes e ideas gen¨¦ricas.
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