Lucha judicial en el museo
Una pol¨¦mica sentencia puede dejar a la Diputaci¨®n de Lugo sin algunas de sus piezas m¨¢s significativas
El Torques de Burela o el Carneiro Alado de Ribadeo pueden tener sus horas contadas en el museo provincial de Lugo, donde constituyen dos de las piezas de orfebrer¨ªa m¨¢s significativas de este espacio cultural que gestiona la Diputaci¨®n lucense. Una pol¨¦mica sentencia, ratificada por la Audiencia Provincial y ahora recurrida por la Diputaci¨®n ante el Supremo, otorga la titularidad de una importante colecci¨®n de orfebrer¨ªa y pintura catalana a los nietos de quien fuera empresario y fil¨¢ntropo gallego, ?lvaro Gil Varela, que en su d¨ªa deposit¨® todo su legado en el museo.
?lvaro Gil -que naci¨® en Lugo en 1905 y falleci¨® en Madrid en 1980- fue una persona vinculada al galleguismo republicano, que desde 1955 realiz¨® numerosas donaciones al Museo Provincial, de las que formaron parte brazaletes, arracadas o pulseras de oro, que constituyen todo un elenco de piezas de incalculable valor.
?lvaro Gil estuvo vinculado al galleguismo republicano La Plataforma Sempre en Lugo reclama que los dep¨®sitos sigan all¨ª
Su gesto le sirvi¨® para que fuera nombrado Hijo Predilecto de Lugo; la misma ciudad donde hoy se cuestiona el comportamiento de quienes conforman la tercera generaci¨®n de este ilustre personaje, que estuvo encarcelado en la Guerra Civil al haber reivindicado, por v¨ªa judicial, la titularidad de las obras all¨ª depositadas por su abuelo. De hecho, se ha creado una plataforma, Sempre en Lugo, que ya ha logrado reunir m¨¢s de 500 adhesiones de personajes ilustres, asociaciones, colectivos culturales o museos como el Reina Sof¨ªa, el Museo del Prado o el Guggenheim, para que los dep¨®sitos de ?lvaro Gil contin¨²en en el mismo lugar.
La familia de Gil Varela inici¨® el proceso de reclamaci¨®n de las piezas en el a?o 2000 y tanto el juzgado de Primera Instancia n¨²mero 2 de Lugo como la Audiencia Provincial han otorgado la raz¨®n a los reclamantes, a los que consideran leg¨ªtimos propietarios de todo el legado cultural de su abuelo, al interpretar que no fue un dep¨®sito, sino un pr¨¦stamo de uso.
El departamento de cultura, gestionado por la parte nacionalista del gobierno de la Diputaci¨®n, quiere encontrar una soluci¨®n para que estos bienes contin¨²en en el museo. De momento no se ha producido un contacto formal y en el seno de la familia no ha sentado bien que el ente provincial hubiera hecho uso del recurso ante el Supremo, por lo que, "temporalmente", han comunicado que suspenden cualquier posibilidad de negociaci¨®n.
El que fuera presidente del ente provincial durante 24 a?os, Francisco Cacharro Pardo (PP), tuvo una particular vivencia con una de las nietas de ?lvaro Gil y bajo su mandato se inici¨® el periplo judicial. Cacharro record¨® que el primer contacto con la familia fue a trav¨¦s de una nieta del benefactor, cuando plante¨® que quer¨ªa hacer un estudio sobre los fondos relacionados con su abuelo y solicit¨® una beca para tal fin, que le fue concedida. El estudio se convirti¨® despu¨¦s en exposici¨®n, tambi¨¦n con la colaboraci¨®n econ¨®mica de la Diputaci¨®n.
Fue despu¨¦s cuando Cacharro Pardo recibi¨® una visita de la antigua becaria y un hermano para plantear que las piezas les pertenec¨ªan, y, ante su sorpresa, reclamaron un contrato de dep¨®sito y que se les reconociera la propiedad. "Sin duda, eso quiere decir que no ten¨ªan documentos de propiedad alguna y que quer¨ªan hacerse con ellos", razon¨® el ex presidente, quien al ser desconocedor de la situaci¨®n jur¨ªdica de esos bienes los remiti¨® al secretario y acto seguido se inici¨® el peregrinaje por los juzgados.
Cacharro Pardo no entiende los fallos judiciales que se han producido, ya que, entre otros aspectos, dijo que no se ha hecho demostraci¨®n "de ning¨²n documento de propiedad mediante testamento" y admite estar "sorprendido", porque el fallo contemple que esas piezas "se pueden llevar para casa, porque no tienen tratamiento de Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC)".
El vicepresidente primero de la Diputaci¨®n, Ant¨®n Bao, no quiere echar ninguna mirada retrospectiva de lo que ha sucedido y prefiere mantenerse "en el presente", para encontrar una soluci¨®n y que las piezas no acaben en una colecci¨®n particular o formando parte de los fondos de otros museos, que ya se han interesado por su situaci¨®n legal.
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