A Sat¨¢n, atentamente, sus v¨ªctimas
Editadas las cartas de los escritores Mija¨ªl Bulg¨¢kov y Evgeni Zamiatin a Stalin
Sorprende en el protagonista de la pel¨ªcula El c¨ªrculo del poder, de Andr¨¦i Konchalovski, su ingenuidad en el tratamiento al poder omn¨ªmodo de Stalin en los albores de la II Guerra Mundial y al final de los grandes procesos de Mosc¨² contra la oposici¨®n de izquierdas y de derechas: el tiempo del Gran Terror en la URSS. Algo de esa ingenuidad y relaci¨®n masoquista hay tambi¨¦n en la correspondencia que establece Mija¨ªl Bulg¨¢kov, el autor de la extraordinaria novela El maestro y Margarita, con Stalin, que encabeza con el familiar saludo "?Muy estimado I¨®sif Visarionovich!", en la que le pide angustiado que cese la persecuci¨®n que padece y le deje volver a sus novelas, a sus obras de teatro, porque para ¨¦l no poder escribir equivale a ser enterrado vivo.
Los dos autores sufrieron un calvario a manos del r¨¦gimen estalinista
"No poder escribir es lo mismo que ser enterrado vivo", se lamenta Bulg¨¢kov
Aparecen publicadas ahora estas cartas, as¨ª como las del escritor Evgeni Zamiatin (Cartas a Stalin, Editorial Veintisiete Letras), a?os despu¨¦s de la inmensa labor que hiciera el investigador Vitali Shentalinski, en su extraordinaria trilog¨ªa (Esclavos de la libertad, Crimen sin castigo y Denuncia contra S¨®crates. Nuevos descubrimientos en los archivos literarios del KGB. Galaxia Gutenberg) contra la amnesia hist¨®rica.
Cuando la perestroika abri¨® en Rusia los primeros horizontes de libertad, Shentalinski se encerr¨® para hacer un estudio de la historia de los escritores durante el periodo sovi¨¦tico que se inicia en 1917. Entr¨® en la Lubianka, sede del KGB en la ¨²ltima reencarnaci¨®n de los servicios de seguridad sovi¨¦ticos, y abri¨® su caja negra para descubrir informes clasificados, documentos que se cre¨ªan perdidos, obras in¨¦ditas de los represaliados: cerca de tres millares de intelectuales.
Lo primero que sorprende en las cartas de Bulg¨¢kov y Zamiatin -muy distintas, las del primero m¨¢s dubitativas; las de Zamiatin m¨¢s directas- es que apenas piden por su supervivencia, a pesar de que pasan pobreza, fr¨ªo y privaciones ("los escritores rusos est¨¢n acostumbrados a pasar hambre", escribe Zamiatin), sino el cese de las persecuciones y el silencio al que son sometidos por parte de las autoridades, los editores, sus propios camaradas del mundo de la cultura.
Dice Bulg¨¢kov que la lucha contra la censura, cualquiera que sea y cualquiera que sea el poder que la detente, representa su deber de escritor, as¨ª como la exigencia de una prensa libre: "Si alg¨²n escritor intentara demostrar que la libertad no le es necesaria, se asemejar¨ªa a un pez que asegurara p¨²blicamente que el agua no le es imprescindible". Por su parte, Zamiatin, militante del partido bolchevique y autor de la novela Nosotros (1920), que prefigura la contrautop¨ªa sobre el gran hermano de Orwell en 1984, fue apartado de la vida p¨²blica como un apestado por los camaradas que lucharon con ¨¦l contra la dictadura zarista y que creyeron en la versi¨®n oficial de que era un enemigo del pueblo. Zamiatin pide a Stalin la expulsi¨®n del pa¨ªs, que le concede, y lo argumenta del siguiente modo. "S¨¦ que aqu¨ª, debido a mi costumbre de escribir seg¨²n mi conciencia y no por mandato alguno, se me considera un escritor de derechas; mientras que all¨ª, por esa misma causa, tarde o temprano me tildar¨¢n probablemente de bolchevique. Pero incluso bajo esas condiciones, all¨ª no me condenar¨¢n a guardar silencio, tendr¨¦ la posibilidad de escribir y de publicar, aunque no sea en ruso".
Gracias a la intercesi¨®n de Gorki, Zamiatin saldr¨¢ de la URSS y no volver¨¢ nunca. Morir¨¢ cinco a?os despu¨¦s en Par¨ªs, tras haber adaptado a su protector, M¨¢ximo Gorki, en Los bajos fondos, y haber colaborado con el director de cine Jean Renoir. En cambio, Bulg¨¢kov permanecer¨¢ en el exilio interior y sufrir¨¢ prohibiciones, insultos, amenazas, retiradas de sus obras del cartel, manipulaci¨®n de sus textos y el robo de sus manuscritos, lo que le llevar¨¢ al borde de la locura.
En una de sus cartas, Bulg¨¢kov habla a Stalin de las cr¨ªticas de sus obras publicadas en la prensa sovi¨¦tica: de ellas, tres son laudatorias y 298 hostiles e injuriosas; por ejemplo, se le describe como un barrendero de la literatura ocupado de recoger las sobras de una mesa despu¨¦s de haber vomitado en ella una docena de invitados. Por ello, el autor de El maestro y Margarita o La guarda blanca suplica a Stalin que le autorice a abandonar la URSS con su mujer, ya que para ¨¦l "no poder escribir es lo mismo que ser enterrado vivo".
En abril de 1930, suena el tel¨¦fono del domicilio de Bulg¨¢kov; es el propio Stalin. Aparentemente, ¨¦ste convence al escritor de que un intelectual ruso no puede vivir fuera de su patria y le proporciona trabajo en el Teatro del Arte; en la conversaci¨®n, Bulg¨¢kov, profundamente impresionado por su interlocutor, no se atreve a reiterar su petici¨®n de exiliarse del pa¨ªs. Stalin termina dici¨¦ndole: "Tendr¨ªamos que reunirnos para hablar", pero esa conversaci¨®n no se producir¨¢ nunca y Bulg¨¢kov sobrepasar¨¢ la depresi¨®n y la demencia ante las continuas duchas escocesas a las que le someten las autoridades sovi¨¦ticas, sin duda por orden de su secretario general.
Bulg¨¢kov termina de escribir su obra maestra, una de las novelas m¨¢s importantes del siglo XX, en 1940, semanas antes de su muerte, pero s¨®lo en 1989, con la perestroika de Gorbachov, se publicar¨¢ en la URSS su versi¨®n definitiva, m¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s de su edici¨®n en Occidente. Nunca conocer¨¢ los efectos de la analog¨ªa que hay en El maestro y Margarita entre Sat¨¢n y Stalin.
En la relaci¨®n epistolar aparecida ahora en Espa?a se estima la posibilidad de que algunas cartas de Bulg¨¢kov probablemente fuesen cartas comenzadas, proyectadas y nunca enviadas. Las firmaba con el seud¨®nimo de Tarz¨¢n y trataba de establecer lazos personales con Stalin. El ant¨®lo-go se pregunta: "?Se trata de ingenuidad, de adulaci¨®n servil, de masoquismo o de fascinaci¨®n? Sin duda, todo a la vez".
Un miedo paralizante recorri¨® las vidas de muchos intelectuales hasta que Stalin muri¨® en marzo de 1953. Estas cartas reflejan ese miedo y la necesidad de huir de ¨¦l. Quiz¨¢ porque como Konchalovski hace decir a Stalin en El c¨ªrculo del poder: "Yo lo s¨¦ todo. Todo de todo el mundo". Esta pel¨ªcula, las investigaciones de Shentalinski o las cartas a Stalin ayudan a comprender la naturaleza del estalinismo y la banalizaci¨®n del Mal, con may¨²sculas.
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