Contra la privatizaci¨®n, buen servicio p¨²blico
El debate sobre lo p¨²blico-privado en los servicios p¨²blicos es parte del debate m¨¢s general sobre el papel del Estado y del mercado en la econom¨ªa de las sociedades industriales modernas. Es un debate complejo, arcano para los no iniciados, cuyas conclusiones equivocadas castigan a los ciudadanos y a los pa¨ªses, como muestra la crisis econ¨®mica actual producto de la falta de regulaci¨®n y controles p¨²blicos de los mercados financieros. La mejor experiencia mundial nos dice que los pa¨ªses m¨¢s avanzados lo son en gran medida porque tienen buenos servicios (educaci¨®n, sanidad, etc¨¦tera), que son bien gestionados dentro del sector p¨²blico.
La palabra privatizaci¨®n tiene mucha m¨¢s complejidad de lo que a primera vista parece. Conviene distinguir y analizar separadamente (1) lo que se privatiza (propiedad, actividades, financiaci¨®n, provisi¨®n, o una combinaci¨®n de ellas); (2) el destinatario final de la privatizaci¨®n (entidad empresarial de car¨¢cter comercial o sin ¨¢nimo de lucro) y (3), el proceso, forma y detalles de contrato, incluyendo en ¨¦ste: precio-contraprestaci¨®n, transparencia y publicidad, duraci¨®n y plazos, seguimiento y control por parte del Estado, est¨¢ndares de calidad y garant¨ªas del servicio, cl¨¢usulas de reversi¨®n, sanciones por incumplimiento, etc¨¦tera.
El tema clave a tener en cuenta, desde el punto de vista del inter¨¦s general en relaci¨®n a las privatizaciones, es su contribuci¨®n o el riesgo que suponen para los objetivos y valores a los que responde el servicio p¨²blico. En muchos casos evaluar este punto con rigor es extraordinariamente dif¨ªcil, casi imposible, debido a problemas tanto te¨®ricos (metodolog¨ªa) como pr¨¢cticos (especialmente ausencia de informaci¨®n), siendo frecuente la falta de voluntad evaluadora de los pol¨ªticos que impulsan la privatizaci¨®n y de los agentes implicados en ¨¦sta. De ello son ejemplos de libro la resistencia de los Gobiernos del PP de Valencia y de Madrid a dar al Parlamento informaci¨®n sobre sus privatizaciones sanitarias "modelo Alzira". Como en todo lo p¨²blico, el nivel de transparencia es el mejor indicador para juzgar las intenciones y la realidad de las pol¨ªticas.
Transparencia es hacer p¨²blica toda la informaci¨®n, pero incluye tambi¨¦n explicar el porqu¨¦ de las decisiones. No deja de ser significativo el gran d¨¦ficit de transparencia que caracteriza a los procesos de privatizaci¨®n de nuestro pa¨ªs; sus mentores no se molestan en ofrecer justificaci¨®n alguna, m¨¢s all¨¢ de declaraciones de prensa o esl¨®ganes. Por ejemplo, la decisi¨®n, compleja y no poco radical de privatizar por concesi¨®n administrativa toda la atenci¨®n sanitaria de un cuarto de mill¨®n de ciudadanos de M¨®stoles, dedica ¨²nicamente 16 l¨ªneas, irrelevantes, al ep¨ªgrafe 2.5 Justificaci¨®n de la soluci¨®n elegida.
En esa ausencia de transparencia, desgraciadamente tan frecuente, otro criterio importante para evaluar las privatizaciones es la existencia de conflictos de inter¨¦s a los que ¨¦stas pueden dar lugar. En este sentido es muy importante la naturaleza, con o sin ¨¢nimo de lucro, del destinatario final de la privatizaci¨®n. El conflicto potencial entre la b¨²squeda de beneficio y los objetivos del servicio p¨²blico es tan importante que pa¨ªses como Holanda y Canad¨¢ tienen limitaciones severas a los servicios sanitarios del sector privado con ¨¢nimo de lucro; en esta misma l¨ªnea, el Estado brasile?o de S?o Paulo limita las concesiones sanitarias a entidades sin ¨¢nimo de lucro. Sin embargo en Valencia y Madrid tenemos la paradoja de ver a compa?¨ªas de seguros sanitarios privados gestionando el seguro sanitario p¨²blico. Los conflictos de inter¨¦s entre los objetivos y valores de los servicios p¨²blicos y los operadores privados de ¨¦stos no s¨®lo son econ¨®micos, pueden ser profesionales (evitar competencia, generar lista de espera, etc¨¦tera), pero tambi¨¦n de naturaleza pol¨ªtica o ideol¨®gica, especialmente en la educaci¨®n.
El control p¨²blico de los servicios externalizados es otro punto cr¨ªtico. No sirve para mucho detallar una larga lista de cl¨¢usulas en los contratos si luego no existen medios para velar por su cumplimiento, ¨¦ste no se hace p¨²blico con garant¨ªas, o los responsables del control pueden saltar de lo p¨²blico a lo privado sin problemas.
En una sociedad como la nuestra, los servicios p¨²blicos, y de un modo especial educaci¨®n y sanidad, est¨¢n basados en valores compartidos de solidaridad, igualdad y justicia social. La mejor forma de reforzarlos es hacer que sean buenos. Para ello, se necesitan leyes y controles, pero sobre todo fuertes dosis de ejemplaridad ¨¦tica en la pol¨ªtica, la sociedad y los profesionales.
Jos¨¦ Manuel Freire es profesor de la Escuela Nacional de Sanidad.
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