Cuidado con el agujero
La entente francoalemana sigue siendo una potente locomotora en el coraz¨®n de Europa, al menos cuando los principales mec¨¢nicos est¨¢n de acuerdo sobre c¨®mo usarla. El paquete de ayuda financiera de la Uni¨®n Europea (UE) para Grecia -que todav¨ªa no se ha completado pero que en principio se ha acordado- s¨®lo fue posible porque Par¨ªs y Berl¨ªn acordaron que Grecia no se quedar¨ªa en la estacada.
Falta por ver si se ha logrado el equilibrio adecuado entre los riesgos de los peligros morales y la necesidad de ayudar a un miembro en apuros, inmerso en una grave, aunque esperamos que corta, crisis. Seg¨²n la mayor¨ªa de los indicadores, el plan griego de reducci¨®n del d¨¦ficit, ya endurecido tras la presi¨®n de la UE, podr¨ªa acabar siendo incluso m¨¢s estricto. Los miembros de la zona euro, a su vez, se asegurar¨¢n que Grecia obtiene la financiaci¨®n que se necesita.
Aun as¨ª, independientemente de los detalles -en los que unos pocos demonios todav¨ªa podr¨ªan acechar-, el plan griego marcar¨¢ un hito en la corta historia de la moneda ¨²nica. Para empezar, le ense?ar¨¢ a otros miembros del euro propensos al d¨¦ficit que los pa¨ªses caprichosos s¨®lo reciben un tipo de amor muy duro. Si todo va bien tambi¨¦n demostrar¨¢ que la zona euro es capaz de ocuparse de sus propias crisis.
Iron¨ªas de la vida, Francia y Alemania estaban tradicionalmente entre los miembros de la zona m¨¢s reacios a la hora de acordar una cooperaci¨®n m¨¢s estrecha en materia de pol¨ªtica econ¨®mica. La crisis podr¨ªa servir de llamada de atenci¨®n a los Dos Grandes en cuanto a la necesidad de una mayor integraci¨®n europea.
La unidad en el seno de la zona tambi¨¦n ha puesto de manifiesto la distancia con los miembros de la UE que han conservado sus propias monedas. Encabezados por el Reino Unido, este grupo se ha resistido en¨¦rgicamente a tomar parte en el plan de rescate griego, pero al final acabar¨¢ probablemente pagando una parte de la factura porque Grecia no saldr¨¢ f¨¢cilmente de un largo periodo de prolongada deflaci¨®n sin una seria ayuda de la UE.
La pretensi¨®n de que la crisis griega es exclusivamente un problema del euro podr¨ªa resultar imprudente. Como podr¨ªa serlo el temor o la esperanza de que el euro y sus partidarios se derrumben ante el primer indicio de problemas.
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